Ernesto Cordero me recordó la semana pasada a Carlos Salinas de Gortari.
No por su inteligencia ni por su maquiavelismo, sino por lo que expresó el secretario de Hacienda en lo que pareció ser, ahora sí, el arranque de su campaña –en la reunión con los delegados federales de todo el país– con el aval y ante la presencia de Felipe Calderón.
En esa magna reunión, Cordero dijo ante los centenares de funcionarios reunidos en Nuevo León:
“Me preocupa qué puede pasar con México en el año 2012. Hemos avanzado mucho, pero no hemos terminado, es un proyecto de país humanista donde la familia es el centro de la política pública, que todavía no hemos terminado…, por eso es importante refrendar la Presidencia de la República en 2012.”
Piden los panistas seis años más en el poder. Con ellos sumarían 18 años habitando Los Pinos: seis de Vicente Fox, seis de Felipe Calderón y seis más del siguiente, si es que logran la Presidencia de la República.
Podrían parecer pocos años, o muchos, según se le vea.
Cuando Carlos Salinas de Gortari se convirtió en Presidente Electo (1988) dio una entrevista en la que soltó una frase que causó revuelo en su momento porque anunció su deseo de extender su proyecto por 25 años más.
La conversación con Salinas en aquellas fechas –palabras más, palabras menos—fue en el trayecto de un autobús. Iba entusiasmado. Y sin mediar pregunta concreta al respecto, de pronto dijo: Nos tardamos muchos años en llegar, pero vamos por 25 más.
Se refería el recién nombrado mandatario al grupo tecnocrático que encabezaba y al proyecto de nación que traían bajo el brazo.
A la distancia, podría decirse que buena parte de su proyecto económico permaneció y rebasó incluso los 25 años, aunque bajo las siglas del PAN. Pero, por lo que se ve hoy en día, no le funcionó mayormente.
Ernesto Cordero pide un sexenio más de gracia para los panistas. Si se mantienen efectivamente los blanquiazules en la silla del águila, muy probablemente verá también, al final de esa etapa, que no fueron suficientes.
Pero más que especular hacia el futuro, no deja de llamar la atención la carta de presentación que eligió el de Hacienda para presentarse y motivar a los suyos: una preocupación. Lo que pueda acontecer en el 2012. Es decir, en la elección presidencial.
Tal expresión indica claramente que los panistas no se sienten seguros de ganar la próxima elección presidencial. Más aún, están preocupados –así lo manifiesta Cordero— ante la posibilidad de ser expulsados de Los Pinos.
Contrasta mucho la preocupación manifiesta de Ernesto Cordero –declarada delante del propio Felipe Calderón—con los alardes de otros panistas que se han apuntado para la sucesión y de dirigentes de su partido, que han dicho a diestra y siniestra que ganarán el soñado 2012.
¿Cuál de las dos versiones se acerca más a la realidad? Me inclino por la de Cordero. Suele ser más sincero (e ingenuo) que sus compañeros de partido.
¿Y realmente lo que le preocupa es que el proyecto de país “humanista donde la familia es el centro de la política pública” no siga adelante?
Bueno, lo primero que habría que preguntarse es si tal política efectivamente se está aplicando, porque de “humanista” este sexenio ha tenido poco y más bien suma miles y miles de muertos que han deshecho otros tantos miles y miles de familias.
Pero suponiendo sin conceder que así fuera, vaya uno de los ejemplos que citó Cordero del buen desempeño de los gobiernos azules:
-En el rubro de justicia. (Imposible coincidir, cuando la impunidad campea y el 98% de los detenidos vuelven a quedar libres por falta de pruebas)
-En el económico. (A duras penas sostienen algunos de los estándares que les dejó el priista Ernesto Zedillo)
-En desarrollo social. Aquí, Cordero citó como ejemplo los resultados del programa Oportunidades, aunque él mismo reconoció que se inició en la época priista, en 1997.
Si las políticas que están aplicando, y de las cuales presume Cordero, se iniciaron en la época priista –como él mismo reconoce– ¿entonces por qué teme a que no se sigan aplicando? ¿O se referirá a otras cosas, a otros temas? ¿O quizás simplemente a perder la elección?
¿A qué le teme realmente Ernesto Cordero?
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