Daños Colaterales
Arrivederchi, Papi
Con casi diez años al frente del gobierno, pero 17 con el control político, mediático y cultural de su país, Silvio Berlusconi, el italiano más rico con 7.8 mil millones de dólares según Forbes, quizás aún no termine de entender en su narcisista omnipotencia cómo fue que perdió la partida. Algo que sin embargo era patente desde 2009, cuando su gran popularidad comenzó a declinar al calor de las reyertas en su coalición derechista Liga del Norte a propósito de la economía, pero también de sus picantes relaciones con jovencitas, que pasaron a convertirse en el nudo central de la política italiana.
Originario de una familia de clase media de Milán y con educación salesiana, su decadencia se precipitó desde comienzo de 2010, cuando su segunda esposa y madre de tres de sus cinco hijos, la ex actriz Veronica Lario, emprendió el divorcio, luego de tres décadas de matrimonio tras el escándalo por la presencia de su marido en el cumpleaños de la menor de edad —y más de 1.80 m. de altura—, Noemí Letizia.
A ello siguió el escándalo sobre el ritual de orgías organizadas por el premier con modelos y edecandes de tv, las velinas, con quienes Berlusconi se hacía llamar Papi.
El caso estalló con la difusión en el diario El País, en julio de 2010, de comprometedoras fotos de la finca más famosa de Cerdeña, Villa Certosa, tomadas por el reportero Antonello Zappadu. Según el conocido paparazzo, las velinas eran asiduas del sitio: un complejo de 80 ha. y 450 millones de dólares, donde quedaron expuestos los rostros pixelados, salvo el de Berlusconi, de hombres y mujeres casi al desnudo , en un escenario digno de Baco; como aquella memorable foto de la joven junto a un jacuzzi y un varón erecto a su lado. Ante la evidencia, Papi dijo sin más: “Pero, ¿cuándo se ha visto que alguien se duche con chaqueta y corbata?”.
En abril, el Cavaliere debió comparecer por abuso de poder y prostitución infantil en Villa Certosa, un puttanaio (casa de putas) según las velinas, con “fiestas” de hasta veinte chicas por noche y tocamientos “descarados e impúdicos” de los amigos del anfitrión,que pagaba 4,000 euros a cada una por sesión. El juicio se centró en Ruby, la espectacular bailarina marroquí de 16 años, Karima Maghud, a quien Papi le habría ofrecido 5 millones de euros por su silencio. Pero pese a ser procesado además por corrupción y fraude ligados a su imperio Mediaset, el multimillonario milanés nunca perdió su humor chusco: “El otro día me hice un análisis y he dado lo normal para un hombre de mi edad: 90% de viagra en la sangre”.
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