Martha Anaya
La lucha ha comenzado. Los aspirantes a la candidatura presidencial azul –Ernesto Cordero, Santiago Creel, Josefina Vázquez Mota, Heriberto Félix, Alonso Lujambio y Javier Lozano—mueven sus piezas, hacen llamadas y procuran acuerdos para tratar, al menos, que el elegido no les sea adverso.
Las distintas fuerzas al interior del partido –calderonistas, espinistas, foxistas, creelistas, yunquistas y demás—hacen lo propio para instalar al frente del partido alguien “de confianza” que opere al interior del partido el proceso de elección del candidato blanquiazul a la Presidencia de la República.
Es tal su importancia que esta vez, por más difícil que sea, los azules no dejarán que Felipe Calderón maneje a gusto y a modo la sucesión de César Nava. Ni siquiera el desdén de no inscribir candidato alguno en la contienda, como ocurrió en los casos de Nava y de Germán Martínez, fue siquiera contemplado esta vez. Ahora los distintos grupos van a la guerra por el partido.
El primero en levantar la mano fue el jalisciense Francisco Ramírez Acuña apenas concluido su periodo como Presidente de la Cámara de Diputados. El ex secretario de Gobernación está en la jugada. Pocas probabilidades le ven sus colegas dado su estilo duro, rijoso –que ha intentado atemperar el último año– y difícilmente obsecuente con los dictados de Los Pinos.
Ramírez Acuña dejó ver hace poco en una reunión que no estaba nada contento con los resultados de su partido en las elecciones y que éste necesitaba transformarse y aprestarse para la batalla por Los Pinos con un partido “peleador, de propuesta ideológica, con visión de futuro” y capaz de perpetuarse.
Aunque el de Jalisco aparentemente cuenta con el apoyo de la coordinadora de la bancada panista en San Lázaro, Josefina Vázquez Mota, Ramírez Acuña no se puede fiar. Ya doña Jose demostró hace unos años, precisamente cuando Felipe Calderón le solicitó su apoyo para la candidatura presidencial, que juega con varias veladoras a la vez. Ello fue lo que le causó entonces la animadversión del equipo cercano al hoy Presidente de la República.
El senador Gustavo Madero anunció su aspiración a dirigir el PAN de una manera clara y protocolaria. El 27 de agosto pasado renunció a la coordinación de la bancada azul en el Senado y luego convocó a una conferencia de prensa en un hotel para dar a conocer abiertamente que se lanzaba a la lucha. En esos momentos se dio por sentado que Madero era el candidato de Calderón, aunque el de Chihuahua lo negó.
Gustavo Madero cuenta con la prosapia del nombre de su antecesor, Francisco I Madero, incluso se le parece mucho físicamente, pero carece de liderazgo. Su trabajo en la casona de Xicoténcatl ha pasado prácticamente desapercibido y su capacidad de comunicación no es precisamente de lo mejor. No parece ser el hombre ideal para dirigir las huestes en la gran contienda del 2012, pero a cambio asegura el control del proceso electoral azul a Los Pinos.
Cecilia Romero cree tener los méritos para encabezar al PAN. Tal vez su trayectoria al interior del partido se los otorguen –ha sido diputadas federal en dos ocasiones y senadora plurinominal–, pero su paso como funcionaria no. Aunque ella quiere ser “la primera Presidenta mujer del PAN”, la sombra de la matanza de los 72 migrantes en Tamaulipas “se atravesaron” en su camino político.
Ella no lo ve así, cree en la amistad de Calderón y en las alianzas que forjó desde su posición en el Instituto Nacional de Migración. Ha pasado apenas un mes de su renuncia. Aún no sabe lo que es caer en desgracia en política.
Blanca Judith Díaz es senadora por Nuevo León, promotora de los derechos políticos de la mujer, ¡y también quiere dirigir al PAN! Su mayor apoyo para este lance, según ha dicho, lo tiene en la hermana del Presidente de la República, Luisa María Calderón. No parece suficiente.
En cuanto al caballo negro que ha aparecido en los últimos días en el tablero, Roberto Gil Zuarth, valga opinar que se ha manejado muy bien y es un tipo talentoso. Recordemos tan solo que cuando dejó la Cámara de Diputados –a la que ya volvió—para ir a la secretaría de Gobernación, representantes de todas las fuerzas políticas (incluidos los rijosos del PT) lo despidieron con reconocimiento. Hecho poco común en esos terrenos y menos en estos tiempos.
La semana pasada se dio a conocer que Gil Zuarth fue invitado a una reunión con una veintena de consejeros por el grupo de Patricia Flores (ex jefa de la Oficina de la Presidencia) y Jorge Manzanera (operador electoral del PAN). En dicha reunión habrían propuesto al chiapaneco lanzarse a la contienda por la silla blanquiazul. Él respondió que lo pensaría y exploraría sus posibilidades.
Sin embargo, Gil Zuarth tiene algo que juega en su contra entre la militancia blanquiazul: lleva apenas dos años afiliado a Acción Nacional.
Tal es la baraja de personalidades que se ha desplegado para la dirigencia panista y que a partir de este miércoles iniciarán su registro. Comienza así, con la elección del mariscal, la batalla azul por el 2012. Su resultado nos indicará la medida de sus posibilidades para seguir o no en el poder.
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