Quadri por fin logra instalarse en la televisión, con el apoyo de la Gordillo, después de muchos años de esfuerzos.

Desde los años 80 prometía mucho, cuando deslumbró a Manuel Camacho y Salinas de Gortari, con la información que obtuvo en Europa sobre los movimientos ecologistas de los años 70, con sus conocimientos de economía, su buena actitud hacia la banca y la industria y sus ganas de figurar. Consiguió atraer a casi todos los ecologistas existentes en México esos años (un poco más de cuatro gatos), con el apoyo de estos padrinos políticos, para integrar en 1985 el Pacto de Grupos Ecologistas (en la era de los pactos salinistas).

Lorgó debilitar la lucha contra Laguna Verde y los Chimalapas. Mal entendido por los ecologistas pactificados, tuvo que refugiarse a finales de los 80 como asesor de Camacho en el gobierno del DF, después de la publicación de un desplegado ecologista favorable a los actos violentos de Camacho. A pesar de sus grandes aptitudes para la defensa de grandes empresas y gobiernos, vio como se le adelantaron en la televisión oficial sus pupilas más destacadas: Julia Carabias y Martha Delgado; parece que los políticos de mayor altura prefieren a las mujeres ambientalistas: son más comprensivas con el “desarrollo sustentable” promovido por Kissinger, como lo han comprobado Zedillo y Ebrard.

Su amigo el “químico Guerra”, se imponía en esos años con furor en algunos sectores del comercio, la banca y los artistas de televisión, por medio de Radio Red. La guerra de celebridades ambientalistas estaba declarada. Como director del INE, aprobó confinamientos para residuos peligrosos, campos de golf en Tepoztlán y otros megaproyectos y defendió con enjundia las privatizaciones de los bienes comunes (la tragedia de Quadri, con respecto a los bienes comunes) impulsadas por Salinas, Zedillo y el Consenso de Washington, lo que le permitió convertirse en el ambientalista favorito de los grandes industriales: siempre ha sabido cómo debilitar “doctoralmente”, ante las cámaras, los argumentos de los vecinos, ecologistas y académicos que se oponen a los grandes proyectos industriales y urbanísticos; que se oponen al progreso, al desarrollo, a la modernidad, al aumento del PIB. Infeliz, pues había poca televisión en el Céspedes ( Centro de estudios para el desarrollo sustentable), de la Confederación de Cámaras Industriales, CONCAMIN y en los mercados de carbono para mitigar el cambio climático (securities a la baja en los últimos años, pues los gobiernos emiten con demasiada facilidad los permisos para contaminar, el Cap and Trade), buscó mayor cercanía a Calderón en la época del Fox: logró tener en 2006 el privilegio de presentar el programa para el “desarrollo sustentable” del candidato Calderón , pero, en una decisión un poco injusta- en su opinión- al iniciar su sexenio el señor Calderón le entregó la SEMARNAT al desconocido Elvira Quesada.

Los muy reputados científicos sociales del ITAM y otros centros de estudios patronales lo han arropado permitiéndole capacitar en las artes del ambientalismo a los jóvenes que asisten a sus aulas: es el ambientalista mexicano por antonomasia; su odio hacia el ecologismo, disfrazado de paternalismo, es una garantía para las empresas y gobiernos. Su esforzado pensamiento neoliberal, es otra garantía para las patronales, por lo que ha sido influyente en México, en la defensa de los negocios nacionales y multinacionales y en la pacificación de conciencias sublevadas por los desastres ecológicos creados por gobiernos y empresas.

En años recientes ha encontrado una veta muy importante de acción política: criticar en El Financiero las grandes fallas en el tema ambiental de Andrés Manuel López Obrador, tarea bastante fácil, lo que le ha permitido seducir a Peña Nieto, Calderón, Josefina Vázquez Mota, a los Grandes Hombres de Negocios y al mismo Salinas de Gortari (muy probablemente él confirmó a la Maestra las grandes ventajas que tendría este ambientalista como candidato del PANAL), para ganar la atención de la Maestra y conseguir la candidatura presidencial de este nuevo partido verde.

Mostrará en esta campaña mucho de sí mismo, como tecnócrata-expertócrata consumado que es, y mucho de lo que significa el ambientalismo como defensa de la economía y de la ciencia y tecnología, como instrumentos del gran capital; enseñará mucho de su amor por los reflectores y los halagos de los capitanes de la industria y la banca, y le enseñaran mucho: profesores, organizaciones sociales, los demás candidatos, los políticos y la profesora Gordillo. El acceso a la televisión, pagado por Elba Esther, puede también ayudar a visibilizar la perversidad que oculta el ambientalismo; puede también ayudar a revelar el papel del “iginiero” en el ambientalismo mexicano.

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Miguel Valencia
ECOMUNIDADES
Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México
¡DESCRECIMIENTO O EXTINCIÓN!
Acción frente al Pico del Petróleo y al Cambio Climático
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