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Jorge Zepeda P.
Una decena de artículos aparecieron hoy sobre el despido de Carmen Aristegui. Resulta interesante el posicionamiento. Sólo Ciro Gómez defiende abiertamente al presidente y se lanza en contra de la periodista. Sergio Sarmiento y Katia D Artigues sin tomar partido hacen un recuento descriptivo y a su manera Jairo Calixto afirma que hay exceso de las dos partes, argumentación similar a la de Manuel Jáuregui, aunque este lamenta la pérdida del espacio de la periodista. En defensa de Aristegui y en contra de Calderón y la actuación de MVS, Guadalupe Loaeza, Julio Hernández, Enrique Galván y Salvador García Soto hacen duros cuestionamientos sobre la censura y el autoritarismo que en su opinión refleja esta medida. Los detalles.
Ciro Gómez, en Milenio, hace la defensa más acentuada a favor de Calderón y en contra de Carmen Aristegui. “Se acusa maligna y reiteradamente a Felipe Calderón sin una prueba. Sin fuentes es una calumnia. Jodida. Vulgar. Divulgada por calumniadores jodidos, vulgares”. Ya hace tres años, cuando la salida de Aristegui de la W, Ciro Gómez había sido su mayor detractor.
Kayia D´Artigues, en El Universal, describe la salida de Aristegui, los motivos y las reacciones en las redes sociales, sin tomar partido. Pero cierra con una pregunta reveladora: ¿todo después de un día feriado en el que se festeja la Constitución que tiene como garantía la libertad de expresión?
Sergio Sarmiento, en Reforma, simplemente da cuenta del despido y los motivos en términos escuetos y descriptivos, en su apunte final.
Jairo Calixto, en Milenio, dice que fue una feria de excesos de ambas partes: las declaraciones de Carmen y la reacción de correrla. Y hace una larga defensa del derecho a empinar la jarra.
Manuel Jáuregui, en Reforma, cuestiona las campañas de insultos personales en contra de Calderón por considerarlo dañino para el debate político. Tras lo cual argumenta el error que significa haber despedido a Carmen del programa. Recuerda los aportes que la periodista ha hecho en casos célebres (Maciel, por ejemplo) y afirma que una abreve explicación sobre el “no alcoholismo” de Calderón habría bastado.
Astillero de Julio Hernández, en La Jornada, dedica un texto militante a favor de Carmen Aristegui, pero sobre todo, en contra de la política de censura que atribuye a Felipe Calderón. Argumenta largo sobre la pertinencia de la pregunta y el derecho de los mexicanos a saber si Calderón tiene problemas de alcoholismo.
Guadalupe Loaeza, en Reforma, se lamenta de la pérdida de la voz de Aristegui y lo que ello representa. Cuestiona el autoritarismo que revela su despido y resalta la importancia de las redes sociales como un nuevo espacio de resonancia.
Enrique Galván, en su columna financiera de La Jornada cuestiona la decisión de la empresa, pero sobre todo enfila sus baterías en contra de Calderón por su política económica y sus errores políticos, sean sobrios o a medios chiles. Y recuerda que Winston Churchill se empujaba una botella de cognac mientras conducía genialmente la guerra contra los nazis, junto a los aliados. Galván era colaborador de Aristegui en el programa suspendido.
Salvador García Soto, en El Universal, hace una breve mención al tema, decantándose claramente en contra de “la censura y el autoritarismo” a que remite la medida en contra de Aristegui.
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