Ofrece Alejandro Poiré, vocero en temas de seguridad, conferencia de prensa. El motivo de ésta: dar un avance en las investigaciones sobre la muerte de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas.
Pero a esas horas de la mañana, otro asunto se destacaba ayer en los portales de los medios de comunicación: lo dicho sobre México por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, ante el Council on Foreign Relations de Washington.
Ahí, la jefa de la diplomacia estadounidense expresó que los cárteles de la droga mexicanos estaban mostrando “cada vez más índices de insurgencia…, esto se parece cada vez más a como era Colombia hace 20 años, cuando los narcotraficantes controlaban algunas partes del país.”
Y no fue una mera frase al pasar, varios párrafos dedicó al tema e incluso señaló: “afrontamos una creciente amenaza por parte de una bien organizada red de narcotráfico que en algunos casos está haciendo causa común con lo que podríamos considerar insurgencia en México y Centroamérica”.
Tales eran las declaraciones de Hillary Clinton que daban ya la vuelta al mundo y se instalaban en las primeras páginas de los medios en nuestro país. De ahí que, luego del mensaje de Poiré, llegado el momento de preguntas y respuestas, lo primero que se le cuestionara fuese su opinión sobre estas declaraciones que hemos mencionado de la secretaria de Estado estadounidense.
La respuesta de Alejandro Poiré no se hizo esperar: “Lo primero que hay que decir –precisó—es que además la secretaria Clinton hizo aseveraciones de elogio y reconocimiento a la administración del Presidente Calderón…”
Así como lo ve. Antes que nada, más importante incluso que el diagnóstico de la señora Clinton sobre la fuerza de los narcotraficantes, el control que ejercen ya sobre algunas zonas del país, los visos de insurgencia que detectan, las semejanzas que encuentran con el caso colombiano…, ¡lo importante son los elogios a Calderón!
¿Qué nadie se dio cuenta de ello? ¿Acaso los periodistas no saben evaluar la información?
De acuerdo al criterio del vocero en materia de seguridad, diríase que no, pues no hubo medio que pusiera delante los elogios al mandatario mexicano. Los consignaban, sí, pero en un tercer o cuarto párrafo, mencionando que le daba “notas altas” a Felipe Calderón por su “valor y compromiso” en el “difícil desafío” de combatir al narcotráfico.
El caso es que ya subrayada –según Poiré—la parte importante de lo dicho por Hillary, entonces sí respondió a la pregunta formulada: “y no compartimos, desde luego, apreciaciones en ese sentido ya que hay una diferencia muy grande entre lo que enfrentó Colombia y lo que enfrenta México actualmente…”
Nuestro país, aseveró, “actuó a tiempo” contra el tráfico de drogas. (Olvido Poiré que en múltiples ocasiones Calderón ha acusado y lamentado que no se actuara a tiempo frente al problema del narcotráfico y que sus acusaciones –que tocaban no sólo a su antecesor Vicente Fox sino a diversos gobiernos priistas—levantaron ámpula en distintos momentos).
De ahí se siguió y ya encarrerado le dio su coscorrón al gobierno estadounidense. Sostuvo que la única semejanza entre México y Colombia es que el crimen organizado derivó de la demanda de droga en Estados Unidos.
Alejandro Poiré lucía así como un funcionario a la defensiva, como un personaje con la mente nublada por el enojo.
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