Guadalupe Loaeza
A continuación me permito escribir dos cartas, inspiradas a propósito de las más recientes declaraciones formuladas por dos funcionarios, las cuales causaron un verdadero revuelo, ya que la opinión pública se sintió ofendida por encontrarlas totalmente ajenas a nuestra realidad. La primera está dirigida a la señora de Cordero, esposa del secretario de Hacienda, Ernesto Javier Cordero, quien el lunes pasado declaró que existen familias mexicanas que con 6 mil pesos, "tienen el crédito para una vivienda, que tienen el crédito para un coche, que se dan tiempo para mandar a sus hijos a una escuela privada y están pagando las colegiaturas".
Estimada señora Cordero:
Me dirijo a usted, con solidaridad de género, para compartirle las dudas que me provocaron las más recientes declaraciones de su marido. Lo primero que me pregunté fue si, efectivamente, el secretario de Hacienda le entregaba a usted 6 mil pesos mensuales (un poco más de tres salarios mínimos), para que pagara su vivienda, el crédito del coche y la colegiatura de sus hijos. Si así fuera, dígame por favor cómo le hace para que le alcance para pagar tantas cosas. Como esposa de un profesor en economía por la Universidad de Pennsylvania, tal vez don Ernesto le ha enseñado cómo estirar al máximo su presupuesto familiar. Por otro lado, no pude evitar preguntarme asimismo, si el responsable de las finanzas del país no será un poquito "codo", o bien, demasiado ahorrativo y ahorra todo lo que gana para su vejez. ¿Les dará "domingo" a sus hijos, o también se los traerá a raya y nada más les da un peso cada 15 días? ¿Cuánto dinero destina el jefe de familia para las vacaciones familiares? ¿A qué tipo de restaurantes los invita a comer? Cuando llegan a ir al cine, ¿les sugiere a sus hijos que hagan las "palomitas" en casa para no gastar? ¿Cuándo fue la última vez que les compró zapatos? ¿Cuánto cuesta mandar todos los trajes de su marido a la tintorería? ¿Y el súper? ¿Y el salario de sus trabajadoras domésticas?
Por último, me permito sugerirle algo a don Ernesto, que escriba un libro que se intitule: ¿Cómo vivir con seis mil pesos mensuales y no morir en el intento...? Estoy segura de que sería un best seller, gracias a lo cual le permitirá incrementar sus ingresos y volverse tal vez, ¡millonarios! Pero, por otra parte, temo que a muchos lectores no les alcanzará el dinero para comprarlo debido a su raquítico presupuesto familiar de 6 mil pesos.
Se despide de usted, una ciudadana que debe tres meses de hipoteca, dos de Autofín, cuatro de mantenimiento del edificio donde vive y que por añadidura tiene todas sus tarjetas de crédito completamente bloqueadas, desde diciembre, por falta de pago.
Respetuosamente, GL.
La segunda misiva, la dirigiré, con el mismo respeto que la anterior, a la asistente o secretaria privada del alcalde de Ciudad Juárez, Héctor Murguía Lardizábal, quien el pasado 15 de febrero prohibió, a través del Departamento de Recursos Humanos, a los directivos y jefes de oficina saludar a su personal femenino con un beso como una "medida de respeto", cuyo principal objetivo es evitar "malos entendidos".
Estimada señorita:
Me permito escribirle para solidarizarme con usted, ya que debe de encontrarse totalmente desconcertada debido a la orden emitida por su jefe. Qué tan desconcertante ha de haber resultado dicha iniciativa, que hasta la cadena de la BBC y de la agencia de noticias EFE, la han puesto en su portal, como una de sus principales noticias. Si les llamó la atención, fue porque saben que los mexicanos y mexicanas somos muy besucones. Tengo entendido que la prohibición de los besos nada más es válida en los horarios de oficina, pero que fuera de ella, sí se pueden saludar con todos los besos que quieran, "a voluntad", dice el comunicado. ¿Se da cuenta todo lo que esto provocará? Será tanta la represión que se acumulará durante las horas de la oficina, que seguramente a la salida todo el mundo se estará besuqueando, por todas las calles y parques, con una avidez descomunal. Me pregunto si los besos por teléfono ¿estarán igualmente prohibidos? ¿Y los enviados por Twitter y por Facebook? ¿Y los mandados desde lejitos? ¿Se podrán enviar desde un programa de radio? Jessica le manda muchos besitos al licenciado de Compras, diría por ejemplo el locutor. Lo que me llama la atención es que los directores sí podrán saludar con besos a funcionarias de su mismo nivel. En ese caso, mi querida asistente, creo que lo mejor es que pida usted, cuanto antes, un ascenso, digo, para que su jefe la pueda saludar de beso de tú por tú. Pero, ¿qué pasará con las subalternas? ¿Cómo podrán trabajar sin el estímulo de ese besito mañanero dado con todo compañerismo y al que estaban tan acostumbradas?
Aquí entre nos, lo que me extraña mucho es que su jefe sea priista. Yo pensaba que los del PRI eran mucho más liberales que los panistas. ¿O será que son igual de hipócritas? No me queda más que mandarle muchos besos y sugerirle que mejor se venga a vivir a la Ciudad de México, donde están permitidos todos los besos del mundo las 24 horas del día.
Le mando un saludo muy cordial.
GL.
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