lunes, 29 de agosto de 2011

Reajuste ministerial




PLAZA PÚBLICA

Miguel Ángel Granados Chapa

En una típica maniobra comparable a la de cambiar de caballo a la mitad del río, el gabinete del presidente Calderón será sujeto a un reajuste ministerial en los próximos días o semanas. Por lo menos tres secretarios de Estado, si no cuatro, que prefieren seguir su trayecto personal y no necesariamente cumplir su compromiso con quien los nombró, se irán en busca de otro destino.

La inestabilidad del gabinete ha sido un signo de la administración calderonista, y próximamente se subrayara esa impronta. Calderón ha nombrado cuatro secretarios de Gobernación (Francisco Ramírez Acuña, Juan Camilo Mouriño, Fernando Gómez Mont y Francisco Blake Mora), tres de Desarrollo Social (Beatriz Zavala, Ernesto Cordero y Heriberto Félix Guerra), tres de Economía (Eduardo Sojo, Gerardo Ruiz Mateos, Bruno Ferrari), tres de Comunicaciones y Transportes (Luis Téllez, Juan Molinar y Dionisio Pérez-Jácome), dos de Hacienda (Agustín Carstens y Cordero), dos de Educación (Josefina Vázquez Mota y Alonso Lujambio), dos de Agricultura (Alberto Cárdenas y Francisco Mayorga), dos de Energía (Georgina Kessel y José Antonio Meade), dos de la Función Pública (Germán Martínez, Salvador Vega Casillas) y dos de Turismo (Rodolfo Elizondo y Gloria Guevara).

Ha designado también a tres procuradores (Eduardo Medina Mora, Arturo Chávez Chávez y Marisela Morales), a dos directores del IMSS (Juan Molinar y Daniel Karam), a dos directores de la Comisión Federal de Electricidad (Alfredo Elías Ayub y Antonio Vivanco Casamadrid), dos de Pemex (Jesús Reyes Heroles González Garza y Juan José Suárez Coppel). En su entorno más próximo ha habido movimientos. Ha tenido tres jefes de la Oficina de la Presidencia, uno de los cuales se fue y volvió (Mouriño, Patricia Flores, Gerardo Ruiz Mateos) y tres secretarios particulares (César Nava, Luis Felipe Bravo Mena y Roberto Gil Zuarth).

Actualmente puede que Calderón tenga que prescindir de Cordero en Hacienda y/o de Lujambio en Educación. Ambos pretenden obtener la candidatura presidencial del PAN y más temprano que tarde alguno de los dos se irá del gabinete. Si es Cordero, en los corrillos palaciegos se afirma que Meade dejará la Secretaría de Energía, por lo que habrá que colmar ese hueco. No hay conjetura sobre el sucesor de Lujambio. Es de esperarse que Calderón no designe a su favorito Genaro García Luna, en cuyo caso la Secretaría de Seguridad Pública quedaría vacante y habría que sustituir a su titular. No cabe duda que Luis Cárdenas Palomino o Facundo Rosas, o Miguel Ángel Yunes, sustituirían a García Luna.

Pero el proyecto personal de otros dos candidatos los llevará a renunciar a sus cargos federales. José Ángel Córdova Villalobos, secretario de Salud, irá a su Guanajuato natal en pos de la candidatura panista y del gobierno estatal. Juan Rafael Elvira Quesada, secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales, quiere ser de nuevo alcalde de Uruapan.

Originalmente se enlistaron dos secretarios de Estado más en la búsqueda de la candidatura presidencial. Pero el de Desarrollo Social y el del Trabajo renunciaron a sus aspiraciones. Los que quedan en la liza son renuentes a marcharse pronto. Sus posiciones los ayudan a mostrarse y ganar adeptos entre los militantes panistas, únicos que votarán para escoger quién los abandera. Cordero, sin embargo, está metiéndose en vericuetos, que tal vez lo obligarían a deponer su gana de participación electoral y quedarse donde está. Por un lado, el empeoramiento de la crisis financiera y económica mundial acaso demande su presencia en Hacienda más allá del plazo conveniente (tras la presentación y debate del paquete fiscal del año próximo). Y si se va antes, a hacer campaña interna para ser elegido candidato, sus antagonistas podrán tacharlo de irresponsable por abandonar el barco antes de que la tormenta lo haga zozobrar.

Córdova Villalobos también corre riesgos. Aunque está en mejor posición que su amigo y aliado Javier Usabiaga, la experiencia de éste puede serle aleccionadora. Cuando era secretario de Agricultura con Fox, "el rey del ajo", como se conoce al próspero agricultor guanajuatense, quiso ser candidato a la gubernatura. Pero la extrema derecha de su entidad se lo impidió e hizo triunfar a Juan Manuel Oliva, el actual gobernador. Éste se propone reeditar el lance en beneficio de Miguel Márquez, su colaborador. Podría por lo tanto Córdova Villalobos quedarse sin ninguna posición: fuera del gabinete y sin ganar la candidatura panista.

Ha hecho un papel mejor del que se esperaba de él en la Secretaría de Salud. Ha logrado apartarse de las trabas de su formación ideológica y ha actuado como tiene que hacerlo un alto funcionario de una república laica. Y su desempeño frente a la crisis de salud de 2009 lo reveló como un secretario prudente y eficaz. Como precandidato ha sido claro: en mayo formalizó su aspiración y anunció que saldría en septiembre del gabinete federal. Así lo hará.

El titular de la Semarnat, Juan Rafael Elvira Quesada, fue llevado a las cercanías de Uruapan por su profesión de ingeniero agrícola. En 1999 fue elegido alcalde de esa ciudad. Debe haber hecho un buen papel porque ahora los panistas de ese municipio quieren que los gobierne otra vez. Germán Tena, el líder estatal del PAN, ha dicho que el secretario ya presentó su renuncia, a mediados de agosto, para retornar a Michoacán. De ser cierto, la hará efectiva en un corto lapso. El cumplimiento de metas personales y el interés electoral del PAN es puesto por Calderón por encima del gobierno de la República.




Cajón De Sastre

Murió el señor Félix Moreno Canalejas. Tenía 90 años de edad y fue cremado el jueves 25, según las líneas del día siguiente en el obituario de Reforma. Atendió personal y amablemente, durante décadas, su Librería del Prado, primero en el pasaje de ese nombre, planta baja del hotel de igual denominación; y luego, a causa del sismo de septiembre de 1985, en la calle de Florencia. Era más que un librero. Según atestiguó don Jesús Reyes Heroles, tenía "la buena y onerosa costumbre de obsequiar a sus amigos con elegantes ediciones". Una de ellas contenía el ensayo de Ortega y Gasset, Mirabeau o la política, cuyo prólogo aceptó escribir quien era entonces secretario de Educación Pública. El propio señor Moreno Canalejas prologó Un amor imposible, de López Velarde, otra de sus magníficas y generosas ediciones no venales.

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