jueves, 14 de abril de 2011

“¡QUE SE LARGUEN!”


El Semanario, Opinion

A Coco, Javier y Estefanía

Cuando abracé a Javier Sicilia, esa mañana, después de su muy largo viaje desde Filipinas para encontrarse con el cuerpo de su hijo, entre las lágrimas me dijo en tono de pregunta: “¿Qué nos están haciendo?”.

Su profundo dolor lleno de indignación me recordó cuando de pequeño mi padre me llevó a una reunión donde se encontraba José Revueltas, quien había tomado y le costó trabajo levantarse para abrazar a mi padre, como me encontraba a las espaldas de él observé el rostro de Revueltas descansar sobre su hombro y escuché lo que le dijo al oído, en tono de pregunta: “¿A dónde nos lleva este hijo de la chingada?”.

A mis 13–14 años supe que se refería a Luis Echeverría. La indignación de Javier tiene la magnitud de la de Revueltas, de ese también gran hombre que no dejó de preocuparse por el bien del país, pero la indignación de Javier está soportada en un dolor muy profundo que encarna no sólo la pérdida de su hijo, sabe que su dolor es el de todas las madres y padres que han perdido a sus hijos e hijas en esta guerra equivocada.

“¡Que se larguen si no pueden!”, ha sido una de las frases que Javier Sicilia ha repetido ante el asesinato de su hijo y de seis personas más en Morelos, ante el asesinato de miles de jóvenes que son hijos de todos nosotros. Y Sicilia no sólo se refiere a los gobernantes que no nos pueden garantizar seguridad, lo dice frente a los políticos de uno y otro bando que aprovechan las múltiples desgracias que sufre el país para tratar de hacerse del poder. Estamos hartos de esta batalla absurda contra el crimen organizado, así como de aquellos que se dan baños de pureza y de sus partidos políticos. Ninguno de ellos ha presentado, de cara a la población, una propuesta de política integral para el combate al crimen organizado. Para empezar: ¿Qué partido ha limpiado sus filas del narco? ¿Cál ha exigido que así se haga en el Congreso?

La sociedad, el interés público, no está en la agenda de quienes luchan por el poder. Su agenda está con los poderosos, con quienes les pagan abundantemente los favores. Entre partidos políticos totalmente alejados de la ciudadanía, actuando de manera recurrente contra nuestros intereses; entre empresarios que dominan al Congreso para evitar que se reconozcan los derechos colectivos de los ciudadanos y poder seguir así con sus privilegios, y, entre un crimen organizado desbocado, sin ningún código de actuación, alimentado por cientos de miles de jóvenes sin futuro: entre todo esto, el país se nos está yendo por la borda.

Desde cada trinchera en esta guerra contra los saqueadores del poder, del dinero, de la salud y la vida, ofrecemos cada quien nuestro testimonio. Tengo el mío: he presenciado en el Congreso la negativa de las mayorías legislativas a combatir las prácticas monopólicas y su sometimiento al Consejo Coordinador Empresarial; la negativa de los legisladores a que los ciudadanos podamos ejercer el derecho, ya casi universal, a las acciones colectivas, y su sometimiento a los cabilderos de los bancos; la negativa a que se legisle para que los niños tengan un ambiente mínimamente saludable y su sometimiento a Conméxico y las grandes corporaciones alimentarias. En cada una de esas negativas hay afirmativas que no son más que violaciones, robos, secuestros del poder ciudadano y daños a la salud de la población, principalmente, de los más pobres.

Sólo podremos salir del país del saqueo y el crimen con la construcción de una alternativa ciudadana que comience a limpiar, en serio, las instituciones. Sacar a la mafia del narco y a los cabilderos de las corporaciones del Congreso y del Poder Ejecutivo. Las elecciones han mostrado una y otra vez que lo que más se parece a una alternativa ciudadana y lo que menos se parece a una alternativa partidista, es la que más recibe el apoyo de la gente. Todo ello, por una sola razón: estamos hartos de los partidos políticos y el gobierno, sabemos que los legisladores no son representantes ciudadanos y que los funcionarios no son servidores públicos, salvo muy pocas excepciones.

No tengo la menor duda de la oportunidad que existe para construir esta alternativa ciudadana, lo importante será que tenga el respaldo de la sociedad y que éste sea tan fuerte que no tenga que establecer pactos y compromisos con los partidos políticos, ahí empezarían los problemas.

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