Los tratados en la materia señalan que el Lavado de Dinero debe ser combatido, entre diversas razones, por constituirse como una amenaza a la seguridad nacional. No obstante que este es un principio generalmente aceptado, nos enfrentamos a un problema: el ciudadano promedio no logra dimensionar dicha amenaza y en mi experiencia personal esto se constituye a su vez como una gran brecha en las políticas gubernamentales diseñadas para el combate al Lavado de Dinero.
Cuando tengo la oportunidad de comentar con personas comunes alguna de las mecánicas (o tipologías) más simples para lavar dinero siempre obtengo reacciones de asombro y, en más de una ocasión, me entero de casos que de primera mano les constan a mis interlocutores. El valor agregado de estas pláticas es, a mi juicio, de alto impacto, las personas obtienen información que los podrá ayudar a detectar una situación de riesgo potencial, no obstante esto queda una pregunta en el aire ¿cuántos expertos en la materia tienen este acercamiento con la sociedad?
Hasta hace poco en los medios de comunicación comenzaron a circular anuncios muy simples en los cuales se prevenía a la ciudadanía de las tipologías más elementales, por ejemplo el no prestar a terceras personas nuestras cuentas bancarias para recibir depósitos a cambio de una supuesta comisión, los anuncios terminaban señalando a la audiencia la consecuencia que se podría enfrentar por realizar estas acciones: la cárcel y cuantiosas multas; como un profesional en el tema consideré que este era un primer gran paso para trasladar otro principio básico en la prevención del Lavado de Dinero a la vida real: la capacitación.
La normatividad nacional señala que las instituciones financieras deben capacitar a sus empleados por lo menos una vez al año en materia de prevención de Lavado de Dinero ¿la razón? Elemental: los funcionarios de las instituciones financieras (cajeros, vendedores, promotores etc.) son la primera línea de defensa del sistema en contra del Lavado de Dinero ya que estos son los que tendrán el primer contacto con los lavadores de dinero; cuando estos han sido entrenados para poder detectar una situación que rompe los parámetros normales y saber cómo proceder ante dicha situación, podemos decir que contamos con una primera gran línea de defensa que será secundada y fortalecida por los sistemas y el personal especializado de las instituciones; simplemente no encuentro razón alguna para no homologar dicha obligación (la capacitación) para la ciudadanía como un derecho de esta. A mayor abundamiento, considero que el argumento de fondo para combatir al virus de la Influencia, o de cualquier otra amenaza para la ciudadanía, también debe ser aplicado para este problema: informar para prevenir.
No obstante dicho avance, en cierto momento los anuncios simplemente dejaron de transmitirse, lo cual nunca terminé de entender, ¿resultaba inapropiado capacitar a la ciudadanía? ¿los costos eran altos? ¿no se tenía la respuesta prevista? ¿la ciudadanía no jugaba un papel trascendental en esta lucha? ¿fue un programa piloto? Evidentemente nunca encontré un comunicado que explicara lo que motivó la toma de decisión, no obstante ello, me mantengo en la misma línea de pensamiento: la población tiene el derecho a ser capacitado en materia de prevención de Lavado de Dinero no solo para apoyar al Estado, sino como un medio para proteger su patrimonio y su integridad física ante la delincuencia organizada ¿o es que no debemos considerar a la delincuencia organizada como una amenaza para la sociedad y para la estabilidad del país?, la información es poder.
Si revisamos los discursos oficiales encontraremos la siguiente constante: “se va ganando terreno en la lucha en contra de la delincuencia organizada”; créanme que celebro poder leer notas como esa pero por otro lado me encuentro declaraciones y análisis contrarios difíciles de rebatir, como lo serian, por ejemplo, los señalamientos de Antonio Ingroia, Procurador Adjunto antimafia del Tribunal de Palermo o las conclusiones de George Friedman en su libro The Next 100 Years.
El primero de ellos prevé que la violencia aumentará en México ya que se vive una situación similar a la que se vivió en Italia hace 10 años con la mafia Siciliana, ya que a su parecer el Estado Mexicano aún no ha puesto en marcha las acciones necesarias revertir esta situación, mientras que el segundo pronostica que gracias a las sofisticadas operaciones de Lavado de Dinero de las actuales multimillonarias ganancias de la delincuencia organizada, se le garantiza a una hipotética tercera generación de narcotraficantes su rol como un factor real de poder, ya sea como políticos, empresarios, aristócratas, ideólogos, artistas o como lo que simplemente escojan ser; de hecho Friedman propone que, dado el caso y debido a esto, México estaría en posibilidad de encarar el poderío económico Estadounidense, obviamente el debate es obligado.
¿Qué cómo puede ocurrir esto? Es relativamente sencillo, basta que las estructuras del sistema financiero y del gobierno sean infiltradas por la delincuencia y lograr que los mecanismos de control y supervisión se relajen permitiéndose el Lavado de Dinero a diferentes niveles y si a esto le sumamos una época de profunda crisis económica en la cual la ciudadanía al verse agobiada por la deudas es cooptada por la delincuencia para colaborar en el proceso de Lavado de Dinero, no es difícil entender que resulta viable para la delincuencia el eventualmente, poder tomar el control de la economía del país o convertirse en un factor de decisión.
Afortunadamente para este análisis, y a manera de que el lector pueda dimensionar el verdadero impacto del Lavado de Dinero, contamos con un claro ejemplo de lo que puede, o podría llegar a pasar, si la economía se ve cooptada por la delincuencia organizada, me refiero al intento de cateo a las oficinas de Grupo BAL en la Ciudad de México el 19 de septiembre de 2009 por Fiscales de la Procuraduría General de la República (PGR) apoyados por tropas de elite de la Armada de México.
La PGR señaló que dicho cateo se realizó como consecuencia al reciente decomiso en el puerto de Manzanillo, Colima de un millonario contrabando de 2 millones 150 mil dólares estadunidenses, mismo que fue localizado en el contenedor NYKU3113756 de la empresa “Química del Rey”, la cual es subsidiaria de Grupo Peñoles y esta, a su vez, del Grupo BAL. Independientemente de que el cateo se desarrollo de manera irregular (o por lo menos de manera poco ortodoxa) y de que la PGR se apresuró a desvincular a Grupo Peñoles de dicho contrabando hasta el martes 22, debemos analizar el hecho de que “Química del Rey” al ser una subsidiaria de dicho grupo, pudo provocar un desplome en las acciones del grupo, no olvidemos que Grupo Peñoles cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores y que otra de sus subsidiarias, Fresnillo Plc, cotiza en la Bolsa de Londres; el suponer que una de las empresas del segundo hombre más rico de México está, o fue utilizada para lavar dinero (en cualquiera de sus modalidades), podría llegar a generar un impacto financiero mayúsculo.
Ahora le pido al lector que traslade su imaginación de la Ciudad de México a la Ciudad de Aguascalientes en el Estado de Aguascalientes, donde de manera relativamente reciente su centro histórico recibió los “beneficios” de una inusual inyección de capital por parte de inversionistas desconocidos, negocio tras negocio es colocado vía “fast track” en los antiguos locales comerciales, de hecho son montados tan rápido que al no haber un plan de negocios previo los comercios cierran sus operaciones pero no hay problema, a los pocos días otro negocio toma el lugar del malogrado antecesor, habitantes del lugar, señalan que, independientemente de que nunca se había visto este tipo de actividad comercial en el lugar, de la nada comienzan a verse circular camionetas tipo Hummer ¿dónde radica el problema? pues que antes de dicho “boom comercial” solo se veían circular vehículos de un rango económico notoriamente inferior , las agencias automotrices están en pleno auge y algunas familias comienzan a presumir un nuevo status económico ¿les suena conocido?; supongamos que esta bonanza esté financiada por el crimen organizado y que la economía de la Ciudad de Aguascalientes se fundamente en dicho flujo de efectivo ¿qué impediría que los dueños de esos capitales actuaran como un factor real de poder económico? ¿qué pasaría si mañana tuvieran que huir de la ciudad o del país o fueran aprehendidos? La respuesta es simple: la economía local colapsaría; no es simple teoría catastrofista, es un manejo de escenarios.
Espero que la idea que motivó esta columna haya logrado su objetivo y que el lector comprenda que el verdadero impacto de la economía criminal no es una persona comprando casas o carros de lujo, no es un grupo de personas gastando una fortuna en una noche de juerga, el impacto real es que, dado el caso, las mismas personas que trafican con drogas ilícitas, que secuestran, que venden piratería, que extorsionan, que asesinan, que torturan, las mismas personas que lo asaltan en una esquina podrían llegar a controlar su economía y hasta donde recuerdo, quien controla la economía es la que detenta el poder.
Y esto para mí, es el mayor peligro de todos.
*Artículo originalmente publicado por el autor en el Centro de Inteligencia Política
www.centrodeinteligenciapolitica.com/2009/09/el-verdadero-impacto-del-lavado-de.html
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