La Auditoría Superior de la Federación (ASF) presentó a la Cámara de Diputados su informe sobre la Cuenta Pública, en este caso la correspondiente a 2009. Anualmente se encuentran millonarias irregularidades derivadas de ejercicios de gasto opacos y sin reglas de operación, con pocos o nulos mecanismos de evaluación del gasto y ejercicio no explicado de recursos.
Este año, por ejemplo, la ASF reporta que los estados de la República hicieron mal uso de 37 mil 759 millones de pesos que les fueron transferidos de partidas federales a programas locales de desarrollo social, seguridad e infraestructura. Además aplicó sanciones por 7 mil 35 millones de pesos a servidores públicos que actuaron fuera de los lineamientos del ejercicio presupuestal.
De un análisis aleatorio que hace la Auditoría a la administración pública federal, es rara la dependencia que no tenga algún tipo de rezago o problema administrativo, aunque hay casos más preocupantes, como el uso de Turissste para pagar gastos derivados de las fiestas del Bicentenario, el deficiente sistema de monitoreo electoral del IFE o la descoordinación entre la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Secretaría de la Función Pública, que acabó por afectar la aplicación de recursos para programas sociales, entre muchos otros ejemplos.
El ejercicio de la ASF es la máxima herramienta con que cuenta el poder Legislativo para auditar los recursos públicos. Aun así no es exhaustivo ni oportuno, ya que por sus limitaciones técnicas y de recursos tarda dos años para ofrecer resultados de su análisis y sólo se concentra en no más del 30% de los recursos ejercidos durante el año del análisis.
Por ello no son desechables las nueve propuestas presentadas ayer por el auditor, Juan Manuel Portal, para mejorar el desempeño de la ASF, que incluirían auditar gastos en el trimestre que se ejerce, con lo que se acortaría la distancia entre la aplicación de los recursos y la revisión de cuentas.
Urge vencer opacidad, y resistencia a rendir cuentas de funcionarios de los tres niveles de gobierno y de todo el país. Como el mismo reporte señala, pululan los “hoyos negros”, fideicomisos y figuras de todo tipo que dificultan la transparencia gubernamental.
No todo recurso público se ejerce mal vía la corrupción, sino también cuando su ejercicio es ineficiente, cuando no se gasta en lo presupuestado o cuando sobra por negligencia o ineficiencia administrativa
Por lo pronto, hay muchos miles de millones de pesos que tienen que ser explicados en las próximas semanas a cabalidad y de cara a la sociedad. Nadie puede ya escaparse a los controles.
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