El 20 de febrero de 1995, el SUBTENIENTE DE LA FUERZA AÉREA JOSÉ RAÚL VARGAS CORTÉS fue hallado muerto en una zona de la Base Aérea Militar Número Uno, en Santa Lucía, Estado de México.
Oficialmente, el joven, quien tenía unos meses de haber egresado del Colegio Militar, se SUICIDÓ por problemas sentimentales con su novia.
Más allá de esa historia asentada en los expedientes de la SEDENAEJÉRCITO y FUERZA AÉREA MEXICANOS. con el número BAM/06/95, el Subteniente habría sido víctima de una ejecución con su propia arma de cargo tras haber vivido en un corto tiempo una odisea que lo situó como testigo involuntario del trasiego de armas controlado o auspiciado por mandos superiores del
No solo eso; el SUBTENIENTE VARGAS CORTÉS habría presenciado las salidas y llegadas de aviones Hércules de la FUERZA AÉREA MEXICANA (FAM) a uno de los hangares de la BAM de Santa Lucía, en donde ocurrían las operaciones y en donde habría visto a un mítico capo de las drogas abordar uno de los aparatos.
De eso y de varias cosas más habría sido testigo el Subteniente VARGAS CORTÉS. Su novatez e inexperiencia lo colocaron en una situación precaria, desventaja emocional. Algunos detalles de lo que sucedía los narró a su madre, la señora ROSARIO CORTÉS, quien escuchaba angustiada las cosas que a cuentagotas le narraba su hijo, cada día más nervioso y retraído.
No hubo tiempo para que la señora CORTÉS averiguara más sobre le ocurría a su hijo. El 20 de febrero de 1995 le avisaron que JOSÉ RAÚL se había suicidado de un disparo en el pecho y que su cuerpo estaba en uno de los almacenes de la base aérea.
La Señora lo encontró muy cerca del sitio en el que él le había platicado que atestiguó la llegada de uno de los aviones, la descarga de armas y la carga de droga, todo ante la mirada de un mítico capo de las drogas.
A partir de ese momento la Señora CORTÉS hizo todo lo humanamente posible por esclarecer las causas de la muerte de su hijo, descartando desde el principio el suicidio.
La alteración de la escena en donde quedó su cuerpo, el manejo oscuro de las pruebas periciales que lo describían como depresivo y con ideas autodestructivas y la repentina salida de su novia a otro estado sin dejar huella ni asistir a su funeral, se sumaron a la gradual cerrazón de las autoridades militares encabezadas entonces por el General ENRIQUE CERVANTES AGUIRRE (con el General RAFAEL MACEDO DE LA CONCHA como Procurador Genera Militar).
El siguiente sexenio, el del General CLEMENTE VEGA GARCÍAGeneral RAFAEL MACEDO DE LA CONCHA al frente de la PGR), transcurrió en circunstancias similares y fue recrudeciéndose a tal grado que el Agente del Ministerio Público Militar que llevaba el caso, el entonces CAPITÁN ÁNGEL ROSAS GÓMEZ, no tuvo acceso al expediente completo y jamás logró fincarle cargos o responsabilidad alguna al General Retirado FRANCISCO PEDRAZA LONGI, quien como Teniente Coronel llevó en 1995 la primera investigación sobre el supuesto suicidio del Subteniente JOSÉ RAUL VARGAS CORTÉS. (con el
La CNDH tuvo conocimiento del caso y le recomendó a la señora exhumar el cuerpo para hacer una investigación más a fondo. Ella se negó y más tarde accedió a dejar el caso como estaba. El expediente se cerró pero en 2001 la ASOCIACIÓN DE CRISTIANOS POR LA ABOLICIÓN DE LA TORTURA (ACAT) retomó el asunto y asesoró a la Señora CORTÉS para que exigiera la reapertura del caso ante la SEDENA.
La Abogada ADRIANA CARMONA llevó al caso por la ACAT e intentó infructuosamente acceder al expediente completo. La misma suerte tuvo el Agente del MP Militar, el CAPITÁN ÁNGEL ROSAS.
Ambos lograron únicamente que la DEFENSA NACIONAL les entregara copias incompletas del documento, con fotos en las que aparecía ya alterada totalmente la escena de supuesto crimen.
La relación entre la Señora CORTÉS y los abogados del ACATSEDENA comenzó a presionar a la madre del Subteniente y a su hija mediante seguimientos e intercepciones telefónicas, señaló en su momento doña ROSARIO CORTÉS GARCÍA. terminó mal. La
En ese tenor y en el contexto del esfuerzo que llevaba adelante la Señora MARÍA ISABEL MIRANDA DE WALLACE, dueña de varios sitios para anuncios espectaculares en el Distrito Federal, la mamá del Subteniente estuvo a punto de alquilar al menos dos de estos espacios para denunciar frente a las instalaciones de la SEDENA y del HOSPITAL CENTRAL MILITAR (HCM) su situación, pero varios amigos y abogados le aconsejaron buscar otras vías de protesta.
De esto último hace casi tres años.
Hoy, la Señora ROSARIO CORTES GARCÍA prepara la edición de un libro personal en el que narra brevemente su experiencia al enfrentar la muerte de su hijo, las fallidas investigaciones del caso, las trabas, amenazas, hostigamiento, la persecución y el ocultamiento de pruebas por parte de la SEDENA y de los hombres que la encabezaban en aquellos años.
Poco podrá decir al respecto el ex Secretario de la Defensa Nacional, el General CLEMENTE VEGA GARCÍA, quien al parecer, allá en Chihuahua, comienza a sufrir los estragos de una enfermedad degenerativa.
No es el caso del General ENRIQUE CERVANTES AGUIRRE, ex titular de esa institución y quien aún vive y conoce los detalles de lo ocurrido.
Extraoficialmente los nueve vuelos hechos por aeronaves del la FAM a los ESTADOS UNIDOS llevando armas y otras cosas, se conocieron como la OPERACIÓN CASIOPEA.
Hace tres años la SEDENA negó la existencia de dicha operación al contestar una solicitud de información que le hice mediante el IFAI.
En dos o tres meses más, esta historia, narrada principalmente por la Señora ROSARIO CORTÉS GARCÍA, será publicada por el periódico LA JORNADA, en una edición que estará a cargo del escritor JOSÉ MARÍA PÉREZ GAY.
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