¿De un acuerdo en el que el PRI se asegura su permanencia en el poder? ¿De un PRI que se “chamaquea” al bisoño de la cuadra?
Los acuerdos son consustanciales al ejercicio democrático, se hacen aquí y se hacen allá. Aquí lo novedoso es que se hayan “chamaqueado” tan burdamente a uno de los principales operadores políticos del presidente Calderón, César Nava, quien fue capaz de firmar sin mas un documento que no explicitaba a qué se comprometía su partido a cambio de pedir que no se concretaran las alianzas entre la derecha (PAN) y la “izquierda” (PRD) contra el centro revolucionario (PRI), de cara a las elecciones del 2011 en el Estado de México.
Hay preguntas que sólo los firmantes pueden responder: ¿Quién filtró el documento en el cuál se descubre que efectivamente hubo un acuerdo explícito entre PRI y PAN-Gobierno para aprobar una Ley de Ingresos 2010 ingrata e impopular, la que por cierto, el Senador Manlio Fabio Beltrones nunca aprobó de manera contundente? ¿Quién salió beneficiado, o menos perjudicado, de esta tragi-comedia política de las alianzas vergonzantes? ¿Quién aparece más fortalecido y quién más debilitado en el juego de poderes de un PRI que nuevamente demuestra que es capaz de sacrificar no sólo el bolsillo de una clase, sino de toda una nación a cambio de permanecer en el poder, para pavimentar aún más el camino a la elección presidencial del 2012 por lo que representa electoralmente el Estado de México? ¿A quién se le ocurrió y por qué razones dejar sentado por escrito un acuerdo que compromete sólo a una de las partes?
Y en este balconeada, una vez más queda de manifiesto que lo que verdaderamente mueve a la clase política del país no son los intereses de los mexicanos, sino los suyos y los de un grupo que se aferra al poder y que apuesta a que en México simple y sencillamente no pase nada, porque de esa pasividad han vivido desde que nacieron como partidos y como políticos.
Esas deberían ser las preguntas a los protagonistas, directos e indirectos, de esta farsa en que se ha convertido la política mexicana. Lo demás es lo de menos. Si Beatriz, si César, si Gómez Mont o el sereno se exhibieron o no es asunto de ellas y ellos, de su biografía política que, por cierto, sólo a ell@s afecta. El tema central debería ser por qué seguimos tragándonos estos cuentos y por qué nos sorprendemos de ver a políticos que luchan por seguir mordiendo el hueso eterno.
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