Con esta trágica cifra como voz de alarma, hoy arranca en Roma la Cumbre Mundial de la Alimentación, organizada por la FAO. A la cita acuden 60 jefes de estado y de Gobierno, el Secretario General de Naciones Unidas Ban Ki Moon y el Papa Benedicto XVI. Entre las prioridades de la Agencia de la ONU para la Alimentación, impulsar la agricultura en los países menos desarrollados, y luchar así contra esta lacra que afecta a uno de cada seis esres humanos.
La situación es grave: es la primera vez en la historia que el número de hambrientos en el mundo supera los mil millones, según la organización. Y eso no es todo: de acuerdo con sus cálculos, la producción agrícola mundial debe aumentar en un 70% de aquí a 2050 para alimentar a 9.000 millones de personas. Además, hacen falta inversiones por más de 29.000 millones de euros al año para impulsar la agricultura en los países en vías de desarrollo.
El presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola de la ONU insiste en que hay que pasar de una lógica de ayuda a una lógica de inversión: “Es un error pensar que únicamente gracias a la ayuda financiera del mundo desarrollado, los países en vías de desarrollo van a producir sus propios alimentos para alimentar a su población”, afirmaba Kanayo Nwanze.
El tiempo apremia y la crisis económica no hace más que agravar la situación. Decenas de personas han querido reclamar a los líderes mundiales que cumplan sus promesas. Lo han hecho con una vigilia a los pies del Coliseo de Roma.
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