viernes, 29 de octubre de 2010

VICTIMIZACIÓN DE CIVILES

El Semanario, Opinion

La semana pasada, Wikileaks cumplió con su promesa de difundir 391,823 documentos secretos del Pentágono sobre la ocupación estadounidense de Iraq. Uno de los aspectos más inquietantes que revelan es la victimización de la población civil. De acuerdo con el expediente, entre 2004 y 2009, el saldo de muertes fue de 109,032. De estas, 66,081 (66%) eran civiles. Iraq Body Count, organización no gubernamental dedicada a tabular por cuenta propia las muertes en Iraq, avaló la cifra que supera en 15,000 su propio conteo. Iraq Body Count ubica en 150,000 el saldo total de muertos en los años de ocupación (2003 a 2010), 80% de los cuales eran civiles.

The New York Times, único diario estadounidense que recibió con anticipación el expediente, informó que la mayoría de los civiles iraquíes fueron ultimados por iraquíes. Los sucesos más sangrientos –la estampida en un puente de Bagdad en 2005 que mató a 95 personas y la explosión de camiones-bomba en 2007 que dejó 500 muertos– se registraron bajo el gobierno de George W. Bush.

Los archivos describen incidentes previamente desconocidos de soldados estadounidenses que dispararon contra civiles en retenes o desde helicópteros en vuelo. Detallan el caso de una familia iraquí que viajaba en automóvil y que al no entender las señales para detenerse en un retén de marines monolingües fue baleada. La madre murió y el padre y dos hijas pequeñas resultaron heridos.

Los reportes, que exhiben una película gráficamente cruda y en tiempo real de la violencia en el campo de batalla, no consignan excesos contra civiles en 2009, el primer año del gobierno de Barack Obama. No obstante, la filtración representa un fuerte golpe mediático y de credibilidad para las Fuerzas Armadas comandadas por Obama, quien se ha esforzado en diferenciar sus políticas de las prácticas de tortura y violaciones de los derechos humanos de su antecesor. Si bien Obama cumplió con su promesa de reducir las tropas estadounidenses en Iraq, de 100,000 a 50,000, los informes no dejan duda que el manual de contrainsurgencia del Pentágono no varió con el cambio en la Casa Blanca.

Con todo, es poco probable que el expediente –el cual se filtra a 10 días de las reñidas elecciones de medio término– reste votos al Partido Demócrata. Esto es así porque no es Iraq, o los presuntos crímenes de guerra de los soldados estadounidenses contra la población civil, lo que está determinando el ánimo del electorado, sino la recesión económica y el desempleo.

PARALELOS CON MÉXICO

Los sucesos en Iraq tienen relevancia para México debido al creciente número de civiles que mueren en la guerra de Felipe Calderón contra el crimen organizado. Los ataques contra personas inocentes –como la masacre de 14 jóvenes en Ciudad Juárez el fin de semana– se vuelven cada vez más frecuentes. Aún así, Calderón insiste en minimizar la muerte de civiles argumentando, sin pruebas, que la mayoría de los 38,000 caídos son criminales y fuerzas del orden.

Sin embargo, la percepción generalizada y la tendencia internacional lo desmienten. De acuerdo con la Cruz Roja Internacional, a partir de mediados del siglo pasado, se invirtió la relación entre muertes de civiles y soldados en guerras irregulares. Mientras que en la Primera Guerra Mundial moría un civil por cada nueve soldados, hoy mueren 10 civiles por cada soldado. No hay nada que sugiera que México no cumpla con la norma internacional de más civiles muertos que fuerzas del orden.

En 1977, la Convención de Ginebra adoptó dos protocolos históricos para, con base al derecho humanitario, brindar protección a las poblaciones civiles en conflictos armados. La Cruz Roja sostiene que el principio de “distinción” entre combatientes y civiles es la piedra angular de los protocolos, por lo que exhorta a “todas las partes” a respetarlos y protegerlos. En 2007, con motivo del vigésimo tercer aniversario de dichos instrumentos, reiteró: “En una época en la que los civiles son los más afectados por los conflictos armados, los Protocolos adicionales tienen como finalidad imponer límites a la manera de conducir un conflicto y contribuir a proteger a las personas atrapadas en el conflicto”. Letra muerta en Iraq y México.


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