jueves, 11 de agosto de 2011

Independencia vulnerada


El New York Times publicó el domingo 7, en primera plana, un artículo titulado “EU amplía su rol en la guerra mexicana contra la droga”. Detallan la ampliación: “enviar nuevos operativos de la CIA y personal militar retirado, considerando desplegar contratistas privados para seguridad, para darle la vuelta a un multibillonario esfuerzo con pocos resultados. Recientemente —continúan— un pequeño número de operadores de la CIA y empleados civiles militarizados fueron incorporados a una base militar en México, trabajando junto a mexicanos recolectando información”. Afirman que “funcionarios de ambos lados de la frontera han diseñado cómo darle la vuelta a las leyes mexicanas que prohíben a militares y policías extranjeros en el territorio mexicano y de qué forma evitar que la tecnología de vigilancia norteamericana caiga en manos de agentes mexicanos con amplia trayectoria de corrupción”. Incrementan sus acciones porque —dicen— en las próximas elecciones en Estados Unidos y México, exigirán información sobre esta situación en que 80% de la droga que entra a EU sale de México. Las instituciones mexicanas están degradadas por 70 años de autoritarismo; reconstruirán nuestros servicios de seguridad “como en Afganistán”. Aseguran que el apoyo que Calderón pidió al sistema de vigilancia norteamericano se tradujo en la inserción de una Unidad de Inteligencia americana en una base militar en territorio mexicano integrando un “Centro de Fusión de Inteligencia” idéntico a los que operan en Irak y Afganistán.

Describe el NYT una abierta intervención policiaca y militar, explícitamente igual a la de Irak y Afganistán, o sea, la ocupación de México con dominio directo de la información, manteniendo a los mexicanos corruptos al margen. Reiteran la ineptitud de nuestras fuerzas de seguridad y la corrupción, incluso en la justicia, lo que justifica su intervención, porque generamos un problema que desborda la frontera. No mencionan su propia incapacidad de detener el contrabando de armas y el consumo de drogas.

Debe prestársele al artículo la mayor atención. El New York Times impacta globalmente, su política coincide con los intereses fundamentales norteamericanos, demostrado en el caso de Wikileaks al negarse a publicar nada que los dañara. Es frecuentemente utilizado para enviar mensajes disfrazados de funcionarios y fuentes de alto nivel y no revelaría las acciones de ocupación que relata si dañara estos intereses. El artículo es, por tanto, un mensaje para sus lectores, para tranquilizar al público norteamericano, para México: EU ya está al mando. Sirve, además, para irnos acostumbrando a aceptar la presencia militar norteamericana en México, como lo hace nuestro gobierno.

Se confirma lo conocido pero se amplía. De la calificación de contrainsurgencia a nuestra guerra pasamos oficialmente al nivel de Afganistán, a estrategias similares de ocupación, así lo entenderán sus militares. La designación del nuevo embajador celebrada allá y acá, deliberadamente viene de Afganistán, aquí oficialmente se ignora lo que significa. Anuncian el envío de “contratistas” que son mercenarios sin ningún control, además del enorme negocio que pagará México, con el creciente presupuesto policiaco-militar inútil, que quita recursos al desarrollo como república bananera. Nos imponen estrategias fracasadas en Afganistán, pantano del que no pueden salir con todo y su tecnología, en medio de un baño de sangre inocente; mencionan conspicuamente las próximas elecciones en las que estarán aquí, dominando nuestra información económica, social y política, además de sus contingentes formales e informales.

La respuesta del vocero Poiré es abyecta. El gobierno fue acusado de acordar con norteamericanos la violación de nuestras leyes; el Presidente no tiene facultades para introducir militares extranjeros como lo reconoce el artículo. Nuestro Senado tiene obligación constitucional de intervenir enérgicamente. Nuestra existencia independiente está vulnerada.

mbartlett_diaz@hotmail.com

Ex secretario de Estado

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