Otra vuelta a la tuerca. Una nueva iniciativa de reformas, ahora al Código Federal de Procedimientos Penales recién enviada al Congreso por el señor Felipe Calderón, para someter a la ciudadanía, aunque oficialmente se diga que es para acotar a la delincuencia.
Complemento ésta de otra ya convertida en minuta por el Senado de la República, la de reformas a la Ley de Seguridad Nacional, ambas persiguen el control social a través de la represión o del uso del Estado Policiaco como protección de intereses hegemónicos económico-sociales y como barrera defensiva frente al creciente descontento de la población. Un Estado Policiaco –cito a Wikipedia– es aquel donde el gobierno mantiene un estricto control sobre la sociedad, particularmente a través de la supresión de las libertades civiles y a menudo mediante una fuerza de policía secreta y un gran despliegue e inversión en mecanismos de vigilancia. Esto implica que el control por el gobierno contradice la voluntad de los individuos que están siendo controlados. Así, un Estado policial es inherentemente antidemocrático. Es similar a la ley marcial.”
Y de eso es que precisamente tratan ambas iniciativas. La más reciente, la de reformas procesales, autoriza detenciones en caso de urgencia mediante un sistema de investigación sin autorización judicial, que incluye el cateo de domicilios por denuncia anónima, revisión y grabación de personas y vehículos, el uso de llamadas telefónicas entre particulares y conformar un cuerpo de agentes infiltrados.
También que en una conversación por teléfono quien participe en ésta pueda entregarla como prueba, y de esta manera no se altera la confidencialidad de las comunicaciones.
Y sobre los policías secretos: “aparentar la realización de actividades ilícitas o mediante la infiltración de agentes en un grupo delictivo, con la finalidad de conocer la organización, formas de operación y ámbitos de actuación e identidad de los miembros de diversos grupos delictivos”.
No queda ahí la intentona: a través de su enmienda, Calderón también pretende colocar un bozal a los medios de comunicación, a los que “prohíbe” dar información de casos de secuestro, por ejemplo, más otros que “pudieran afectar a testigos” o a menores de edad.
Así que, ¿quién lo salva a usted o a mí de no ser víctima de una denuncia anónima, para empezar? Imagine que a cualquiera de nosotros se le finque una falsa acusación de rapto, por ejemplo.
Hace falta que los ciudadanos presionemos a los representantes populares, esto es a los diputados federales, para que este engendro no sea aprobado.
De hecho, en las redes ya circula un decálogo en el que se alerta a la ciudadanía sobre los efectos nocivos de la por ahora “congelada” nueva Ley de Seguridad Nacional:
1) Perderás tus derechos básicos, como el derecho a la vida y a la privacidad; y podrás ser molestado por la autoridad sin orden para ello. De facto ya lo hacen, pero ahora será legal… aunque no legítimo, para no variar.
2) El Ejército y las corporaciones policíacas podrán intervenir tu teléfono o ingresar a tu casa sin orden judicial. Lo cual es anticonstitucional.
3) Toda la información que tienes en sitios como Facebook, Twitter, Gmail, Hotmail y Yahoo, podrá ser utilizada por las fuerzas de seguridad en tu contra. Podrán hackear y rastrear lo que quieran.
4) El Ejército podrá llevar a cabo detenciones arbitrarias, revisiones de personas, autos, teléfonos, sin ningún tipo de orden judicial.
5) Una vez detenid@ (aún si no hiciste nada), será legal que te torturen “para obtener información”.
6) Una llamada anónima (que por tanto nunca se sabrá realmente si existió o no) podrá ser razón suficiente para que el Ejército, la Marina o la Policía ingresen a tu casa.
7) Se eliminará la separación de poderes ya que el presidente, sin consultar a nadie, podrá usar al Ejército en contra de la población cuando lo considere “necesario”.
8) Los movimientos sociales (como los estudiantiles, laborales o electorales) podrán ser considerados como “obstáculos” para la seguridad nacional, y por lo mismo, podrán ser reprimidos por el Ejército.
9) No podrás denunciar el abuso de las autoridades ya que entonces estarías “impidiendo” actuar a las autoridades, y se te podría considerar una amenaza para la seguridad nacional.
10) Si esta ley se aprueba, tú o alguien que quieres puede terminar detenid@, desaparecid@ o muert@.
Índice Flamígero: Molestó a algunos lectores de este espacio el que en reciente entrega se haya hecho mención a la pequeñez del ocupante de Los Pinos y, sobremanera, a su vulgaridad. El mismo día de la publicación, empero, el propio Felipe Calderón saltó a la palestra con la muy publicitada expresión de un borrachín, al exhortar a jóvenes deportistas a aplicar “el fua” en sus próximas competencias. Vulgar, reitero.
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