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Pablo Gómez | |
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10 diciembre 2010 pgomez@milenio.com | |
Ya existe en México una ley antimonopolios, es decir, la Ley Federal de Competencia Económica. La entidad que aplica esta norma es una oficina gubernamental —órgano desconcentrado de la Secretaría de Economía— que ha hecho muy poco al respecto. Se ha dicho que la ley es insuficiente, pero lo establecido en la misma no parece aplicarse con soltura. En muchos otros países el organismo que aplica las leyes antimonopolios es por completo independiente de los poderes públicos. Eso es lo que se buscaba en el Senado con motivo de las reformas de ley que fueron enviadas por la Cámara de Diputados. El PAN se negó a realizar la reforma con diferentes argumentos, pero el hecho es que el gobierno y su partido no están de acuerdo con una Comisión Federal de Competencia con la independencia que se requiere. Esta postura de Acción Nacional es contraria a lo que ese partido planteó siempre y, más recientemente, en un discurso de campaña de Calderón. Sólo palabras, se ha dicho. Los otros temas incluidos por los diputados en la reforma de dicha ley fueron admitidos por el Senado. Es verdad que el dictamen eliminaba las medidas cautelares en la fase de inicio del procedimiento administrativo, pero el pleno de los senadores aprobó desde el martes pasado volver a introducirlas como facultad de la comisión. Es verdad también que el dictamen restringía las inspecciones a los documentos que hubiere requerido antes la Comisión Federal de Competencia, pero el pleno del Senado estaba votando la supresión de tal restricción cuando el PAN reventó el martes pasado la sesión y se tuvo que posponer todo para ayer jueves. En las horas que corrieron entre una sesión y otra algo ocurrió que varios senadores cambiaron el sentido de su voto y, cuando hubo de votar los artículos reservados que ya se habían discutido en lo particular, apareció una nueva mayoría en contra de todos los preceptos que habían quedado pendientes de votar. Así, el proyecto fue devuelto a la Cámara de Diputados con artículos en blanco, cosa que nadie recuerda que alguna vez hubiera ocurrido. Ahora, la Cámara de Diputados tendrá que resolver si insiste en su proyecto en los términos enviados originalmente al Senado o ya no lo sostiene. Si la Cámara vuelve a enviar su proyecto, el Senado también tendría que votar si lo admite o no, pero ya no podrá hacer modificaciones. Así, la Comisión Federal de Competencia seguirá siendo un órgano desconcentrado de la Secretaría de Economía y no será, al menos de momento, un organismo independiente. El PAN ha declarado que la oposición quería limarle los dientes al proyecto. Algunos senadores sí lo buscaban, pero al final los tales dientes habían quedado incluidos en el texto modificado en el Senado, de tal manera que el único problema era la naturaleza del órgano regulador de la competencia económica. El viejo presidencialismo, ahora representado por Calderón y su partido, quienes antes lucharon contra el mismo, ha obtenido un éxito. Lo peor es que el gobierno ganó de manera sucia. Ofreció a algunos, a través de la Secretaría de Hacienda, inversiones en ciertos municipios y a otros les garantizó la venta de medicamentos al Seguro Social por parte de algunas farmacias, tal como lo ha aprobado en principio la Cámara de Diputados, mientras el Senado no se ha declarado al respecto. Malas noticias, pero esta historia no ha terminado aún. www.pablogomez.org pgomez@milenio.com |
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viernes, 10 de diciembre de 2010
Ley antimonopolios
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