miércoles, 1 de diciembre de 2010

Más sobre el futuro de la prensa

Luis Alfredo Pérez Salazar

December 1, 2010

Hace cien años se anunció que unas horrendas máquinas llamadas automóviles sustituirían a los caballos. Tantas personas lo encontraron tan descabellado y antinatural que un fabricante, a la vez entusiasmado con la revolución pero temeroso de la protestas, se planteó colocar al frente de su modelo una cabeza de caballo hecha de madera.

La anécdota me vino a la mente tras leer los mensajes que recibí por mi artículo de la semana pasada, en que hice eco de la visión que asegura que la prensa escrita desaparecerá, devorada por internet y sus pantallas.

Esto, en todo caso, no sucederá en los próximos diez, veinte, o quizá treinta años. Sin embargo, la mayoría de los mensajes expresaba el deseo de que esta profecía sea errónea.

Es comprensible. Para quienes crecimos leyendo periódicos tradicionales, e imaginamos que el día perfecto comienza leyendo dos o tres con una taza de café en la mano, un futuro sin un papel que llevarnos a los ojos es tan impensable y horrible, tan falto de alma y humanidad, como antes parecía reemplazar caballos por máquinas.

Para las generaciones que están creciendo como nativas en lo digital, en cambio, los periódicos impresos son casi una aberración, un anacronismo cuya desaparición no pueden explicarse por qué levanta tantos lamentos. Y también esto es comprensible.

¿Por qué? A continuación tres palabras claves, con ejemplos actuales, que explican por qué internet es un medio de información contra el cual ningún periódico tradicional puede competir:

Seguimiento. A principios de noviembre un superjumbo A380 de la aerolínea australiana Qantas tuvo un accidente en una de sus turbinas. Como suele suceder en estos casos, se ofrecieron diferentes versiones que coincidían en minimizar el incidente. Prácticamente todos los periódicos se hicieron eco de la noticia, pero la mayoría dejó de darle seguimiento después de dos o tres días y tres o cuatro notas. Internet en cambio no sólo permite encontrar a los periódicos que sí han seguido cubriendo el desarrollo de la noticia, sino blogs que ofrecen reportes con fotografías incluidas sobre lo cerca que estuvo ese vuelo de convertirse en tragedia.

Contrario a lo que sucedía hasta hace unos años, cuando la inmensa mayoría de los lectores no tenía acceso más que a los periódicos locales y, con suerte, nacionales, ahora ya no dependemos exclusivamente de ellos para enterarnos de lo que sucede en el mundo.

Pluralidad. En otras palabras, tener diferentes perspectivas de los mismos hechos. Valga un ejemplo con un periódico como protagonista. El grupo español PRISA, dueño del periódico El País, aceptó la semana pasada la entrada de un nuevo socio en su capital. El propio periódico publicó una nota en la cual aseguró que la “operación puso de manifiesto la confianza que PRISA inspira en los mercados internacionales”, y que los millones de dólares inyectados “facilitarán su conversión en una compañía de tecnología avanzada orientada al consumidor”. Lo que no mencionó en ninguna parte es que los dueños tragaron la píldora a la fuerza: el grupo, según reportó un periódico extranjero, tiene deudas por 4.8 billones de euros, y el movimiento supone que la familia fundadora pierda el control del grupo.

Los periódicos han sido siempre un arma de poder muy efectiva, particularmente importante tanto por lo que callan como por lo que afirman. Con internet, sin embargo, les resulta más difícil ocultar datos y noticias, y convencer a los lectores de medias verdades y mentiras.

Tiempo real y permanencia. Por último, mientras escribo esto, una filtración de miles de cables diplomáticos hecha pública por WikiLeaks tiene a Estados Unidos a la defensiva.

Esta filtración no sólo cambiará las reglas del mundo diplomático, sino que será recordada como la primera noticia que explotó algunas características de internet. Ha sido presentada al mismo tiempo en sites de varios periódicos, que desde entonces han estado actualizando sus contenidos sobre la noticia, ofreciendo enlaces a las coberturas que otros medios hacen, y ofreciendo fotografías y videos relacionados.

Hay más: ningún periódico tradicional publicará en papel los cables, pero cualquier internauta pueden visitar el sitio de WikiLeaks –o de los periódicos que están desarrollando la noticia– y ver por sí mismos esos documentos. Por último, aunque el gobierno de Estados Unidos hunda el site de WikiLeaks –que reportó ataques cibernéticos horas antes de publicar el primer lote de cables–, estos está disponibles ya en muchos otros sites.

WikiLeaks se ha valido de internet para multiplicar el impacto de la noticia, conseguir que más de un medio le ofrezca cobertura estelar, y asegurarse de que sea de actualidad durante largo tiempo.

No perdamos de vista, por otra parte que estamos sólo en el comienzo de la revolución digital en el campo de las noticias. Hasta hace poco –en parte por razones tecnológicas y comerciales, en parte por falta de visión–, no existían soportes de contenido diseñados para internet, sino computadoras y teléfonos celulares que existían antes de su explosión y la integraron.

No ha sido sino hasta hace poco cuando han aparecido por fin aparatos diseñados con internet en mente: computadoras que ya no lo parecen, porque no tienen teclado y ratón, usarlas es más intuitivo y sencillo que antes, y son realmente portátiles. El iPhone y el iPad, los dos aparatos que están marcando la pauta, fueron presentados en sociedad hace apenas 3 años y unos meses respectivamente. Las aplicaciones nativas para estos soportes apenas se están desarrollando, especialmente en el caso de la iPad.

La mayoría de los medios de comunicación sólo ha “trasladado” a estos soportes versiones de sus contenidos que no explotan sus posibilidades; no se han dado cuenta de que están colocando cabezas de caballo a sus automóviles.

En otras de estas incipientes aplicaciones, en cambio, ya puede atisbarse las funcionalidades y servicios que nos esperan a los lectores de noticias. Y la conclusión es que estamos de enhorabuena.

luisalfredops@gmail.com

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