jueves, 15 de septiembre de 2011

De Afganistán a México


Llegó el nuevo embajador de EU Anthony Wayne sustituto de Pascual quien hizo oportuno mutis. Asistirá con el Cuerpo Diplomático a las fiestas patrias, que de no volverlas a banalizar el Presidente, le permitirán apreciar nuestro nacionalismo.

Acreditado ante un gobierno que fenece, el embajador estadounidense apenas presenciará el cierre de sus políticas, en la no intervención. El Estado permanece, nuestra interrelación continuará como corresponde, en el respeto a nuestras soberanías.

En su audiencia de confirmación en el Senado norteamericano, fue interrogado sobre “el futuro de la guerra contra los cárteles de la droga luego de las elecciones del 2012 y el daño de la operación Rápido y Furioso”, Wayne comprometió evitar se repitan y a buscar “la continuación de la colaboración con México en esa lucha”.

Pero esa guerra y esa colaboración confronta fuerte oposición ciudadana por su carácter policiaco militar; más de 50 mil muertos delincuentes y víctimas inocentes, “daños colaterales”. Múltiples sectores sociales reclaman alto a la militarización que genera graves consecuencias. Se insiste: la lucha contra la delincuencia empieza por políticas sociales, en una sociedad escindida, pobreza, desempleo, ausencia de oportunidades para los jóvenes que se acentúan por recorte del gasto y su desvió al presupuesto en seguridad.

La colaboración norteamericana es bélica, induce al gobierno a concentrarse en la persecución militar del tráfico hacia EU, sin que allá exista nada similar. Independientemente del crimen oficial Rápido y Furioso, fluyen armas provenientes de EU abastecedores de las bandas asesinas que nos impulsan a combatir y no atacan allá seriamente el consumo de enervantes, la causa principal.

La prensa norteamericana informa lo que aquí se niega, la colaboración resulta en irrupción creciente de agentes norteamericanos en México, hasta el Comando Norte “nos apoya”. Recientes informaciones afirman que veteranos de Irak y Afganistán y mercenarios llamados contratistas se aprestan para también “colaborar”. Verdadera intervención prohibida por nuestra Constitución.

La salida de Pascual que motivó una pregunta del senador Richard Lugar en su confirmación, fue por la indignación de Calderón por informaciones sobre estas intromisiones surgidas de la Embajada de EU, reveladas por Wikileaks.

En la Cumbre Mundial sobre seguridad en Cancún, el secretario adjunto de la Agencia Antinarcóticos, Brownfield reconoció que EU se equivocó creyendo que resolvería el narcotráfico país por país aplicando agresivamente la ley, siendo que involucra aspectos económicos, sociales, educativos, salud, sistemas financieros. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza americana confirma que la lucha enfocada a descabezar grupos criminales es ineficaz, no acaba al negocio. En diversos estudios norteamericanos se reconoce que la simple fuerza no es el camino. La colaboración existente es ineficaz para “construir una relación de confianza” como prometió el embajador en su Senado.

La insistencia de EU de que vivimos una insurgencia y que su colaboración replicará su estrategia en Afganistán es absurda, su fracaso se detalla en el NYT (11 sept.): “10 años, billones perdidos; contratos norteamericanos enriqueciendo a unos cuantos; apoyo a un gobierno corrupto; asociación con traficantes de opio; nula construcción institucional; pobreza; entrenamiento de ejército y policía ineficaces; asesinatos selectivos inútiles. Todo por el dominio del Ejercito y la CIA en Washigtón” El fracaso de la solución militar, su contrainsurgencia, es evidente: ayer los talibanes atacaron la embajada americana en Kabul. Wayne lo sabe, urge cambiar el sentido de la colaboración.

mbartlett_diaz@hotmail.com

Ex secretario de Estado

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