jueves, 30 de diciembre de 2010

De la verdad y la mentira…

Opiniones y Comentarios


Julio Ricardo Blanchet Cruz


30 diciembre 2010
jrbc@diariolibertad.org.mx

Para nadie es extraño el que no se educa con la palabra, sino con el ejemplo. Los animales, que también tienen sus lenguajes, son un ejemplo de ello…

De tal suerte que no debo ser el único que a sus hijos les ha dado muy buenos consejos, pero muy malos ejemplos; con las consecuencias que fácilmente pueden suponerse, pues es difícil decirles a los demás que no hagan lo que nosotros sí hacemos…

El caso de las mentiras es muy clásico, pues intrínsecamente enseñamos a nuestros hijos a mentir; o cuando menos así me enseñaron a mí; no solo con el cuento del Niño Dios y los regalos de Santa Claus…

Que hacía que me preguntara ¿qué con los ejércitos que no lo defendieron y si es todopoderoso porqué no se salvó solo?...

Ya para cuando me contaron lo de caminar sobre las aguas y resucitar muertos; después de que Santa Claus me dejaba regalos cuando no teníamos ni chimenea, entendí que en esta vida había que contar mentiras…

Lo que me confirmó el muy ilustre Señor de la Roché, más conocido como La Rochefoucauld, cuando dijo que “Los hombres no vivirían mucho tiempo en sociedad, si no se mintieran los unos a los otros”…

Pero en ese entonces, cuando niño, al entender que aquí había que mentir, inventé las mías y lejos de aplaudirme por mi desbocada imaginación infantil, me castigaron…

Haciéndome ver que las mentiras de los demás son válidas, pero no las propias. Para cuando había que recibir el cuerpo de Cristo en la eucaristía, me sentía poco menos que caníbal antropófago…

En contraparte, Pitágoras dijo que “La verdad es lo que es común a todos los hombres de todos los tiempos”…

Pero si es muy difícil quedarse callado, más lo es el convivir con la falsedad y viene el asilamiento. Un tanto cuanto voluntario y otro tanto obligado, pues la gente no soporta la verdad. Le molesta que se diga…

Decir que el Cristo es parte de la Epopeya India y los Reyes Magos también; que todo es un maldito negocio de unos charlatanes pervertidos que se dicen sus representantes, es condenarse de mutuo propio al ostracismo…

De tal suerte que más sacan pidiéndoles a los bandoleros que cuando menos el 31 no maten a nadie, que si lo mismo se lo piden al Niño Dios o a la Virgen de Guadalupe. Personajes que por cierto, no tienen la característica de representar lo mismo para todos los hombres de todos los tiempos; por lo que solamente son un punto de vista. Pero muy costoso…

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.

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