jueves, 26 de noviembre de 2009

La doble moral de Beatriz

Adrián Rueda

November 26, 2009

— 12:00 am

Recién desempacada de República Dominicana, a donde en su calidad de vicepresidenta fue a refrendar los compromisos del PRI con la Internacional Socialista, Beatriz Paredes muestra su doble moral.

Aún en contra de varios gobernadores, la tlaxcalteca inscribió hace unos dos años a su partido al organismo que agrupa casi 200 organizaciones políticas y que defiende los principios de la socialdemocracia.

¿Qué tiene que ver eso con lo que pasa con el PRI en algunos estados, pero sobre todo en el Distrito Federal?

Pues que entre los postulados socialdemócratas están el derecho al aborto, la eutanasia y la libertad de preferencias sexuales, entre otros, temas en los que precisamente su partido está haciendo agua.

En varios estados los gobernadores priistas no solamente están prohibiendo a las mujeres abortar, sino que incluso han propuesto elevar las penas para quienes se atrevan.

Al igual que en el interior del país, en el DF su diputado Emiliano El Evangélico Aguilar se dedica a repartir en la Asamblea Legislativa folletos en contra de la iniciativa para que personas del mismo sexo se casen.

Parece que Beatriz no ha hecho la tarea de informar a los miembros de su partido sobre la línea socialdemócrata del tricolor, porque todos se están saliendo del huacal.

Las actitudes homofóbicas del diputado Aguilar, quien incluso como presidente de la mesa directiva de la ALDF intentó suspender la sesión en la que sería leída la iniciativa, chocan de frente contra los compromisos que Paredes acaba de ratificar con la Internacional Socialista.

La dirigente no puede permitir que uno de sus legisladores anteponga su religión a los principio del partido. Porque el PRI registró ante el Instituto Electoral del DF su plataforma política, no La Biblia.

Los priístas actúan con doble moral, incluyendo al legislador Aguilar, quien por un lado discrimina a los gays por pecaminosos y por el otro se da sus licencias evangélicas para divertirse.

Porque si bien no hay una sola iglesia evangélica -se cuentan por decenas-, ninguna permite a sus hijos empinar el codo o hacerle una caída de pestañas al selecto personal del restaurante de uno de sus colegas que se sienta en la misma fila y que se acaba de adherir al PRD.

Aguilar está en su derecho, como debería ser con el resto de los diputados, de votar de manera independiente esa iniciativa, pero que no confunda el Código Civil con el Evangelio.

CENTAVITOS… Si Martí Batres le consiguió chamba en la ALDF a su hermana Valentina, su cuñado Mario Zepeda y hasta a su santa madre como secretaria, por qué su compañera Edith Ortiz Medicuti no lo iba a hacer. Adoradora de su tía Silvia, la nombró encargada de su módulo en Iztapalapa, y al esposo de ésta lo hizo secretario técnico de la Comisión de Cultura. La diputada no sabrá leer bien, ¿pero qué tal para el bisne?… El que se deberá bañar y peinar de nuevo es Gilberto El Chato Sánchez, quien hoy sí asume la diputación en lugar de su patrón Joel Ayala.

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