martes, 9 de agosto de 2011

Base yanqui en Puebla

Francisco Rodríguez

August 9, 2011

Además de la base militar de los Estados Unidos en el norte del territorio mexicano que, de acuerdo a la revelación dominical del The New York Times, sirve para que desde ahí operen agentes de la CIA, del Pentágono, de la DEA y de otras agencias del gobierno de Barack Obama –pretextando ayuda y apoyo a la fallida Administración Calderón en su también fracasada guerra contra la delincuencia–, además de esa, sí, en Puebla ya hay otra en funciones desde el 10 de mayo de este 2011.

Fue a través de Facebook que el activista Mario Quijano dio la noticia, apenas pocos días después de que el gobernador poblano Javier Moreno Valle inaugurara las instalaciones de lo que, en apariencia, es una Academia Estatal de Formación y Desarrollo Policial, ubicadas en San Salvador Chachapa, al oriente de la capital estatal, en lo que se supone es una reserva ecológica.

En los hechos, empero, dicha academia tiene funciones distintas, cual lo muestra la presencia en el acto inaugural de Keith W. Mines, funcionario de la embajada de EU y encargado del Plan Mérida.

“Los antecedentes y las opiniones de Mr. Mines que aquí citaré –escribe Quijano en su Muro de la red social– indican que ésta no es una academia de policía sino que es una base militar de EU diseñada para entrenar traidores al servicio de los EU. Y la razón es que EU reconoce que ya no puede proyectar tanta fuerza militar como antaño y tiene que depender más en utilizar traidores que sirvan a sus intereses.

“Según se lee en un escrito que Mines preparó en el 2005 para el Foreign Policy Institute, Mines es un ex militar con 22 años de experiencia en el ejército de EU. Ha trabajado en misiones tanto militares como diplomáticas en Granada, Honduras, El Salvador, Israel, Somalia, Haití, Hungría, Afganistán, e Iraq. En este último país estuvo encargado de las acciones políticas y económicas del gobierno de ocupación de la provincia iraquí de Al Anbar. Ha sido analista de inteligencia (léase: trabaja en la CIA) y actualmente está asignado a la embajada de EU en México como encargado del Plan Mérida. En suma, tenemos aquí a un apparatchick del imperio.

“Lo que hace particularmente peligroso a Mines es que, durante su estancia en Iraq, tuvo serias diferencias con la administración de Bush. Mines quería que se le asignaran mayores recursos y estos, simplemente, no estaban disponibles. Mines hizo bastante ruido acerca de esto y aparentemente cuenta con suficientes ‘palancas’ y no fue destituido. Se le califico como un dissenter y los gringos, con su masoquismo endémico, hasta le dieron un premio en reconocimiento.

“Mines es entonces un hombre que, por su formación militar, se guía por la lógica de las armas. Como dijo Nathan Bedford Forrest (‘Getting there firstest with the mostest’) o el que pega primero y con más gente gana. Mines reconoce que la lógica de la guerra del ocupante de Los Pinos viola todas las reglas de Sun Tzu y de Clausewitz y está dispuesto a buscar alternativas para corregir el fiasco que ha resultado. Nos enfrentamos entonces a un adversario de cuidado.

“Mines llegó a mi atención –dice Quijano– por la declaración que hizo el 10 de mayo en Puebla durante la inauguración de la base militar gringa: “…vamos ganando la guerra contra el narco…” ¿Vamos? Eso me sonó a manada por principio. Y, segundo, ya Eduardo Medina Mora hizo una declaración similar hace un par de años (cuando solamente llevaban 5 mil muertos acumulados): “…aunque no lo crean vamos ganando la guerra contra el narco…”.

“Para entender a Mines hay que leer sus escritos. En un ensayo del 2007 para el Foreign Policy Research Institute, Mines escribió: ‘La mejor manera en que una potencia puede combatir una insurgencia es resolviendo el problema político que es la raíz del conflicto y así quitarle apoyo a los insurgentes. La segunda mejor manera es utilizar a colaboracionistas que conozcan el terreno, la cultura, y el clima político en que se nutre la insurgencia. Estos colaboracionistas NO deben de asumir el discurso nacionalista de los insurgentes.’

“Este escrito es clave para entender al adversario. Fue escrito por Mines después de que acababa de salir de Iraq (con las consecuentes lecciones adquiridas ahí) y de que había sobrevivido el ser purgado por la administración de Bush. ¿Por qué va a cambiar de tácticas este hombre si tuvo éxito en aplicar esta receta y hasta se ufana de ello en un escrito? Creo que es correcto asumir que las intenciones del adversario y su modus operandi en el futuro inmediato seguirán estas líneas.

“Pero en México el narco NO tiene ‘problemas políticos’. Al narco le interesa el dinero, los negocios. Si se tienen que involucrar en la política es para asegurarse que el gobierno federal los apoye o que por lo menos no apoye a sus adversarios. Bajo ningún concepto se puede pensar en Los Zetas o en El Chapo como los ‘bandidos sociales’ del siglo XIX. Los gringos como Mines, que solo saben de la historia mexicana lo que ven en las películas de Hollywood están demasiado prestos a pensar que los narcos de hoy, unos viles comerciantes y asesinos, son o pueden llegar a ser bandidos sociales de película.

“El problema político que es la raíz del conflicto en México es la ilegitimidad del régimen. Eso es lo que lo hace débil y torpe y le resta apoyo de la población. Bajo ningún concepto los EEUU van a atacar al ‘problema político que es la raíz del conflicto’, pues ellos apoyan al régimen del usurpador. Mines no es un estúpido. Sabe que la ilegitimidad del régimen es el meollo del asunto… Mines no va a solucionar ‘la raíz del conflicto’, pues la administración gatopardista de Obama sigue la política del régimen de Bush de apoyar incondicionalmente al usurpador…”

Índice Flamígero: Más que cauto, medroso, el vocero de Los Pinos para la inseguridad, Alejandro Poiré, ni confirmó ni desmintió la información del diario neoyorquino… ¡sino todo lo contrario!

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