Cuando ya no te puedes bañar sino a jicarazos y subirte al Metro te pone más paranoico que un tipo con unas latas de Jumex y una Biblia, lo único que puede servir a manera de sopita de pollo para el alma (además de imaginar la cara dispéptica que pusieron Gloria y Emilio Estefan con el concierto organizado por Juanes en La Habana) es la imagen sonriente, pícara, de Carlos Salinas en la portada de la revista Quién donde es nombrado Mr. Socialité, por la manera tan desenvuelta con la que se ha incorporado al alucinante mundo VIP de cocteles, bodas, 15 años, graduaciones y primeras comuniones. Carlitos, después de vivir en el anonimato y la clandestinidad, gracias a las bondades del Alzheimer selectivo, puede volver a ser el party animal como en los viejos tiempos cuando en compañía de Raúl, su brother incómodo, se la pasaban metiéndole al reventón donde dicen las malas lenguas que se hicieron perversos y de mal corazón.
La gente ya no asiste tanto a las fiestas para celebrar a los novios o a la cumpleañera, sino para pasar al besamanos con don Charly, y rendirle pleitesía. Así, se ha convertido en el gran animador de las pachangas; tanto así que ya no se contratan magos para los ágapes infantiles, ni se animan los bailes con un grupo versátil, ni se traen tríos ni mariachis para las tornabodas. No. Ahora lo in es tener como invitado de honor al ex presidente que, con su habitual simpatía y buen humor, asegura el éxito de una gala y eleva el prestigio social de los anfitriones.
Quizá, lo único que siempre ha querido es tener un millón de amigos y así más fuerte poder cantar.
En un futuro cercano no muy lejano, el mal llamado Chupacabras será tan popular entre la tropa que, en el momento preciso, relevará en la PGR a ese gran luchador por las causas de los derechos humanos y la defensa de las mujeres que es Chávez y Chávez. Y es muy probable que el gobierno de Guanajuato en vez de censurar las ilustraciones de educación sexual en sus libros de texto de Biología, colocará en su lugar afables imágenes del facilitador social. Incluso se piensa que el doktor Karstenstein recurrirá al carisma del maestro para convencer a los mexicanos de que el 2 por ciento es lo mejor que le puede pasar a los mexicanos, con el apoyo de las mismas argumentos guanajuatizantes del libro biológico de texto en el que la masturbación es un placer egoísta y la virginidad es un tesoro.
Aunque como dice @blumpi, la virginidad, al parecer, sin estudios científicos precisos de por medio, es el auténtico placer egoísta.
jairo.calixto@milenio.com
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