miércoles, 21 de septiembre de 2011

¡Se le quemaban las habas!

Francisco Rodríguez, autor de la columna Índice político
Francisco Rodríguez

September 21, 2011

— 12:00 am

Con apenas tres días en calidad de desempleado –que, además, fueron “puente”–, Enrique Peña Nieto protagonizó su propio video-auto-destape: “Sí aspiro”, dijo sinceramente al lente de la cámara que captaba el instante de su propia gloria.

¡Se le quemaban las habas!, hubiese dicho mi abuela.

Le urgía buscar una suerte de blindaje que para él y para su proyecto implica el ya no tener un encargo público, cual el de gobernador en el que se mantuvo hasta la noche del 15 de septiembre pasado.

¿Blindaje?

Sí, claro. Ante el cúmulo de “expedientes negros” en torno a la figura del mexiquense que en el changarro de enfrente, el PAN, han venido coleccionando Felipe Calderón y sus paniaguados para darlos a la luz en el momento en el que más daño puedan provocar a quien ahora sí abiertamente ha manifestado sus deseos no sólo de contender como abanderado del PRI, incluso, de convertirse en el titular del Ejecutivo Federal para el sexenio 2012-2018.

De algunos de esos expedientes ya le he platicado en este espacio, tras la detención en Tijuana del también mexiquense Jorge Hank Rohn. Que fueron armados en conjunción con autoridades de cuando menos una decena de agencias federales estadounidenses. Que en ellos se detallan desvío de recursos , lavado y blanqueo de dinero producto de actividades ilegales y tráfico de sustancias prohibidas, cometidos durante la gestión 2006-2010 por el todavía gobernador del Estado de México, recursos que habrían sido desviados utilizando los consorcios empresariales de los hermanos Carlos y Jorge Hank Rhon, esto es Hermes, Interacciones y Caliente.

Para ello el blindaje de, ahora sí, precandidato del PRI a la Presidencia de la República.

Para que cualquier filtración respecto a ese o a otro “expediente negro”, inmediatamente fuese atribuido a una “guerra sucia” emprendida por los calderonistas a quienes, por lo demás, se les dan bien esos numeritos.

Por eso, cito otra vez a la nona, a Peña Nieto –y sobre todo a sus asesores Sáenz, Berrueto y Quintero, representando éste último a los intereses de Televisa– ¡se le quemaban las habas!

De ahí no sólo la prisa, sobre todo la violación a los acuerdos que en la reunión dominical del reciente 11 de septiembre se consensuaran en el conclave convocado por Humberto Moreira con los gobernadores priístas y líderes sectoriales de lo que antes fuera el Invencible.

Acuerdos que contemplaron la calendarización de eventos. Desde el método para la selección del abanderado, a partir de los primeros días de octubre, hasta la entronización del candidato, fijada para diciembre.

¿Se fueron al caño del desagüe esos acuerdos ante la prisa de Peña por blindarse ante los previsibles ataques del calderonato?

Pudiera ser, dado que el cada vez más cuestionado Moreira carece de la fuerza y autoridad para meter en orden al ex gobernador mexiquense, de quienes muchas veces pareciera ser uno más de sus subordinados.

Pudiera ser si, como narran algunos de los asistentes, personajes tan actualizados como Joaquín Gamboa Pascoe también están en el acelere y ya quieren lanzar a sus nutridas huestes al matraqueo, las porras y el viva-viva… lo que hace ruido, pero no consigue votos.

¿Y el IFE, a todo esto?

En Babia, por supuesto. Más que tolerante con todos aquellos que, como Santiago Creel, Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero, Marcelo Ebrard, el propio Andrés Manuel López Obrador ya están en abiertas precampañas. ¿Por qué no habría de mantenerse condescendiente, indulgente o hasta blando ante Peña Nieto?

¿Candidato priísta habemus?

¿Fuimos testigos, a través de la televisión –¡dónde más, si no!– del humo blanco expelido por las chimeneas priístas?

¿Sólo por blindarse?

Y ese blindaje, ¿de verdad detendrá a Calderón y a sus paniaguados quienes se mueven como ágiles parásitos entre las inmundicias y detritus de la guerra sucia?

¿De veras? ¿De veritas?

Índice Flamígero: Por lo pronto, la relación de pareja ya no es tan melosa públicamente, como lo era hasta hace unos meses. Caminaban con las manos unidas. No dejaban de acariciarse sentados uno al lado del otro. Lo peor de esta relación que naufraga por la intromisión de otras damas es que, no obstante las amenazas paternas de retirarle todos los privilegios –vehículos, escoltas, recursos–, el hijo mayor, todavía un adolescente, se fue del hogar por diferencias serias con quien ahora es la madrastra. El jovencito vive ahora con la hermana de su mamá, fallecida en circunstancias que ni el viudo puede explicar.

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