sábado, 25 de diciembre de 2010

Un héroe desconocido de la ecología citadina

24 de diciembre de 2010



Dedicado con respeto al Ingeniero Gerardo Cruickshank La situación actual de los problemas hidrológicos y ecológicos en la Cuenca de México es el resultado de la empecinada destrucción de los ecosistemas y sus recursos naturales. Destacan, por su importancia, los hundimientos y movimientos del subsuelo causados por la sobreexplotación de los acuíferos de la cuenca, y que afectan a todas las construcciones en el antiguo lecho del lago. Estamos expulsando fuera de la cuenca, a gran costo económico y energético, casi toda el agua pluvial y de desecho producida en la zona urbana; en cambio, para cubrir las necesidades de agua de la metrópolis, ésta se tiene que importar, a costos aun mayores, de otras cuencas.

La ciudad celebró hace poco una reunión mundial de alcaldes con el tema del calentamiento de la atmósfera. Otros temas ambientales, generales y particulares a nuestra ciudad salieron a la palestra. La contaminación del aire fue uno de ellos. Y en este sentido, nadie recordó las condiciones de calidad del aire de la ciudad vividas hasta las décadas de los 60 y 70. Nadie recuerda a Gerardo Cruickshank, el modesto pero efectivo artífice del cambio más dramático en la calidad del aire de esta ciudad, quien por años dirigió un proyecto de restauración del Lago de Texcoco.
Menciono algunos de los resultados más sobresalientes de ese proyecto. Quienes han nacido después de 1970 no saben que entre febrero y marzo de cada año en las décadas de los 20 a los 60, los habitantes de la Ciudad de México masticábamos tierra, y que las densas tolvaneras, provenientes del Lago de Texcoco, hacían peligroso en ocasiones el tráfico de autos.
Los cuerpos de agua restaurados, la cobertura con pastos y las cortinas de árboles rompevientos erradicaron desde hace décadas casi el 95% de las tolvaneras, resultado de grandes masas de polvo, basura y detritus de todo tipo que ocasionaban cada año serios perjuicios a la salud de la población de la zona metropolitana.

Con los lagos restaurados, ríos encauzados, praderas y reforestación se ha construido un gran espacio verde, verdadero pulmón para toda la zona metropolitana y municipios aledaños, que además evita inundaciones graves y costosas para gran parte de la población de la zona del lago.

La continuidad de los trabajos del proyecto, por más de 25 años ha sido muy importante, pues en ese tiempo se han terminado las obras básicas de la infraestructura programada, así como los trabajos de conservación, mantenimiento y operación de las instalaciones. Se han mantenido las 10 mil hectáreas de la zona federal prácticamente libres de invasiones, lo que ha permitido realizar todas las obras e instalaciones del proyecto con pocas interferencias.
El Proyecto del Lago de Texcoco ha generado uno de los refugios más significativos para las aves migratorias; por ello representa, en mi opinión, el primer modelo de recuperación ambiental del país. Es una zona de importancia ecológica y de prestigio internacional, ya que por su entorno y su cercanía a una de las ciudades más grandes del mundo, le confiere a esta zona un gran potencial recreativo y turístico.

Es, probablemente, el ejemplo más notable de restauración ecológica del país y hace a su artífice, el ingeniero Gerardo Cruickshank, muerto en agosto de 2006, el restaurador ecológico más exitoso y menos reconocido del país.
He basado mi texto en el reporte de Gerardo Cruickshank ( www. dgduweb.sedesol.gob.mx/documentos/MEX013.pdf) y en Carabias et. al. (coords.), 2010

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