jueves, 30 de septiembre de 2010

REGISTRA CASA BLANCA VIOLENCIA VS PRENSA

El Semanario, Opinion

El caso de Jorge Luís Aguirre, director de LaPolaka.com, sienta un precedente: es la primera vez que EU concede asilo político a un periodista mexicano. Pese a la alarmante ola de violencia, EU había estado renuente a dar asilo a mexicanos para no reforzar la idea de que la inseguridad en México se ha desbordado. El caso de Aguirre conlleva el mensaje de reconocimiento de que el vecino es un país peligroso para ejercer el periodismo.

De acuerdo con estadísticas del Departamento de Seguridad Interna, responsable de los trámites de asilo, en los primeros nueve meses de 2010, se giraron 176 recomendaciones de aprobación de aspirantes connacionales, en contraste con 58 en 2007. Sin embargo, fuentes oficiales consultadas negaron que el ascenso represente un “viraje” en la política de asilo hacia México, como muestra el dato de que sólo 2% de las recomendaciones son palomeadas por jueces migratorios a cargo de decidir los méritos de los peticionarios.

El asilo de Aguirre se da en medio de alentadoras señales de que la Administración Obama finalmente está tomando más en serio la severa crisis de inseguridad por la que atraviesa el gremio periodístico nacional. “La intimidación de la prensa libre es un crimen significativo. La protección de periodistas debería ser una alta prioridad para todos”, respondió Gil Kerlikoswke, el zar antidrogas de Obama, cuando le pregunté si preocupa a la Casa Blanca la violencia contra la prensa en México.

“Además de la terrible pérdida de vidas que se da, el periodista ocupa un lugar muy especial. Si la gente no puede enterarse y no puede ver fotografías de lo que está pasando, entonces no puede tomar decisiones informadas sobre cómo abordar situaciones como el uso de los recursos y la seguridad”. El asesor de Obama mostró sorpresa ante el alto nivel de impunidad en los crímenes contra la prensa.

En conformidad con las declaraciones de Kerlikowske, el Departamento de Estado informó que se le ha “expresado al gobierno mexicano la preocupación por la seguridad de los periodistas”. Mensaje que muy probablemente transmitió el Embajador de EU Carlos Pascual, quien como experto en estados con instituciones fallidas, conoce bien la importancia de una prensa libre en la construcción de los sistemas democráticos. La semana pasada, ante representantes del Comité para la Protección de Periodistas y la Sociedad Interamericana de Prensa, Felipe Calderón se comprometió a defender el derecho a la información y a fortalecer el marco legal para proteger a la prensa. Lo mismo prometió en 2008. Esta vez, quizá, la presión de Washington haga la diferencia.

MODELO ANGLOSAJÓN

Con la violencia en las primeras planas de los diarios de EU, ayudar a México trasciende las fronteras de la capital estadounidense. Bajo un acuerdo firmado por los procuradores de Indiana, Greg Zoeller, y de Baja California, Rommel Moreno, 40 fiscales y 40 investigadores penales mexicanos tomaron un curso de entrenamiento intensivo sobre el “Estado de Derecho” estadounidense en Indianápolis. La conferencia arrancó con un discurso del senador Richard Lugar, republicano de Indiana, quien, robándole su más famosa frase a Hillary Clinton, comparó la violencia en México con una “narcoinsurrección” y pidió al gobierno de Barack Obama reforzar la ayuda militar y de espionaje a Calderón.

Entre los asistentes al curso, que concluye el viernes, destacan seis procuradores estatales: Pedro Flores (Tlaxcala); Miguel González (Tabasco), Alfredo Higuera (Sinaloa), Carlos Zamarripa (Guanajuato), Francisco Martínez (Baja California Sur) y Moreno. Financiado por la Agencia de Desarrollo Internacional, el entrenamiento se enmarca en los objetivos de la Iniciativa Mérida de ayudar a transformar el sistema jurídico mexicano del modelo inquisitorial español al sistema legal de argumentación oral anglosajón. Como en la serie televisiva Law and Order, los aprendices escenificaron juicios de argumentación opuesta, con arengas iniciales y finales, testimonios directos e interrogatorios rigurosos. También se les enseñó cómo preservar pruebas forenses en la escena del crimen, recoger evidencias y entrevistar testigos.


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