TOLVANERA
Roberto Zamarripa
Me colgué un abrigo con piel de cuyo/ y me codeé con gente de mucho mundo/ pero ve tú a saber quién por puro lujo/ en esa perra vida un collar me puso/ Es que la neta fue pa' pasear mi orgullo/ y le debo a mi mánager el embrujo (Nocaut. Canción de Jaime López. Matamoros, 1954).
Del encumbramiento al desplome. De la fama a la denostación, del cielo a la lona. El sube y baja del espectáculo y el crimen.
Dicho por ellos y esparcido por el gobierno o las propias televisoras, El JJ o La Barbie no eran ajenos al mundo de Cabañas o de los artistas de la televisión.
Edgar Valdez, alias La Barbie, dijo en entrevista exclusiva con la SSP a propósito del atentado en el Bar Bar ocurrido justamente hace un año: "Pues lo regañé. Ya había hecho las cosas, lo que había hecho. Eran amigos ellos dos, pero como que ese día andaba de malas el Cabañas, comenzaron a alegar...".
Dicho por El JJ en entrevista exclusiva para la televisora dueña del equipo de futbol donde jugaba Cabañas, era éste quien provoca el pleito al estar ebrio y quizás drogado. Empuja al JJ en la entrada de un baño estrecho. A la luz de la verdad mediática, la conducta de Cabañas sería agravante del hecho violento. El JJ, dicho en la entrevista televisiva, actuó en defensa propia. La versión televisiva ayuda a confundir: "¿Quién dice que la pistolita no la traía Cabañas?", refirió el detenido.
En la difusión televisiva no prevalece la exigencia de justicia sino la espectacularización del crimen. La televisión modifica sus pautas: ahora erige el espectáculo de la confesión como simulacro de justicia. Perfecciona el juicio oral para convertirlo en piedra angular del rating.
El fenómeno es contraproducente. Un gobierno afanado en advertir que la apología de la violencia es dañina en el combate al narco es el principal promotor del éxito televisivo de las figuras del crimen.
No publiquen narcomantas pero sí entrevisten a quienes trazan con sangre las letras de muerte.
¿Por qué la verdad mediática impera sobre la jurídica? Porque la jurídica en este país no tiene credibilidad. Así como la industria de la televisión ha adquirido un peso desproporcionado en la vida política debilitando seriamente los factores de lo público y a las instituciones que gobiernan, así pesa desmesuradamente la verdad mediática de los criminales, ante la debilidad del sistema de justicia.
La TV hace entretenida la maldita guerra. Las entrevistas a los villanos (resulta más divertido escuchar al Guasón que hablar con Robin), producidas por la SSP o como logros periodísticos, ayudan en una guerra urgida de logros, mismos que hay que exhibir aunque se lleven entre las patas al Estado de derecho.
¿Cuál derrota? ¿Qué no ven en la televisión que vamos ganando?
Mirar el espectáculo para no mirar la realidad.
Dios, ¿cuánto vale allá en tu reino/ el alma de un esclavo/ clavado en un contrato/ sangrando en este infierno?
Salvador Cabañas recibía como pago unos 50 mil pesos por cada gol anotado. Era su propina. Su sueldo mensual era de poco más de un millón de pesos y los bonos por imagen o por llevar al equipo a las liguillas le abultaban sus ingresos. Cabañas ganaba dinero extra hasta cuando no jugaba. Recibía 675 dólares por punto obtenido por el equipo aunque no hubiera estado ni en la banca. Tres meses después del atentado, sus patrones le dejaron de pagar. Mediante sus abogados, Cabañas interpuso una demanda para que le fueran pagados 12 y medio millones de pesos equivalentes a 8 meses de sueldo adeudados, así como 2 bonos de rendimiento. (Reforma, 24/01/10. Nota de Alejandra Benítez y Edgar Contreras.)
Si Cabañas no hubiera acudido a tribunales para exigir el pago de su contrato, ¿hubiera sucedido el inusitado revire televisivo en su contra?
Kalimba fue un artista creado por la industria del espectáculo que regula la televisora. Su culpabilidad llegó pronto por una entrevista de quien fuera dueño de su contrato.
El procurador Alor, cuyo récord de justicia en Quintana Roo deja mucho que desear, apresuró como pocos el caso de Kalimba. Si lo acontecido con el cantante marca un giro en la impartición de justicia en esa entidad y/o en el país, bienvenido Alor al mundo de los justos.
Pero nada parece indicarlo. Adal Ramones, conductor estelar de la televisora, expresó públicamente su molestia por el trato diferenciado hacia Kalimba.
"Resulta impresionante cómo a alguien que es tan de casa le dieron ese trato (de criminal)... En Televisa no se tocan el corazón para plantar y hacer noticia de la propia gente que le da dinero, y eso siempre se los he dicho a los jefes" (Reforma, 23/01/11).
Con un cheque de hule, perdí el estilo/ Para colgar los guantes, bastó el silbido/ pero que no rumoren que fui un vendido/ ahora que me coronen que estoy bendito/ Cuando en la lona estás nadie está contigo/ tres metros bajo tierra sólo hay olvido.
ROBERTO ZAMARRIPA DE LA PEÑA.- Periodista. Egresado de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Ha sido reportero y editor. Cronista. Es autor del libro "Sonora 91, Historia de políticos y policías". Crónicas suyas están incluidas en la antología "El Fin de la nostalgia".
No hay comentarios:
Publicar un comentario