domingo, 26 de junio de 2011

Los muertos y las cuentas del rosario

A la mitad del foro


La marcha iniciada en Cuernavaca llegó a Ciudad Juárez transformada en Marcha del Perdón. Y en el Alcázar de Chapultepec cumplió su cometido. Dialogar no es rendirse, dice el conductor de los peregrinos. Me arrepiento, pero no de combatir a los criminales; si piedras tuviera, con piedras proseguiría la guerra, respondió Felipe de Jesús, quien recibió de manos de Javier Sicilia un escapulario y un rosario que le dieron madres y familiares de las víctimas.

El presidente Calderón se puso el escapulario. Más tarde diría que no era muy dado a rezar el rosario, pero su esposa Margarita sí, y que de hoy en adelante seguiría su ejemplo. Y las primeras planas de la prensa escrita reprodujeron el abrazo fraternal con el que los personajes centrales sellaron su acuerdo en la fe que moverá montañas. Que los muertos entierren a sus muertos. Y si la religiosidad compartida permite escuchar las quejas de una madre por sus hijos desaparecidos, algún día se multiplicarán los milagros artesanales con las imágenes del poderoso Presidente emocionado y la Mater dolorosa. Hoy difunde la televisión el portentoso instante de la fe cuyas razones la razón no entiende. Y en el ámbito de lo real y lo posible, el agradecimiento a los romeros que marcharon y dieron testimonio de la fuerza incontestable de la voluntad colectiva.

Algo habrá que rescatar de entre las cuentas del rosario mientras se mantiene inalterable la voluntad guerrera del cruzado Felipe de Jesús; el combate a sangre y fuego; la siembra y la cosecha de cadáveres. Ya decía el antiguo defensor de la fe durante el feudalismo: ¡Mátenlos a todos. Dios se encargará de separar a los buenos de los malos!

Felipe Calderón al Twitter y sus lugartenientes a buscar la punta del hilo que les permita desenredar la madeja. De entre las brumas, la adelgazada presencia física de Francisco Blake ocupa un mayor espacio en el vacío político del gabinete, donde las ansias distorsionan el viejo juego de engaños del tapado, del delfín, de los súbditos congelados por el temor. Los jóvenes turcos de Calderón se mueven desaforadamente, no creen que tenga valor alguno la sentencia de Fidel Velázquez en esta su hora del arribo a la alternancia; de la democracia fruto de la brega de eternidad del PAN; de los panistas y de nadie más, según dijo a su retorno a México el predicador de Stanford. Y los empresarios que se inclinaban ante el César sexenal del priato tardío, se pusieron de hinojos ante el hijo desobediente que cosechó el fruto del sacrificio generacional.

¿Sabrá Gustavo Madero que Francisco Blake volvió a escena y está en el juego de la sucesión? En el Castillo de Chapultepec estuvo el de Baja California, quien no se inmutó al escuchar la herética versión presidencial de las garantías individuales que sirvieron a la juez del caso para desechar pruebas de por qué las tropas, en papel de policías, allanaron la casa del impresentable Jorge Hank, sin orden de un juez. ¿Qué querían, que esperáramos y solicitáramos a un juez que obsequiara la orden de cateo? Peor todavía, insistió, ahora resulta que las armas encontradas no pueden presentarse como pruebas del delito. Y, añadiría el indignado mandatario, dirigiéndose a quien le obsequió el escapulario: conozco, sé de jueces que han recibido dinero, dialogan con criminales y les garantizan impunidad. A su lado, la señora procuradora general de la República debió pedirle de inmediato que presentara denuncia formal ante ella misma, u otro Ministerio Público disponible.

A eso se refirió Genaro Góngora Pimentel, ex presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: debe denunciar a los jueces corruptos que dice conocer y presentar pruebas. El secretario de Gobernación encontró en Chapultepec su camino de Damasco. Lo condujo a Aguascalientes, donde el gobernador Carlos Lozano de la Torre, quien ha mostrado voluntad para denunciar delitos y presentar pruebas frente a defensores oficiosos que hablan de revanchismo, era anfitrión de la Reunión Nacional de Jueces, Consejo de la Judicatura, Órganos Administrativos y Escuelas Judiciales. Auditorio poco propicio para elogiar el desapego presidencial a las garantías constitucionales. Pero Francisco Blake encontró el modo: ¡La sociedad pide justicia, no pretextos!, proclamó el cachanilla. Todo ha cambiado, pero en Los Pinos y en el Castillo de Chapultepec todo sigue igual: En vísperas de la sucesión se oye el eco: ¿Qué horas son? /Las que usted diga, señor Presidente.

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El presidente Felipe Calderon recibió de los integrantes del Movimiento por la Paz las placas que proponen colocar en lugares donde han fallecido las victimas de la guerra del narco. Foto José Carlo González.

Al ver los portentos de la religiosidad compartida, de los desacuerdos que no alteran a los cofrades, un amigo zacatecano me preguntaba: ¿Qué hubiera pasado si Porfirio Díaz se hubiera limitado a llorar en Icamole?. Averígüelo Vargas. De hoy en ocho hay elecciones de gobernador en el estado de México y ni Gustavo Madero va a derramar una lágrima por la inmisericorde derrota de Luis Felipe Bravo Mena. La de Alejandro Encinas provocará un diluvio de llantos. Nadie discute la superioridad del perredista en los debates, ni en el discurso político del que no se borran las trazas ideológicas del origen; ni su congruencia, ni su formación intelectual (a pesar de los muchos sorprendidos porque declaró que el libro El país de las sombras largas dejó huella en su juventud). Pero las elecciones se ganan en campaña y con organización para movilizar a los votantes. Va a ganar Eruviel Ávila.

Dicen que hoy estarán Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard en el cierre de campaña de Alejandro Encinas. Fuerzas centrífugas, a querer o no. Y mucho habrá pesado la notable ausencia del tabasqueño, de quien se dijo que acompañaría al candidato de la izquierda por los menos tanto como lo hizo en los prolegómenos para desbaratar el complot de la alianza PAN-PRD. Ya se dejan oír los lamentos, las denuncias: abuso del dinero público y del aparato oficial de Enrique Peña Nieto, etcétera, etcétera, etcétera... Pero se prevé la dispersión: hay espacio para uno solo en el pináculo del poder partidista, sobre todo de los movimientos, su impulso renovador y la chispa mesiánica que incendia el liderazgo. Adiós Marcelo.

El PT ya es piedra sobre la cual construir la Basílica para la Morena del cuarto génesis nacional. Dante Delgado mueve sus piezas y ha topado con intereses divergentes en Convergencia, donde convocan a la tercera asamblea nacional extraordinaria para reformar documentos básicos y cambiar el nombre del partido a Movimiento Ciudadano. A la mitad del camino de su vida, Dante Delgado encontró la guía virgiliana de la desmesura tropical que se niega a atender la advertencia: Lasciate ogni speranza, voi ch’intrate.

El 3 de julio va a ganar el difunto PRI las tres elecciones de gobernador: Eruviel Ávila, en el estado de México; Roberto Sandoval Castañeda, en Nayarit, y Rubén Moreira, en Coahuila. Adiós Marcelo. Los administradores del PRD van a buscar la sombra de López Obrador; no porque crean que va a ganar, sino porque hacen cuentas del dinero público correspondiente al segundo lugar. La única alternativa para Marcelo Ebrard y Manuel Camacho es que Felipe Calderón los lleve en ancas en su desbocado galopar rumbo al obstáculo michoacano del nepotismo y la tentación golpista de impedir el retorno del PRI al poder cueste lo que cueste.

Pero el Ejército, al que se acusó en Stanford de masacrar a jóvenes disidentes, responde al mando civil en obediencia a la norma constitucional. Es el Ejército de la Revolución Mexicana. Ni modo ni manera, dijo Pánfilo Natera.

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