¿Se acuerda usted de aquel psicólogo de un solo paciente que, durante el sexenio anterior despachó en Los Pinos y, junto a Marta Sahagún era una todopoderosa muleta sobre la que se apoyaba Vicente Fox? ¿Recuerda siquiera su nombre?
Cuesta trabajo, pero claro es Ramón Muñoz Gutiérrez, aquél jefe de personal de la panadería del oso maloso, el de la Innovación Gubernamental, el de las portadas de revista ante los tableros de ajedrez –que colecciona, pero sobre los que no sabe jugar–, el de las reuniones de altos funcionarios para que se dieran uno a otro una serie de almohadazos y quien ahora, dicen, aparece momificado en el Senado de la República sin que nadie más sepa de él.
Goza de fuero constitucional, eso sí. Lo buscó como vacuna, primero, y escudo todavía ahora para hacer frente a las posibles consecuencias jurídicas y políticas que el sucesor de Fox, con quien hizo y deshizo, pudiera fincarle. Ya con este privilegio otorgado por la Carta Magna, ni siquiera ha habido intentos de aplicarle una mínima sanción.
¡Ah, el fuero! Esa figura jurídica tan alcahueta con los bribones. Figura que, de acuerdo al texto constitucional, es una prerrogativa de al cual gozan senadores y diputados, que les exime de ser detenidos, juzgados y procesados desde el momento mismo en que rindan su protesta de ley como tales.
Y es en la búsqueda del fuero que ahora mismo caminan no pocos malandrines de esta fallida Administración, quienes granjean o hasta chantajean al ocupante de Los Pinos para obtener una de esas postulaciones.
La más peleada es la que pudiera llevarlos al Senado, preferentemente sin hacer campaña, sin tener que enfrentar a los votantes o siquiera saludar sus sudorosas manos.
¿Nombres, nombres? Ahí le van algunos:
Anote usted en primerísimo lugar a la ex “vicepresidenta” Patricia Flores Elizondo, quien salió por piernas de Los Pinos no sólo por sus excesos y corruptelas, pues se dice que también por otras cercanas a la celotipia. En Durango ya controla al PAN estatal y presume su inminente escaño, hasta donde no podrá ser alcanzada por los escándalos de la mal llamada Estela de Luz y otros muchos de enriquecimiento y nepotismo. Su “recurso del método” bien podría ser el del chantaje: “Si me tocan a mí, tú también te vas conmigo”.
Coercitivo con el ocupante de Los Pinos, también, el método empleado por el neopanista Miguel Ángel Yunes Linares, quien pese a tener en contra a todo el panismo veracruzano, aún así se saldrá con la suya. Un asiento en el nuevo edificio senatorial como protección no sólo al desfalco monumental al ISSSTE –60 mil millones de pesos… y contando–, incluso a acusaciones de particulares por el repugnante delito de abuso sexual a menores de edad.
No me lo va a creer, pero en la lista de quienes afanosamente persiguen el fuero constitucional también está inscrito el nombre de Josefina Vázquez Mota. En su caso sería una prolongación del que ya usufructúa. Y es que a la ex titular de la SEP le aguardan consecuencias jurídicas por otro enorme fraude relacionado con aquel ya olvidado proyecto de Enciclomedia y otro aún más fuerte. Su aparente búsqueda de la candidatura presidencial no es sino otra de las muchas formas que hay para chantajear a Felipe Calderón quien, de plano, no la tolera.
Salvador Vega Casillas, paisano y primo del ocupante de la Primera Magistratura también busca el fuero constitucional por las consecuencias penales que un futuro Presidente pudiera fincarle, tras su complicidad y hasta connivencia con los “capos” de la Administración Pública, que han saqueado las arcas a conveniencia, mientras la sociedad enfrenta un empobrecimiento y una mortandad crecientes.
¿Se imagina usted a Genaro García Luna como legislador? Tómelo en serio. Necesita el fuero como nadie. Igual sucede con Javier Lozano, aunque sea perro que no muerde.
Bueno, ¿y Calderón? Siendo como es el principal responsable de todos estos saqueos, matanzas, irresponsabilidades, ¿necesita de fuero? No, porque hay otra figura constitucional que a él le protege. Él, como ex ocupante del cargo que le concedió un Tribunal hace cinco años, sólo puede ser juzgado “por traición a la Patria”.
Ahora que, ¿el designar, proteger, tolerar a estos personajes que han resultado inútiles, criminales y rateros no es traicionar a la Patria?
¿Se considerará “traición a la Patria” el genocidio, la muerte de un millar de infantes, el que haya crecido el número de miserables, el que el analfabetismo se haya disparado, el que la insalubridad campee, el que la mayoría de la población haya sufrido un enorme deterioro en su calidad de vida?
¿Usted qué cree?
Índice Flamígero: Por cierto que Patricia Flores Elizondo mandó a su operador electoral Jorge Manzanara al equipo de Josefina Vázquez Mota. Manzanera ya perdió frente a Gustavo Madero –él y Flores trabajaban para Roberto Gil Zuarth–, y antes en Yucatán, frente a Yvonne Ortega. ¿Apoyo o daño?
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