sábado, 3 de septiembre de 2011

Sin autorización, Pemex concreta la compra de más acciones de Repsol

Disputa de mercados
Pemex ya controla 9.42% de las acciones de Repsol
  • La operación cuenta con el respaldo de los gobiernos mexicano y español
  • Participaron los grupos financieros Inbursa, Crédit Agricole, Natixis y HSBC
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En la imagen, captada en Singapur, aparece una plataforma petrolera que será trasladada a Cuba por Repsol. Petróleos Mexicanos busca adquirir otro 0.38 por ciento de las acciones de esa empresa española
Foto Reuters

Armando Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 3 de septiembre de 2011, p. 2

Madrid, 2 de septiembre. Petróleos Mexicanos (Pemex) ya tiene el control de 9.42 por ciento de las acciones de Repsol, tras informar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de España de la adquisición de 4.62 por ciento del capital, que equivale a 56 millones 377 mil 90 acciones, con valor de mil 150 millones de euros (unos 19 mil 550 millones de pesos).

El objetivo de Pemex es llegar a 9.8 por ciento del total del valor de Repsol, en función del acuerdo de sindicación de acciones que firmó con la constructora española Sacyr, con el aval de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero y de Felipe Calderón, con el fin de tomar el control de la dirección de la empresa energética.

La CNMV informó de forma oficial la notificación de Pemex del primer paso de la operación por el control de Repsol, en un convenio en el que participaron cuatro entidades financieras: las francesas Crédit Agricole y Natixis, la británica HSBC y la mexicana Grupo Financiero Inbursa, del magnate Carlos Slim.

Acciones sindicadas

La operación, fraguada en absoluto secreto hasta que el pasado martes se hizo pública, se realizó por conducto de una filial de Pemex en Holanda, denominada PMI Holdings VB, desde la cual se oficializó la compra.

Ese convenio es fruto de un acuerdo previo entre Pemex y la constructora Sacyr, que es dueña de 20 por ciento de Repsol, con el que ambas compañías habrían acordado sindicar sus acciones (que sumarían 29.8 por ciento del total).

Dicha alianza supondría de facto que Pemex y Sacyr intentarían tomar el control de la dirección ejecutiva de Repsol, con la fulminación del actual equipo gestor, presidido por el catalán Antonio Brufau, con quien el presidente de Sacyr, Luis del Rivero, mantiene un abierto enfrentamiento desde hace tiempo por la gestión y el control de la multinacional del gas y el petróleo.

Pemex cumplió parcialmente con el acuerdo tras la adquisición de 4.62 de las acciones, una vez que estaría pendiente de formalizar la compra del restante 0.38, lo que supondría un desembolso de unos 50 millones de euros más (850 millones de pesos). El total de la operación obliga a Pemex a desembolsar mil 200 millones de euros (más de 20 mil millones de pesos), que, según informó el pasado jueves el director de la paraestatal, Juan José Suárez Coppel, se pagarán mediante la adquisición de deuda en 70 por ciento, mientras el restante 30 sí saldría de las reservas de divisas de la petrolera mexicana.

Con la adquisición por Pemex de 4.62 de las acciones se estaría dando el primer paso para alterar el actual equilibrio en el consejo de administración de Repsol, que en 2010 tuvo beneficios anuales que superaron 4 mil 600 millones de euros.

Aunque ni los representantes de la paraestatal ni los de Sacyr han dicho públicamente su intención de remover a la actual cúpula directiva, sobre todo a Brufau (puesto en el cargo por CaixaBank), sí es uno de los objetivos de la operación. O, al menos, se pretende crear la figura del consejero delegado, que serviría de contrapeso a la dirección, y sería una persona del entorno del nuevo grupo hispano-mexicano.

La operación cuenta con el respaldo del Ejecutivo español, en concreto del ministro de Industria, Miguel Sebastián, quien habría mantenido una reunión privada el pasado martes con el propio Suárez Coppel y con Luis del Rivero, a la que también acudió el embajador de México en España, Jorge Zermeño, como emisario del gobierno de Calderón.

En dicho encuentro, tanto el empresario español como el representante de Pemex se comprometieron ante el titular de Industria a que se garantizaría la españolidad de Repsol. El acuerdo obliga a Pemex a actuar de la mano de Sacyr en los próximos 10 años, que pueden ser prorrogables en plazos de cinco.

Dada la repercusión de la compra de acciones, que también tiene tintes políticos al afectar un sector estratégico y ser Pemex una empresa del Estado mexicano, los emisarios de Suárez Coppel en España se pusieron en contacto con la principal fuerza de la oposición, el derechista Partido Popular, en concreto con su vocero de Economía, Cristóbal Montoro, con quien habrían insistido en defender las supuestas bondades de la operación, que es estrictamente empresarial.

Uno de los detalles que más llamaron la atención tanto de los inversionistas como de los propios responsables de Repsol fue la participación en la compra de Inbursa, una vez que su dueño, Carlos Slim, es además consejero de la influyente entidad financiera CaixaBank, que tiene a su vez 12.9 por ciento de las acciones de Repsol y cuya postura ante la maniobra empresarial puede ser vital para cargar la balanza de un lado o de otro.

Slim mantiene desde hace años una activa estrategia empresarial para aumentar sus intereses en el sector de la energía, sobre todo en el influyente mercado del petróleo y de la exploración de otros recursos energéticos, para lo cual ha hecho importantes inversiones en la española Gas Natural (posee 15 por ciento de su filial mexicana) y en otras compañías de Emiratos Árabes Unidos.

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