Cosas de la “adrenalina”, del lenguaje castrense, pero no, “jamás he matado a nadie”, explica el general brigadier retirado Carlos Bibiano Villa Castillo –en su carta de disculpa que envía a La Jornada y al noticiero de Carmen Aristegui en MVS—por las declaraciones que hizo a la periodista Sanjuana Martínez, al tenor de “Si agarro a un Zeta lo mato, ¿para qué interrogarlo? Que le vaya a decir a San Pedro lo que hizo”.
La entrevista al ex secretario de Seguridad Pública Municipal de Torreón, Coahuila, publicada en la Jornada el domingo pasado y retomada por Aristegui en su noticiero, además de una réplica vía telefónica del propio general, el martes, causaron escándalo y provocaron reacciones, tanto o más impactantes y polarizadas:
Por un lado, alzaron la voz quienes apoyaban al general Villa –muchos radioescuchas y numerosos coahuilenses– por su mano dura, por no dar tregua ni cuartel a los narcotraficantes, sin miramiento alguno en si con su actitud violaba o no preceptos constitucionales.
Por el otro, ciudadanos y guardianes de los derechos humanos que luchan por que prevalezca la ley y la protección a los derechos fundamentales de todo ser humano, en medio de la lucha contra la criminalidad que a la fecha se ha llevado más de 35 mil muertos. Al grado que la Comisión nacional de Derechos Humanos informó que abrió una investigación sobre la actuación del general Villa en Torreón.
La escalada del escándalo, a pesar de la réplica del general en que intentó matizar sus dichos, llevó a la intervención de distintas autoridades dentro del gobierno para proteger no sólo al general Villa Castillo –quien tomará posesión como Director de la Policía en Quintana Roo el próximo día 15–, sino la imagen en general, como cuerpo, de los militares.
Incluso, distintos abogados fueron consultados –revisaron línea por línea las declaraciones del general en retiro—y llegaron a la conclusión que no tenía de qué preocuparse pues sus expresiones eran genéricas (si veo un Zeta lo mato) y no existía ningún caso, ni demanda levantada en su contra.
Sin embargo, para apaciguar las aguas y suavizar la crudeza de las expresiones del general, tomaron la decisión de que éste se disculpase públicamente del lenguaje que utilizó en la entrevista con Sanjuana Martínez. Y así lo hace, frente “a todo el pueblo de México”, en la misiva que envió tanto a La Jornada como a MVS (de la cual tenemos una copia) y que a la letra dice:
“Me dirijo a ustedes a través de esta carta para expresar mis más sinceras disculpas, por las declaraciones que hice a un importante medio de comunicación, en la cual utilice expresiones que debido a mi formación castrense de la cual obtuve desde los 16 años, fecha que ingrese al Ejército Mexicano, quiero ser claro en señalar que jamás he matado a alguien y que mucho menos he maltratado a ningún detenido.
Nunca me di cuenta que durante la plática que tuve con la periodista debí cuidar mi forma de expresión ya que en ese momento me encontraba con la adrenalina hasta arriba puesto que hacía apenas unos días había sido objeto uno de otro atentado en contra mía, no es fácil ver pasar las balas sin saber que en cualquier momento uno de ellas terminaría con mi labor.
Reitero mis disculpas y pido su comprensión, ya que ver caer a mis compañeros de armas, de manos de la delincuencia organizada de forma artera y no poder dar la cara a sus familiares para entregar malas cuentas, sabiendo que esto nos puede pasar en cualquier momento porque servimos a la Patria. Por mi paso en Torreón perdí 7 elementos, de los cuales todos eran amigos, todos tenían familia, dejaron hijos sin padre y sin madre ya que una de ellas era una extraordinaria mujer policía.
Quiero dejar claro, que mi formación militar es inviolable, mi honestidad toda al servicio de la responsabilidad que se me confiere, la que hago con respeto a los Derechos Humanos, pero sobre todo respeto a los miembros bajo mi mando, jamás he matado a nadie, no soy un asesino, soy un servidor de aquellos que depositan su confianza en mi, se reconocer cuando me equivoco y en esta ocasión cometí un grave error en no utilizar las palabras adecuadas para con un medio de comunicación que utilizó mis declaraciones y ponerme como ejemplo de alguien y de algo que no soy.
A todo el pueblo de México, les ofrezco mis mas sinceras disculpas y me reitero a sus órdenes.
Atentamente:
Gral. Brig. I.C.E. Ret. Carlos Bibiano Villa Castillo”
Ciertamente, no es fácil tragarse esta historia –frente a lo declarado en la entrevista—tal como está redactado; como tan poco es fácil para quienes vivimos en la capital de la República entender el ánimo de quienes enfrentan día con día al crimen organizado, ni de los ciudadanos que lo padecen.
Mucho menos si –como ocurrió el mismo domingo que se publicó la entrevista—fue asesinado el hombre que sucedería al propio general Villa, en Torreón; un miembro de su propio equipo: el mayor de infantería Víctor Gallardo Torres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario