Genaro Lozano
El Universal
Al menos desde 2001, varios eventos sugieren que en Medio Oriente es incipiente una cuarta ola democratizadora que, a diferencia de la tercera ola que inició en Lisboa en 1974 y que se extendió a América Latina en los 80, la más reciente no inició en Kabul o Bagdad, sino en Washington.
La operación “Libertad duradera” con la que el gobierno de Bush derrocó el régimen talibán en Afganistán en 2001, la posterior invasión ilegal a Irak y el derrocamiento de Hussein en 2003, inició una democratización exógena e impuesta en el Gran Medio Oriente, término usado por la administración de Bush y que abarca desde Marruecos hasta Paquistán. Bajo la visión de Bush, las ocupaciones extenderían la democracia por el Medio Oriente. Durante casi ocho años, Bush repitió: “La democracia está en camino”.
En efecto, desde 2001, EU está atrapado, intentando construir instituciones democráticas occidentales en los países ocupados, prometiendo libertad, pero sin que en efecto se haya logrado la estabilidad en Irak o Afganistán. Obama heredó de Bush un caos sin pronta solución aparente.
En 2004, la muerte de Yasser Arafat abrió la esperanza de que vendría un acuerdo de paz entre Israel y Palestina. No es secreto que, para EU, Arafat era el obstáculo a vencer para un acuerdo de paz en la zona. La elección de Mahmoud Abbas como sucesor de Arafat en 2005 impulsó la reactivación de las negociaciones de paz, pero seis años después no hay un tratado. La variable Arafat no tuvo efecto y, al contrario, la organización Hamas accedió al poder mediante las urnas.
Unos meses después de la muerte de Arafat, Hosni Mubarak —el hombre que gobierna Egipto como faraón desde 1981 bajo decretos de excepción— simuló una apertura al apoyar una enmienda constitucional que permitiría a candidatos opositores a su partido presentarse a los comicios presidenciales del otoño de 2005. Pero la simulación de Mubarak quedó al descubierto cuando encarceló a Ayman Nour, un líder opositor que empezaba a ser visto como la esperanza de la transición. El partido de Mubarak controlaba entonces 85% de los asientos en el Congreso y Gamal Mubarak, hijo del presidente, empezó a ser impulsado como el heredero imperial.
La oposición egipcia se resignó y Mubarak siguió controlando el sistema político sin sobresaltos hasta esta semana, en la que grupos de jóvenes seculares han salido a desafiar al régimen de Mubarak, envalentonados por los sucesos recientes en Túnez y armados por las redes sociales, que han utilizado como plataforma para difundir sus mensajes, para organizar lo que James Scott llama “el arte de la resistencia” y para extender el repertorio de la protesta en un país en el que tres décadas de dominio de Mubarak, cobijado por Reagan, Bush padre, Clinton, Bush hijo y Obama hasta ahora, habían adormecido a la sociedad civil.
Obama se encuentra hoy en un dilema. En un discurso pronunciado en 2009 en la Universidad de El Cairo, el presidente estadounidense dio su visión sobre la democracia en el mundo del islam. A diferencia de Bush, Obama no creía en la imposición; para Obama, la democracia debía llegar al Medio Oriente surgida de las calles, de la mano de los ciudadanos de los distintos países de la región, justo como está sucediendo hoy.
Pero Mubarak ha sido un aliado confiable para EU en Medio Oriente. Por ello, las declaraciones del vocero de la Casa Blanca y de Hillary Clinton han sido mensajes llenos de ambigüedad: Mubarak debe respetar el derecho universal a la libre expresión del pueblo egipcio, pero el gobierno de Mubarak es estable. Un juego doble.
Nadie puede predecir qué sucederá en Egipto, pero lo cierto es que la caída del presidente Ben Alí en Túnez, las protestas que se contagian por Yemen, Argelia y Egipto, así como la enorme plataforma de salida que representan las redes sociales para difundir la represión que se está usando contra la población civil, bien podrían ser en efecto el principio de una ola democratizadora en el Medio Oriente que ahora sí viene desde las calles. En algún rincón de Texas, George W. Bush ha de estar sonriendo de forma macabra…
Twitter @genarolozano
Politólogo e internacionalista
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