La fotografía pesa y vale. Políticos de los tres partidos con los registros más altos de votación en un mismo escenario: Diego Fernández de Cevallos, Cuauhtémoc Cárdenas y Francisco Labastida “cuerpeando” a Manlio Fabio Beltrones y a un propósito común.
Tenía ya mucho tiempo que políticos tan disímbolos no comulgan en torno a una idea y propósito, pero este lunes, en el Palacio de Minería en el centro histórico de la capital nacional se juntaron para hacerlo.
Tiene ya muchos años, también, que nuestra sociedad está dividida y en algunos casos hasta polarizada.
Son muy pocas cosas las que en un momento determinado llegan a unirnos a todos los mexicanos, pero el proyecto del sonorense Beltrones lo consiguió. Al menos, hasta ahora, para la foto…
Y es que la partidización de la política, sin duda, es uno de los factores que han provocado la desunión y no pocas veces la confrontación. Sobremanera desde que Vicente Fox y Felipe Calderón emplearan a la descalificación, la mentira y el insulto hacia el contrincante para erigirse, el primero, en triunfador, y en beneficiario el segundo de ellos.
Unir lo que se ha separado es, muy seguramente, uno de los objetivos que persiguen quienes hace ya casi un mes han propuesto una reforma política mucho más ambiciosa de lo que hoy se tiene contemplada –y que comenzará a “corregirse” mañana en la Cámara Alta–, yendo más allá de lo hasta ahora alcanzado, a través del establecimiento de gobiernos de coalición.
Y aunque esa propuesta se ampara en la búsqueda de la gobernabilidad perdida en el país desde 1997 –lo que ha provocado estancamiento en la economía y paulatina ausencia de seguridad–, la verdad es que una de sus mayores virtudes sería la de regresar a las añoradas épocas en las que todas las políticas se podían consensuar.
Tiene muy variados, pero eso sí muy reconocidos, impulsores la propuesta.
Porque entre quienes claman por la reforma constitucional que permita crear gobiernos de coalición, se encuentran personajes de la cultura como Carlos Fuentes, Jorge Volpi, Sergio Aguayo, Jorge Alcocer, Agustín Basave, Ricardo Becerra, María Amparo Casar, Rolando Cordera, Lorenzo Córdova, José Antonio Crespo, Denise Dresser, Federico Reyes Heroles, Diego Valadés, José Woldenberg, Daniel Barceló, Miguel Carbonell y Juan Ramón de la Fuente.
Y hay también políticos de todos los partidos, tales como José González Morfín, Javier Corral, Francisco Paoli, Santiago Creel, Diódoro Carrasco, Ernesto Ruffo Appel, Manlio Fabio Beltrones, Francisco Labastida, Pedro Joaquín Coldwell, Manuel Camacho, Marcelo Ebrard, Cuauhtémoc Cárdenas, Lázaro Cárdenas, Carlos Navarrete, Arturo Núñez, Armando Ríos Piter, Arturo González Cosío, Fernando Lerdo de Tejada, Sergio López Ayllón, Luis Martínez, Patricia Mercado, Mauricio Merino, Jorge Montaño, Xóchitl Gálvez, Pedro Salazar, Gabino Cué y Mario López Valdez.
¿En qué consistiría un gobierno de coalición como el que proponen estos personajes, cuya firma al manifiesto no es un dato menor?
Pues en que, como están las cosas, lo más seguro es que tras las elecciones de 2012 no habrá partido político que tenga la mayoría en el Congreso, cual ha sucedido desde hace ya 14 años cuando a lo más que se ha llegado es a tener primeras minorías en las Cámaras federales.
Luego, lo previsible es incluso que, como ha sucedido recientemente, el próximo inquilino de Los Pinos tenga en San Lázaro y en el Senado primeras minorías parlamentarias que sean opuestas a su partido. Y también como ha sucedido desde hace 14 años, que todo lo que el Ejecutivo proponga sea rechazado en el Legislativo por el mero prurito de oponerse.
Eso lo hizo el PAN durante todo el tiempo en que gobernó el PRI, pero mus en especial en los tres últimos años del zedillato… y se lo han replicado priístas y perredistas durante los recientes tristes once años de panismo y pseudopanismo en el poder.
Pero con un gobierno de coalición como el que se propone, las cosas marcharían de forma diferente. Porque las fuerzas políticas distintas a quienes postularon al cargo al Presidente, juntas, unidas, acordarían políticas públicas, formarían un gabinete que sería ratificado o incluso nombrado por el Congreso y que tendría un jefe de gabinete ratificado por el Senado.
Unidos, pues, los distintos partidos políticos.
Y esa unidad decantaría en todos los mexicanos que, hoy por hoy, vivimos en la desunión.
¿Cómo lo ve usted? ¿Se une?
Índice Flamígero: No es por nada, pero mientras el aspirante a la candidatura presidencial del PRI Beltrones va hacia los asuntos de fondo, el otro suspirante, Enrique Peña Nieto, aborda asuntos de mera forma. Que si ya está en la red social Twitter, que si tendrá cámara o no tendrá cámara, que si… Desde que dejó de hablar de “los 600 compromisos” –en realidad obras de gobierno pagadas por los contribuyentes–, el mexiquense ya nada tiene qué decir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario