jueves, 22 de marzo de 2012

De cínicos a flagrantes - Purificación Carpinteyro


Purificación Carpinteyro

Hace cuatro años los poderosos reinaban, pero cabía la esperanza de reducir su poder. Hoy reinan los mismos, pero fortalecidos con el obsequiosismo y la tolerancia de quienes detentando el poder público lo utilizan para beneficio privado.

Es cierto que para el año 2008 las concesiones de Televisa y Azteca ya habían sido renovadas gratuitamente por el gobierno anterior, que además les premió con concesiones adicionales. Igualmente es verdad que, para entonces, los operadores de televisión por cable ya habían conseguido aprobación para competir contra Telmex ofreciendo, en paquete, servicios de televisión, telefonía e internet -el conocido "triple play", que ese operador no tenía derecho a ofrecer.

Pero es innegable que el gobierno aún contaba con suficientes fichas para reordenar al sector de las comunicaciones electrónicas, y que si no lo hizo fue porque decidió no asumir el costo.


Hace cuatro años, Televisa tenía la firme intención de incrementar su participación en el mercado de las telecomunicaciones y para conseguirlo estaba dispuesta a invertir más de mil 500 millones de dólares. No por nada: en 2008, este mercado alcanzó casi 33 mil millones de dólares en ventas, en tanto que el de la televisión abierta y de paga apenas superó los 3 mil millones.

En esa época, Grupo Salinas, dueño de TV Azteca, se enfrentaba a una encrucijada respecto a qué hacer ante una situación de insolvencia de Iusacell, y la oportunidad de participar en el mercado de televisión de paga, utilizando el canal "espejo" que el gobierno le había concesionado o invirtiendo agresivamente para desplegar redes de fibra óptica en las principales ciudades del país, a través de las que ofrecería el paquete de servicios "triple play" y "cuádruple play" -voz, internet y televisión móvil-, en competencia con Telmex y con Telcel, pero también en contra de la intención de su competidor Televisa de crecer en estos mercados.

Telmex continuaba en su lucha para que el gobierno accediera a eliminar la prohibición incorporada en su título de concesión, que hasta hoy le impide competir contra los operadores de cable ofreciendo televisión de paga. Y los competidores de Telmex demandaban condiciones equitativas y razonables para poder competir en el mercado de las telecomunicaciones.


Pero el suculento mercado de las telecomunicaciones dominado por el binomio Telmex-Telcel, que en el México del 2008 alcanzó casi 33 mil millones de dólares en ventas, no sólo abrió el apetito de las televisoras y los cableros, sino que también lo hizo con MVS, que alineó sus fuerzas con operadores internacionales para competir agresivamente por una participación de mercado a través de un innovador proyecto. Y es que por cada punto porcentual de mercado que MVS consiga ganar ofreciendo servicios de Banda Ancha para Todos, Televisa y sus subsidiarias perderán una oportunidad de sumar ingresos equivalentes a 333 millones de dólares.

En este entorno de intereses particulares, dispuestos a realizar fuertes inversiones para la construcción de redes e infraestructura indispensable para la competitividad del país, el resultado de la política de laissez-faire adoptada por el gobierno generó las condiciones para que México permaneciera sediento y envidioso del flujo de inversiones hacia nuestro vecino del norte por Televisa, y hacia Sudamérica por Telmex.

Así, la falta de directriz permitió que empresas obligadas a ser competidores -como Televisa y TV Azteca- pensaran en la posibilidad de aliarse, eliminando del mercado a un potencial competidor -como es el caso de la compra de 50 por ciento de Iusacell por Televisa, pendiente de ser resuelta por la Comisión Federal de Competencia. Eliminó los incentivos para que Telmex invirtiese en la modernización su red para estar en posibilidad de ofrecer televisión de paga; y restó presión competitiva a la industria de TV por cable, que no vio urgencia en aplicarse para ofrecer mejores servicios a menor precio, porque no tenía competidor.


Pero por si no fuese poco, frenó el proyecto de Banda Ancha para Todos de MVS, utilizando argumentos que, de ser aplicables a esta empresa, tendrían que serlo al resto, como Televisa y TV Azteca en lo que toca a la renovación de sus concesiones en el sexenio anterior.

"Al amigo justicia y gracia. Al enemigo la ley a secas", dicta con cinismo la máxima juarista. Pero hay de cínicos a flagrantes: una cosa es que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes se preste a servir de barrera para impedir que Televisa tenga rivales utilizando todo tipo de argucias legales, y otra muy diferente es evidenciar su servilismo, permitiendo que el anuncio de una supuesta decisión contra un competidor sea realizado por un ejecutivo de Televisa. ¿O de cuándo a acá lo contrataron como vocero?

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