La simulación es el veneno de la democracia y es quizá la principal causa de que muchas cosas cambian pero todo sigue igual.
1. Tres años del Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad.
Hace tres años, un 21 de agosto de 2008, impulsados por la indignación y energía de Alejandro Martín, Isabel Miranda de Wallace, María Elena Morera y Nelson Vargas, se firmó el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad. Con él, el gobierno federal pretendía, como lo ha hecho desde el principio, darle una cobertura legal y ciudadana a lo que ha sido una guerra abierta contra el narcotráfico y la delincuencia organizada que ya propios y extraños reconocen como una cuestión fallida, debido a que se emprendió sin planeación, inteligencia y conocimiento exacto de los adversarios.
Hoy, difícilmente podría afirmarse que la guerra se va ganando; no obstante el elevado número de capos capturado, ni el tráfico de enervantes ni el flujo de armas hacia nuestro país y el inmenso lavado de miles de millones de dólares han cesado. Como contraparte, la cifra de muertos en esta guerra ronda los 50 mil, en donde se incluyen casi 10 mil clasificados en el rubro de “otros” porque son cadáveres prácticamente despedazados.
El balance muestra que no hay seguridad ni justicia y la legalidad está a prueba. Como hace tres años, otro movimiento social cataliza la indignación y la soledad en que se encuentra la sociedad. Los poetas Javier Sicilia y Efraín Bartolomé, tras los agravios sufridos, encarnan la impotencia y desesperación de la sociedad ante el baño de sangre, las violaciones a los derechos humanos y los abusos y ultrajes que los criminales y las fuerzas que los combaten cometen contra la inerme sociedad civil prácticamente todos los días.
En tres años, hemos pasado del “si no pueden, renuncien” que increpara el empresario Alejandro Martí, al “estamos hasta la madre” de Javier Sicilia, quien por ahora, ciertamente, no es la única voz de la sociedad civil que apela a la seguridad y la justicia, pero sí la más visible y que ha logrado interlocución con el gobierno federal, con el Congreso y diversos gobiernos locales.
Como bien señalara el senador Manlio Fabio Beltrones , la simulación es el veneno de la democracia y es quizá la principal causa de que muchas cosas cambian pero todo sigue igual. Se firmó un Acuerdo Nacional para hacer muchas cosas, quizá se hicieron, al menos consta que en el Legislativo se aprobaron las leyes antisecuestro, contra el narcomenudeo y las adicciones, la Ley de Seguridad Nacional y la reforma en materia de Derechos Humanos, pero las cosas siguen igual de peor que antes. De poco sirve tener buenas leyes si el aparato de procuración y administración de justicia está en las mismas.
Hoy se discute la reforma a la Ley de Seguridad Nacional que busca actualizar la actuación de las fuerzas armadas, que ha sucedido un tanto en el lindero de la legalidad, para que esta actuación suceda en apoyo a las autoridades civiles, por un tiempo determinado, con rendición de cuentas y con la supervisión del Poder Judicial, dado que conforme a las nuevas disposiciones en materia de Derechos Humanos no existe el fuero de guerra cuando no hay declaración ni estado de guerra y los derechos humanos deben ser plenamente respetados. Parece mentira que haya sido el discurso del dolor el que obligara a las autoridades federales a humanizarse. El discurso gubernamental en el sentido de que “si no hubiesen actuado las fuerzas armadas entonces hoy estaríamos peor”, palidece ante la evidencia de que, sin menoscabo de cómo se ha actuado, de todas maneras estamos en una frágil situación de la seguridad, la justicia y la legalidad. El 25 de agosto próximo se cumplirá también un año del horror de la masacre de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas. Después de ello, han trascendido muchas más masacres. ¿Hasta cuándo?
2. La nueva crisis económica internacional.
Cuando grazna como pato, anda como pato y tiene pico de pato, es evidente que se trata de un pato. Tal cosa sucede actualmente en el escenario económico internacional. Los números y las evidencias muestran que el mundo se encamina a una nueva recesión que, sin importar el grosor de los blindajes, habrá de afectarnos a todos.
La nueva crisis es indudablemente consecuencia del mal manejo de la anterior. Entonces, el nobel de Economía, Paul Krugman, criticó que los rescates fiscales emprendidos masivamente por los gobiernos de Estados Unidos y Europa conducirían irremediablemente a una recuperación tipo “W”, esto es, que tras una alzada aparente vendría otra caída y así sucesivamente, porque se estaba inyectando dinero inexistente, que es el fisco, a dinero malo, que es el resultado de la especulación financiera no sustentada en activos ni producción, que es la verdadera base de la riqueza de las naciones. Hace dos años, decía Krugman, se debió haber realizado un ajuste fuerte a los activos tóxicos y venenosos y rescatar a los ciudadanos, no a los bancos o fondos que habían especulado con bonos chatarra.
Esto no sucedió y los gigantescos rescates con fondos fiscales llevaron necesariamente a las economías más desarrolladas del mundo a u n sobreendeudamiento insostenible en el corto plazo. La medida de financiar la deuda con más deuda es como las pirámides, funciona por un tiempo pero al cortarse el flujo o la “entrada” de más incautos al juego, la pirámide colapsa. Así, los Estados Unidos, el gran deudor del mundo, debieron solicitar un mayor techo de endeudamiento para soportar el sistema de pagos, llevando la deuda pública norteamericana a una cifra estratosférica, de casi 15 billones de dólares, esto es, el valor del Producto Interno Bruto de ese país. En Europa, los datos son también similares. Grecia debe el 143% de su producto nacional; Italia, el 119%; Irlanda, Bélgica y Portugal, 97, 97 y 93% respectivamente; Alemania y Francia, el corazón de la Europa del Siglo XXI, 83 y 81%, y España, el 60%.
China, en ese contexto, y Japón, el otro gran ariete de Asia, se encuentran enfrentando las dificultades propia de la contracción de los mercados, en un caso, y del efecto devastador del terremoto y tsunami que hace algunos meses sufriera y que de inmediato le significaron la pérdida de casi el 2% de su producto nacional. La economía china, es evidente, se ha desacelerado y se ubica en torno al 9% anual que podría caer aún más. Y, en medio del pánico, las bolsas del mundo han caído ya un 12% sin que nada parezca detener la estampida.
Para rematar, la expectativa de crecimiento de estos países se ha reducido sensiblemente. En promedio, en el mundo, se ha perdido ya la expectativa de un punto de crecimiento, que era del 4.5% estimado y ahora está en 3.5%. Pero en el caso que más nos afecta, que es la economía norteamericana, las principales calificadoras, además de reducirle la expectativa crediticia (S&P la devaluó de AAA a AA+ y las otras han sostenido la calificación con la advertencia de que si no hay un acuerdo de recorte del gasto y mejora de la recaudación, pronto podrían bajarla también), ahora han reducido las expectativas de crecimiento, en una notoria desaceleración, pasando del 2.5 estimado a sólo 1%.
¿Qué significa esto? Que la desaceleración muy pronto podría ser una recesión mundial. Por lo pronto sus efectos ya se sienten en México; el superpeso cede terreno y anda ya en niveles de 12.50 pesos por dólar; nuestro crecimiento se está reduciendo, reportándose sólo 3.3% para el segundo trimestre del año con una fuerte caída de 9% en la actividad agropecuaria y de medio punto en la producción industrial; reducción de empleos en el sector privado (el reporte es que hay casi 350 mil empleos menos en la IP, en tanto que el sector público ha incrementado en 7% la burocracia) que, aunado al incremento en los niveles de pobreza ya observados por el Coneval, implican, otra vez, los efectos de una crisis que por ahora todavía no se llama recesión. Pero, tengamos presente que, si se mueve como una recesión, habrá de ser una recesión y nuestro blindaje será sólo una cascarita en mar embravecida.
3. ¿Qué hacer en México?
Nuestro país requiere enfrentar los efectos de esta crisis, como han señalado todas las fuerzas políticas y hasta en el gobierno, con un responsable de las finanzas públicas de tiempo completo. El actual, distraído como está por los juegos sucesorios, pareciera no haber notado a tiempo la crisis que viene y sólo cuando el resfriado muestras sus síntomas ha empezado a acudir con más frecuencia a las oficinas de la Secretaría de Hacienda.
México enfrenta su propia crisis de deuda, de fisco y de gasto. Sólo que, a diferencia de las crisis norteamericana y europea, que son economías bien desarrolladas, la nuestra es frágil y dependiente en grado superlativo de la economía de nuestro vecino del norte. Si allá tienen un resfriado, nosotros tenemos pulmonía, se ha dicho siempre.
La economía mexicana, dice la Secretaría de Hacienda, está blindada por la estabilidad de las variables macroeconómicas y por la magnitud de las reservas y el crédito exterior. Tenemos reservas por 130 mil millones de dólares y una línea de crédito del FMI por otros 70 mil millones. Sin embargo, el misterio de nuestra deuda nos e ha resuelto; si bien es de “sólo” el 35% de nuestro producto nacional, en los últimos cuatro años pasó del 20% a esa cifra. Esto es, al cierre de 2006, la deuda externa en dólares era de 42 mil millones de dólares, en tanto que la deuda interna importaba la cantidad de 1.8 billones de pesos; alrededor de 220 mil millones de dólares. Cuatro años después, nuestra deuda externa en dólares llegó al cierre de 2010, a 115 mil millones, en tanto que la interna del gobierno federal subió a 3.2 billones de pesos. Entre ambas, representan ahora casi 400 mil millones de dólares. La ciudadanía, que al final de cuentas tendrá que pagarlo, merece una explicación de por qué la deuda pública total del gobierno federal se duplicó en tan sólo cuatro años.
Respecto del fisco, y no obstante los incrementos de impuestos que al amparo de la crisis se aplicaron en 2009, los ingresos petroleros aún representan el 35% del total, en tanto que otro porcentaje equivalente lo integran los ingresos de entidades y empresas públicas, quedando un 30% para los ingresos tributarios, los impuestos que se extraen de la sociedad. Quiere decir que las finanzas públicas aún siguen petrolizadas, lo que será una buena señal mientras tengamos petróleo, pero la estructura tributaria aún sigue llena de agujeros y exenciones que representan, conforme al presupuesto de gastos fiscales, casi 500 mil millones de pesos que dejan de recaudarse o se devuelven a los particulares cada año.
En lo que se refiere al gasto, éste es simplemente caótico. Un fuerte componente lo representa el gasto público, que Hacienda quiere desatanizar porque ahí se ubican los maestros, los médicos y las enfermeras, ciertamente el grueso del total de puestos públicos. Pero lo que oculta es que la cereza del pastel, los que se llevan el grueso de los recursos destinados a sueldos y salarios, son los integrantes de la alta burocracia, la casta dorada que simula hacer cuando en realidad se están duplicando puestos y funciones. Actualmente, existen 1090 directores generales con puestos y funciones claramente determinados en las leyes y ordenamientos de las dependencias y entidades, y mil 700 directores generales adjuntos, que es así como suele llamarse a los asesores o amigos del poder en turno. También existen 89 Subsecretarios y casi 400 homólogos, que cobran como tales sin serlo; y hay 18 secretarios más un adjunto, que cobra como Secretario de Estado sin que lo sea, ya que su función es la Consejería Jurídica de la Presidencia.
Así, en medio de esta simulación de eficiencia y transparencia, ¿cómo se quiere enfrentar la crisis? ¿Gastando bien el presupuesto federal, que tiene un subejercicio no contable de casi el 30%? ¿Deteniendo los recursos a los Estados y Municipios porque están sobreendeudados? ¿Teniendo el 30% de los recursos de Oportunidades y el 25% del Seguro Popular detenidos porque las entidades federativas no tienen para poner el “pari pessu” que debieran estar enterando? ¿Estableciendo centralistamente que el presupuesto es dinero del gobierno federal y no de la Nación, como es en realidad?
Lo que el país necesita para enfrentar la crisis es que los servidores públicos, a quienes el Erario les paga por la función pública que desempeñan, no estén distraídos de sus responsabilidades y hagan trabajar el presupuesto para que llegue a tiempo a donde debe llegar, al nivel de piso de atención a la ciudadanía y a las empresas; se requiere apoyar el empleo y la producción con facilidades fiscales (por ejemplo, fusionar el IETU con el ISR); invertir más en infraestructura cancelando, por ejemplo, las plazas adjuntas y homólogas que tanto impactan en el gasto y que definitivamente no se justifican; incrementando el apoyo a las entidades federativas, que es allí donde sucede toda la actividad productiva, se genera la riqueza de la nación, se educa y hasta sucede y se combate a la delincuencia. El dinero de la seguridad pública, de los hospitales, de las escuelas en donde se justifica mejor su aplicación es, definitivamente, en los Estados y Municipios. Como bien diría el ex gobernante español Felipe González hace dos años, en el foro organizado por el Senado, “México ante la Crisis: qué hacer para crecer”, si van a hacer algo contra la crisis, háganlo ya, con rapidez y contundencia; esto es, sin simulaciones.
4. Las plenarias de los legisladores.
Cancelada por la falta de acuerdos en las comisiones legislativas, la posibilidad de un periodo extraordinario de sesiones se extinguió definitivamente. Ello no implica que la actividad legislativa también lo haya hecho, por el contrario, se ha activado de manera sustancial.
Los grupos parlamentarios representados en el Congreso suelen realizar sus sesiones plenarias previo al inicio del periodo ordinario de sesiones. Así, para solaz de los cronistas de color y los reporteros, los diputados del PRI están en Playa del Carmen, Quintana Roo y los senadores del mismo partido estarán en Morelia, Michoacán, en apoyo al candidato a la gubernatura, don Fausto Vallejo. Por su parte, los senadores del PAN irán a la Hacienda Cantalagua en el Estado de México y la cercanía de Michoacán, en apoyo también a Luisa María Calderón, y lo propio harán los senadores del PRD al acudir a la entidad michoacana para apoyar a su colega, el senador con licencia Silvano Aureoles Conejo.
Más allá de lo anecdótico, lo relevante habrá de ser la integración de las agendas legislativas de los grupos parlamentarios. Además del tema central, que habrá de ser la discusión y aprobación en su caso del paquete económico que el Ejecutivo Federal presente para el año 2012, habrán de figurar, obviamente, los temas pendientes:
La Minuta de Reformas a al Ley de Seguridad Nacional, actualmente en diálogo con organizaciones civiles, señaladamente la que encabeza el poeta Javier Sicilia y que esencialmente busca establecer el marco legal para la actuación de las fuerzas armadas en el combate a la delincuencia organizada; de los compromisos asumidos por los legisladores habrá de derivar una Ley de Atención a Víctimas y el Registro Nacional de Víctimas.
Otro tema relevante con eventual origen en la Cámara de Diputados, habrá de ser una reforma a la Ley Federal del Trabajo. La reforma laboral, como también se le llama, encuentra su principal problema en el secretario del Trabajo, Javier Lozano, quien de manera reiterada, un día sí y otro también ataca al PRI y a sus legisladores por, dice, haber hecho un compromiso, presentado una iniciativa y después retractarse de ella. Lo que no dice el secretario “manos de intestino” es que su proclividad a denostar a los dirigentes obreros en toda oportunidad es lo que ha generado un mal clima para el entendimiento en torno a una reforma en la que los trabajadores no ganan mucho y si bien, estarían dispuestos a flexibilizar las relaciones laborales, también requieren que se integre el componente del ingreso a las deliberaciones.
La reforma política, por otra parte, con mucho la de mayor calado entre los pendientes legislativos, habrá sin duda de pasar por el crisol legislativo con cambios relevantes; quizá el más significativo sea el rechazo a la reelección legislativa consecutiva y la intentona por restablecer la cláusula de gobernabilidad o eliminar el tope de sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados, pero con mejores posibilidades para los otros aspectos interesantes de la reforma, como son los candidaturas independientes, la iniciativa ciudadana, la consulta popular, la iniciativa preferente y la sustitución del Presidente de la República en caso de ausencia total.
En materia fiscal, estará a revisión la iniciativa de Reforma Hacendaria Integral presentada con el aval del Grupo Parlamentario del PRI, que entre otras cosas, propone menores impuestos pero que todos paguemos, la fusión del ISR y el IETU para facilitar la vida de las empresas e incentivar el empleo y la productividad, el IVA a 13% con una tasa adicional retornable del 3% generalizado, con excepción de los productos de la canasta básica alimentaria y todos los medicamentos, así como el ISR progresivo, para que se reduzca la tasa de los estratos de menor ingreso y paguen más quienes mayores ingresos tengan.
5. Informe legislativo de la Presidencia del Senado.
El próximo 31 de abril concluirá la gestión de la actual Presidencia del Senado. En esa tesitura, un día antes, el senador Manlio Fabio Beltrones habrá de presentar su Informe Legislativo con un novedoso y austero formato que sin duda habrá de diferenciarlo de quienes gastan mucho e informan poco, pues retornando de Morelia, Michoacán, también de una austera reunión plenaria del Grupo Parlamentario del PRI en el Senado, estará celebrando su cumpleaños número 59 tal y como ha sido su característica: pleno de energía, cerca de la gente, con un informe de resultados y un intenso programa de trabajo legislativo a emprender en el periodo ordinario que se avecina.
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