sábado, 6 de noviembre de 2010

Maestro laico y revolucionario




Guillermo H. Zúñiga Martínez


06 noviembre 2010
zmgh12@gmail.com

Esteban Baca Calderón, fue un mexicano auténtico que nació en Real de Acuitapilco, municipio de Santa María del Oro, allá en el territorio de Nayarit. Realizó los estudios básicos en su pueblo natal y después cursó la preparatoria y la escuela normal en Tepic; al poco tiempo de haber egresado -por méritos académicos- fue designado profesor de la escuela superior de esa ciudad.

El joven Baca Calderón deseaba respirar aires de libertad y bullía en su espíritu la ansiedad de hacer el bien a los demás. Se trasladó de su Estado al de Sonora, con el propósito de participar en la guerra yaqui así como en el estudio y análisis de los problemas obreros; posteriormente se avecindó en Cananea y, admírese usted, pidió trabajo de minero para sentir en carne propia el sufrimiento de los proletarios. En esa aventura laboral conoció a Manuel M. Diéguez y junto con él, ambos inspirados en el periódico Regeneración de los hermanos Flores Magón, fundaron la Unión Liberal Humanidad.

De acuerdo con la descripción de Ralph Roeder, Cananea era una pequeña población minera ubicada en la frontera con los Estados Unidos; se extraía cobre y la propiedad correspondía a la Consolidated Copper Company cuyo representante era el coronel William C.Greene, hombre influyente que, a decir verdad, ordenaba a los funcionarios mexicanos tanto locales como federales. La mina formaba parte de un latifundio en el cual se desarrollaba un complejo agropecuario e industrial, se sembraba pasto para ganado, existían rastros, hoteles, bancos y servicios municipales; era, propiamente, un pueblo norteamericano. El coronel Greene, muy orgulloso comentaba que pagaba los mejores sueldos, pero a los americanos que trabajaban en sus empresas porque a los mineros mexicanos les asignaba un salario que fluctuaba entre tres y cinco pesos diarios, ese estipendio se los liquidaba en plata y a los norteamericanos les cubría su sueldo, entre 5 y 7 dólares, en oro.

Baca Calderón un día expresó: “…el trabajo es tan pesado que ningún extranjero lo resiste. Ese honor cabe sólo a los mexicanos”. En lo personal me conmueve que siendo maestro, haya trabajado como peón, como cargador; permanecía en la mina más de ocho horas al día, se involucraba en la fundición de metales y resistía el calor de los altos hornos; después de estas experiencias físicas, salía en la noche y soportaba el frio; ésa fue la causa de que haya caído enfermo de neumonía y, lo que era costumbre, en lugar de mandarlo a un hospital para curarlo, lo despidieron. En medio de la pobreza y gracias a su capacidad física, se recuperó y volvió al trabajo. Fue en ese segundo periodo cuando decidió hacer labor entre los jornaleros para conminarlos a defender sus derechos.

En 1906, informó a la junta de San Luis Missouri: “Es verdad que ya está preparado el espíritu público, pero no me satisface completamente lo que hemos podido hacer hasta hoy. Quisiera que todos los mineros de aquí se dieran cuenta, de una manera más práctica, de que la dictadura es su peor enemigo, y que sientan a toda hora el justo deseo de derrocarla”.

El trato de la empresa cada día era peor, los mayordomos se sintieron facultados para fijar las condiciones de los operarios, reducir equipos, aumentar jornadas, rebajar jornales, y despedir arbitrariamente a los obreros; este conjunto de medidas hizo que explotaran, con una inconformidad tan grande como su miseria y fue entonces cuando Baca Calderón improvisó un pliego de peticiones: salario mínimo de cinco pesos diarios y jornada máxima de ocho horas; ocupación del 75% de mexicanos y 25% de extranjeros; derechos de ascenso equitativos; ante estos planteamientos, el famoso coronel Greene contestó por escrito diciendo que la petición era inconsiderada, “…instigada por personas cuyo interés es del todo ajeno a la prosperidad y al bienestar de los obreros de este mineral”.

Esteban Baca Calderón debe ser considerado precursor de la Revolución Mexicana y uno de los hombres más sufridos a causa de sus ideales. El nayarita fue enviado a San Juan de Ulúa, allí estuvo preso sufriendo el trato despiadado de sus verdugos y lo soportó con reciedumbre sin renunciar a sus convicciones. En 1911 fue liberado y regresó a Cananea para lanzarse a la lucha armada con un grupo de voluntarios en contra de Victoriano Huerta, posteriormente fue soldado obregonista y, por sus luces y preparación intelectual, diputado al Congreso Constituyente por Jalisco y, junto con Heriberto Jara, es uno de los autores principales del artículo 123 Constitucional.

Esteban Baca Calderón ocupó cargos políticos, fue gobernador de su Estado, Senador de la República, Gobernador interino de Colima, organizador de colonias agrícolas, pero lo que más destaca en su vida, es el limpio manejo de los dineros públicos. Su legado es el laicismo, la justicia y la honradez.

zmgh12@gmail.com

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