Juan Ciudadano
¿Por qué los Gobernadores tienen tanto margen de maniobra para gastar dinero público a capricho?
¿Cómo le hacen a pesar de que en la última década se ha legislado como nunca y se han creado instituciones para evitarlo?
"¿Por qué gastan así? Ranking de Normatividad Estatal del Gasto Público", es un estudio coordinado por Marco Cancino que da las respuestas sencillas y con metodología.
Este documento del Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC) se puede consultar en www.cidac.org
El estudio nos permite entender cómo es que aun y cuando desde el 2000 el gasto público federal programable ha crecido en términos reales a una tasa del 7 por ciento anual, e inclusive cuando los estados reciben más dinero, las entidades federativas siguen endeudándose incluso a escondidas.
El reporte explica con peras y manzanas lo que normalmente es tratado en términos inaccesibles para muchos. Se nos explica cómo se comparan todos los estados en sus leyes encaminadas a estandarizar los registros contables, distribuir recursos no etiquetados, controlar la deuda, fiscalizar técnicamente, y garantizar acceso a la información.
1. Contabilidad. La diferencia entre teoría y práctica se explica por el rezago de los estados en su obligación constitucional de ajustar su marco jurídico a la Ley General de Contabilidad Gubernamental aprobada en 2008.
Dentro de las buenas prácticas, San Luis Potosí, Veracruz, Zacatecas y el Distrito Federal prevén que la cuenta pública tenga información contable, presupuestaria, programática y análisis cualitativo, organizada por dependencia y entidad.
2. Recursos no etiquetados. La importancia de poder fiscalizar los recursos del Ramo 28 radica en que este fondo puede ser hoy repartido a discreción por los gobiernos locales sin pasar por la revisión de la Auditoría federal.
Esto permite que casi la mitad de los estados repartan este dinero entre los municipios siguiendo la inercia histórica, sin prever incentivos para el mejor aprovechamiento de los recursos federales.
3. Deuda. Dos carencias legislativas explican el descontrol local en materia de endeudamiento. Primero, que aunque la Constitución federal dice que la deuda debe ser para "inversión productiva", en ningún lado se da el significado explícito.
Segundo, que los Gobernadores han sido hábiles en crear "excepciones" a aquello que debe ser considerado deuda pública.
Los "pasivos de corto plazo" -no clasificados como "deuda"- no necesitan ser aprobados por los Congresos locales y terminan convirtiéndose en deuda de largo plazo y herramientas para la simulación.
La mitad de los estados no establece restricciones para que los Gobernadores inventen excepciones al concepto de deuda pública.
4. Fiscalización técnica. La variedad de leyes locales en la materia da lugar a órganos de fiscalización locales con dentaduras distintas. Aguascalientes, Campeche y Querétaro, por ejemplo, no definen el procedimiento para elegir al titular del órgano local de fiscalización.
Además de los mencionados, Baja California, Coahuila, Nayarit, Veracruz, Yucatán y Zacatecas no consideran importante evitar que el titular de la entidad de fiscalización haya tenido puestos vinculados con la Tesorería estatal o en los partidos.
En contraste, un aspecto a emular de Baja California Sur, Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Puebla, Querétaro, Sonora y Tamaulipas es la posibilidad expresa para los órganos de fiscalización de revisar fideicomisos públicos.
5. Transparencia. En acceso a la información las deficiencias más importantes están no en las leyes, sino en su cumplimiento. Esto no excluye que algunas legislaciones estén rezagadas, como Aguascalientes, Baja California, Coahuila y Michoacán, donde el órgano garante de la transparencia no tiene autonomía técnica o de gestión.
La transición democrática nos llevó a legislar para evitar el uso patrimonialista del erario. Podemos decir que ya tenemos el marco legislativo general, nos falta remendar los agujeros que todavía tienen cada una de estas leyes para empatar lo formal con lo real.
Tendremos una prueba de que avanzamos cuando historias como las de Humberto Moreira y la deuda de Coahuila sólo sean imaginables en la ciencia ficción.
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