Viernes 28 de enero del 2011 Internacional
AP | SANÁ-EL CAIRO
Decenas de miles de manifestantes se lanzaron ayer a las calles de todo Yemen para pedir la renuncia del presidente Alí Abdulá Salé, quien lleva casi 32 años en el poder y tiene el apoyo de EE.UU., en una protesta inspirada por la revuelta popular que derrocó al autoritario gobierno tunecino.
Yemen se sumó así a Túnez y Egipto, otros países árabes que enfrentan protestas multitudinarias con exigencias de cambios revolucionarios en sus gobiernos. Las manifestaciones son una amenaza a la estabilidad del estado árabe más pobre del mundo, que se ha convertido en un refugio para extremistas de al-Qaida.
“Sin demoras, sin demoras, el tiempo de la partida ha llegado”, gritaban los miles de manifestantes, en referencia a Salé, cuyo gobierno, aquejado por la corrupción, tiene poco control fuera de la capital y cuya principal fuente de ingresos: el petróleo, podría acabarse en una década.
Miembros de la oposición y activistas juveniles encabezaron protestas en cuatro zonas de la capital, Saná, mientras que la policía dispersó a porrazos manifestaciones en las provincias sureñas de Dali y Shabwa. En la provincia de al-Hudaydah, un reducto de al-Qaida, miles salieron a las calles.
En el puerto sureño de Adén, un joven desempleado de 28 años se prendió fuego para protestar por las condiciones económicas y estaba en condición crítica en un hospital. Actos similares de inmolación ocurrieron en diferentes países árabes en las últimas semanas, al parecer inspirados por uno que inició las revueltas de Túnez.
Las protestas se calmaron al anochecer, pero sus organizadores anunciaron que habría más, hoy.
Luego de la revuelta tunecina que terminó con la expulsión del autócrata Zine El Abidine Ben Alí el 14 de enero, Salé intentó aflojar las tensiones en su país al ordenar reducir a la mitad los impuestos a los ingresos y controlar los precios. También aumentó los salarios de los militares y despachó fuerzas de seguridad a zonas clave de la capital para evitar disturbios.
En tanto, la policía de Egipto se enfrentó a manifestantes en dos ciudades del este del país, mientras que el destacado reformista y ganador del Premio Nobel de la Paz, Mohamed ElBaradei, llegó para unirse a los activistas que tratan de derrocar al presidente Hosni Mubarak, con 30 años en el poder.
Las fuerzas de seguridad mataron a un manifestante beduino en el norte de la región egipcia de Sinaí, ayer, llevando la cifra de víctimas fatales a cinco en el tercer día de disturbios.
ElBaradei había dicho antes de abandonar Viena, que era hora de que Mubarak diera un paso al costado. “Ha estado durante 30 años, es hora de que se retire”. Su llegada podría fortalecer las protestas, que han carecido de un líder.
AP | SANÁ-EL CAIRO
Decenas de miles de manifestantes se lanzaron ayer a las calles de todo Yemen para pedir la renuncia del presidente Alí Abdulá Salé, quien lleva casi 32 años en el poder y tiene el apoyo de EE.UU., en una protesta inspirada por la revuelta popular que derrocó al autoritario gobierno tunecino.
SANÁ. Inspirados en la revuelta popular tunecita, miles en Yemen salieron a las calles para pedir la salida del presidente del país.
Yemen se sumó así a Túnez y Egipto, otros países árabes que enfrentan protestas multitudinarias con exigencias de cambios revolucionarios en sus gobiernos. Las manifestaciones son una amenaza a la estabilidad del estado árabe más pobre del mundo, que se ha convertido en un refugio para extremistas de al-Qaida.
“Sin demoras, sin demoras, el tiempo de la partida ha llegado”, gritaban los miles de manifestantes, en referencia a Salé, cuyo gobierno, aquejado por la corrupción, tiene poco control fuera de la capital y cuya principal fuente de ingresos: el petróleo, podría acabarse en una década.
Miembros de la oposición y activistas juveniles encabezaron protestas en cuatro zonas de la capital, Saná, mientras que la policía dispersó a porrazos manifestaciones en las provincias sureñas de Dali y Shabwa. En la provincia de al-Hudaydah, un reducto de al-Qaida, miles salieron a las calles.
En el puerto sureño de Adén, un joven desempleado de 28 años se prendió fuego para protestar por las condiciones económicas y estaba en condición crítica en un hospital. Actos similares de inmolación ocurrieron en diferentes países árabes en las últimas semanas, al parecer inspirados por uno que inició las revueltas de Túnez.
Las protestas se calmaron al anochecer, pero sus organizadores anunciaron que habría más, hoy.
Luego de la revuelta tunecina que terminó con la expulsión del autócrata Zine El Abidine Ben Alí el 14 de enero, Salé intentó aflojar las tensiones en su país al ordenar reducir a la mitad los impuestos a los ingresos y controlar los precios. También aumentó los salarios de los militares y despachó fuerzas de seguridad a zonas clave de la capital para evitar disturbios.
En tanto, la policía de Egipto se enfrentó a manifestantes en dos ciudades del este del país, mientras que el destacado reformista y ganador del Premio Nobel de la Paz, Mohamed ElBaradei, llegó para unirse a los activistas que tratan de derrocar al presidente Hosni Mubarak, con 30 años en el poder.
Las fuerzas de seguridad mataron a un manifestante beduino en el norte de la región egipcia de Sinaí, ayer, llevando la cifra de víctimas fatales a cinco en el tercer día de disturbios.
ElBaradei había dicho antes de abandonar Viena, que era hora de que Mubarak diera un paso al costado. “Ha estado durante 30 años, es hora de que se retire”. Su llegada podría fortalecer las protestas, que han carecido de un líder.
No hay comentarios:
Publicar un comentario