jueves, 25 de noviembre de 2010

El fracaso de Cancún


CONFERENCIA SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO
El fracaso de Cancún



Los reflectores estarán puestos en este puerto donde se reunirán los principales líderes del mundo. Sin embargo de allí sólo saldrán declaraciones para las ocho columnas


“Los avances logrados aquí, en los que Dinamarca y su gobierno pusieron tanto empeño, deberán ser profundizados y continuados en los meses por venir para asegurar el éxito de la COP16 y que ahí podamos acordar un instrumento jurídicamente vinculante”. Esas fueron las palabras de Felipe Calderón al dirigirse al pleno de la 15 Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP15) realizada en el país danés hace un año.

A partir de ese momento, el gobierno mexicano puso toda la carne al asador y mandó a toda la artillería pesada del Poder Ejecutivo –que incluye desde secretarios de Estado hasta especialistas en el tema de cambio climático– a viajar por todo el mundo para lograr los acuerdos que consiguieran lo que Dinamarca no pudo: un tratado que sustituya al Protocolo de Kyoto y, de esta forma, poner a México en el mapa mundial.

Pero los meses pasaron y los negociadores mexicanos sólo lograban simples encuentros protocolarios. Los meses se fueron y la encomienda del inquilino de Los Pinos se fue matizando con el paso del tiempo. Fracasó.

Ésta es el camino que tomó la infructuosa aventura calderonista:

Las Conferencias de las Partes (COP) existen desde 1995, cuando los representantes de los países signatarios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático empezaron a reunirse anualmente. Estas reuniones son el foro de decisiones sobre la Convención Marco. Durante estos encuentros, las deliberaciones se operan por medio de un consenso entre los representantes de los gobiernos de todos los países que ratificaron los acuerdos. Por eso, el proceso de negociación exige mucho esfuerzo y se vuelve más lento. Actualmente, 192 países participan de las negociaciones.

Al final de cada cumbre, se adoptan una serie de decisiones que culminan en la próxima COP. A lo largo del año, la Convención sigue una agenda con varios encuentros y sesiones de sus órganos subsidiarios; es decir, la COP no es un evento aislado que se produce una vez al año, sino que forma parte de un complejo proceso.

Dados los resultados de este proceso, el 3 de septiembre pasado, la canciller Patricia Espinosa ubicó esta historia en su justa dimensión pues reconoció que “no están dadas las condiciones” para que en la 16 Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP16), que se realizará en Cancún, Quintana Roo, del 29 de noviembre y hasta el 10 de diciembre, se logre un acuerdo vinculante que reemplace al Protocolo de Kioto. Y dijo más: “No es indispensable que tomemos ahora una decisión”, con lo que transmitió los acuerdos para 2011.

Sin embargo, en las altas esferas de la diplomacia mexicana se dice que este viraje tuvo su punto de inflexión al calor de la tercera y penúltima reunión de cambio climático previa a la COP16, efectuada el pasado agosto en Bonn, Alemania, en la que los países desarrollados no mostraron ninguna intención de cambio en su postura para la reducción de emisiones contaminantes.

En ese marco, la Secretaria Ejecutiva de la ONU para el Cambio Climático, Christiana Figueres, expone que durante la COP16 se deben evitar los errores de Copenhague: “Un serio problema que tuvimos en Copenhague fue que todos queríamos un acuerdo legalmente vinculante. En Copenhague, el nivel de ambición no era realista en relación a lo que era alcanzable. Por eso, nuestro nivel de ambición en Cancún debe ser realista en relación a lo que es alcanzable”.

Pero la titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) manifiesta que el éxito de esta edición de la COP16 no se puede medir con el hecho de obtener un acuerdo vinculante, con lo que desliza que los negociadores se están enfocando en lograr acuerdos en cuestiones de menor importancia.

Así, las razones por las que este consenso no se logrará son varias, pero la principal tiene que ver con el poco músculo político de México para forzar a las potencias a negociar y buscar una solución a la crisis climática. Alrededor del mundo, las diferentes ideas sobre cómo atacar este tema tampoco ayudaron a México para lograr el soñado acuerdo.

En EU, el fracaso en el Senado de pasar una nueva Ley de Energía y Clima fue clave en el proceso de la COP16, ya que EU debería presentar objetivos concretos en cuanto a topes en las emisiones de gases de invernadero, lo cual prácticamente se ha desvanecido. Los republicanos se oponen a esta ley, incluso muchos demócratas tampoco la aprueban, convirtiendo la temática de cambio climático en parte de la agenda política, pero sin ningún interés de los involucrados por resolverla a la brevedad.

No obstante la crisis existente, parece ser que la ausencia de un liderazgo político en cuanto al cambio climático deja un vacío de maniobra que, a pesar de las buenas intenciones y propuestas provenientes de todos los sectores, no son suficientes ante una problemática que exige cambios de comportamientos y patrones de consumo inmediatos.

A principios de este mes se reunieron 168 delegados de 50 países en la PreCOP Reunión Ministerial, la cual sirve como previo de la conferencia de Cancún, pero los enviados para negociar la crisis climática no llegaron a ningún acuerdo, simplemente expusieron sus puntos y de ahí no pasó.

“Esta reunión fue más informal de lo que esperaba. Se compartieron diferentes ideas de lo que cada uno piensa para encontrar un interés común”, dice Hugo G. Von Meijenfeldt, enviado especial para el Cambio Climático de los Países Bajos, quien añade que lo que ahora se busca es dar la oportunidad a los negociadores en Cancún para que encuentren las bases para negociar en la COP17 de Sudáfrica, en 2011.

Para no ir tan lejos, la semana pasada en la Ciudad de México mandatarios locales que participaron en la Cumbre de Alcaldes por el Cambio Climático advirtieron que la Conferencia de las Partes (COP 16) de Naciones Unidas será un fracaso, ante el escaso interés de los gobiernos nacionales para llegar a un acuerdo global.

Allí, el alcalde de París, Bertrand Delanoë, no dejó nada a la imaginación y soltó: “Digámoslo francamente, Copenhague fue un fracaso total; queremos que los Jefes de Estado y Gobierno sepan en Cancún que somos aliados exigentes, decididos, constructivos, pero también ineludibles. Pero fracasarán en Cancún como fracasaron en Copenhague, no habrá progreso en las iniciativas globales, si no se toman en serio la iniciativas locales”.

En esos términos, los Alcaldes firmaron el Pacto Climático Global de Ciudades, o Pacto de la Ciudad de México, y quedó rubricado por un total de 138 alcaldes de 43 países, quienes asumen compromisos voluntarios para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. De esta forma, las ciudades –donde habita la mitad de la población mundial– le proponen a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático una propuesta específica para reducir las emisiones causantes del calentamiento, punto medular de las negociaciones.

En contraste, Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995, descarta que la COP16 vaya a ser un fracaso, aunque considera que sólo servirá para que en los próximos años se logren acuerdos a fin de reducir las emisiones de bióxido de carbono y establecer mecanismos de financiamiento. “Esperamos que haya un adelanto significativo en la COP16, sabemos que no habrá un acuerdo con medidas vinculantes, pero sí un avance definitivo, por lo menos para establecer con claridad los siguientes pasos en los próximos años, para que todos los países se pongan de acuerdo para reducir sus emisiones”.

Por su parte, José Sarukhán, titular de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), expresa sus dudas en que se logren acuerdos en la COP16: “En lo personal dudo seriamente que haya un compromiso en Cancún de disminución de emisiones por la industria y por la actividad económica de los países grandes. No están dispuestos a eso. No va a ocurrir”.

Conclusión: las negociaciones en Cancún sobrarán, pero acuerdo no habrá.

LAS POSTURAS OFICIALES

EU confía en que todavía es posible lograr un acuerdo en Cancún sobre la reducción de emisiones de carbono y plantea que para lograrlo se requiere la voluntad política de China, que insiste en que otros países desarrollados, por su historia, deben ser los que más reduzcan emisiones de gases invernadero.

La UE declaró que continuará buscando un paquete de decisiones balanceadas, principalmente en reforestación y desarrollo tecnológico. También aclaró que no tiene ningún problema en prolongar el Protocolo de Kyoto, siempre y cuando se hagan los ajustes legales y medioambientales correspondientes.

Los países miembros del ALBA hicieron saber en la reciente reunión de Tianjin, China, que sus expectativas frente a la COP 16 son elevadas y esperan que los países desarrollados ofrezcan voluntad política para asumir las metas. Y se discutieron temas relacionados con las reducciones de emisiones de las naciones desarrolladas en 50% bajo el Protocolo de Kyoto en el periodo 2012-2017, así como la solicitud de que entre 1.5 y 6% del PIB de las naciones desarrolladas se dedique a financiar los proyectos de los países menos favorecidos.

No hay comentarios: