¡Moreira ofendido! - Rosaura Barahona

Rosaura Barahona

Tras la Presidencia de Vicente Fox y Marta Sahagún ya nada debía sorprenderme. “Peor ya no podemos estar”, pensé con audacia, pero me olvidé de Kafka, quien advierte que basta decir: “Esto no me ha fallado nunca” para verlo fallar.

“Peor ya no podemos estar”. La expresión puede catalogarse como “Famosas últimas palabras”, es decir, lo mismo de Kafka, pero a la mexicana: aseguramos algo y sucede lo contrario.

Digo: “Peor ya no podemos estar” y escucho a Humberto Moreira aclarar que el ofendido es él. Silencio de mi parte para dos cosas: a) comprobar que había escuchado bien; b) tratar de asimilar una declaración difícil de creer.

Pero eso no es todo. Cristina Díaz, secretaria general del PRI y diputada federal por Nuevo León, declaró: “Esto forma parte de una estrategia de lodo que han hecho los otros partidos políticos por tratar de desviar la atención de nuestro objetivo, que es recuperar la Presidencia”.

Conozco a Cristina; es una mujer inteligente y una política hábil. Debe tener mucho que perder para haber aceptado ensuciarse así.

Si Cristina declaró eso después de haber visto los documentos falsificados (existen, son reales, son visibles, no son un invento de los otros partidos), qué lástima. Es verdad, los partidos exigen a sus integrantes alinearse, pero siempre he pensado que quienes se respetan a sí mismos tienen un límite.

Si Cristina lo declaró sin haber consultado ningún documento acusatorio de su jefe y lo defendió por obligación partidista, cometió un error grave que debe tener consecuencias, aunque en este país nada parece tenerlas.

Por otro lado, Jaime René Jiménez Flores, ex director de Deuda Pública de Entidades y Municipios de la Secretaría de Hacienda, anda en calidad de desaparecido.

Jiménez Flores es el presunto responsable de usar información oficial y falsificar los documentos que permitieron el endeudamiento ignominioso de Coahuila. Era él quien tenía el control oficial de los préstamos y el acceso a los procedimientos y a las normas exigidas por los bancos para otorgar los préstamos.

Además, la investigación descubrió que el gobierno de Coahuila usó a la Comisión Estatal de Aguas y Saneamiento (CEAS) para obtener créditos, al parecer también tramitados con documentos falsos.

Este asunto tiene más cabezas que dos Medusas siamesas. (Cuando la diosa Afrodita sintió celos de la bella cabellera de Medusa, la castigó y en lugar de su melena apareció otra formada por serpientes). Así estamos con el asunto de Moreira: tratando de peinar un serpentario para encontrar algunas respuestas.

Y falta el enriquecimiento de la familia de Héctor Javier Villarreal Hernández, responsable de las finanzas durante el gobierno de Moreira en Coahuila.

Su padre asegura que nada está comprado con recursos facilitados por el hijo; sin embargo, no es fácil creer que, de acuerdo a la denuncia interpuesta ante la PGR por el PAN, 10 casas y algunos negocios hayan sido adquiridos, en Texas, por el ex funcionario y su familia.

Como me dice un amable lector: “Es una historia interminable: todo lo ocupan, todo se lo reparten, todo lo solapan, en ese cinismo risueño del partidismo clientelar, del ‘carro completo’ a como dé lugar, de fingir campañas de ‘propuestas’ (queriendo parecer serias y civilizadas), cuando lo que falta en México son hechos, no promesas ni propuestas cínicas. ¿Por qué no hablan de lo que han hecho en lugar de proponer lo que nunca han hecho? ¡Son de caricatura nuestros políticos!”.

Moreira, hoy presidente del PRI, dice que cuando fue gobernador no se enteró de los movimientos ni de las falsificaciones hechas para endeudar a Coahuila y, por lo tanto, no renunciará a su puesto: “No habría por qué; yo soy el que está ofendido en esto y el que está interponiendo una denuncia”.

¿Cómo puede decir eso ante las evidencias?

Me parece importante señalar algo: si siendo gobernador de su Estado no se dio cuenta de los tejes y manejes de sus subalternos, ¿qué le hace creer que ahora sí notará los tejes y manejes dentro del partido? Cuando fue gobernador todo lo podía y todo lo sabía y fue engañado, ¿por qué piensa que no será engañado hoy, cuando su control es mucho más débil?

¡El ofendido es él! No puedo creerlo.