¿Y el cambio prometido?
En otras palabras, la conclusión a la que llegará esta historia proporcionará luces en torno del servicio eléctrico y deslizará la hipótesis de que la CFE –que las autoridades presumen como un modelo a seguir frente a otras compañías eléctricas internacionales– es una empresa que tampoco se ha podido arrancar los vicios que atrapa a otras compañías al servicio del Estado y cuya operación, en buena medida, está sometida a los intereses de sus huestes gremiales.
Estefano Conde, vocero de la CFE, reconoce que para que la Ciudad de México llegue a tener un servicio eléctrico de calidad similar al de otros estados de la República donde opera la CFE, deberán pasar, por lo menos, 20 meses; sin embargo, los datos duros disponibles alimentan la percepción de que esta promesa tardará, literalmente, varios años luz.
En ese sentido el documento que lleva por nombre “Fuentes de sobre-costos y distorsiones en las empresas eléctricas públicas en México”, emitido por el Banco de México (Banxico), menciona que en una investigación comparativa a nivel internacional (Brophy y Pollit 2009) sobre las prácticas de evaluación del desempeño de las empresas eléctricas, México resulta con una calificación de cero en una escala de 0 a 8. Además, sostiene que la productividad laboral de la paraestatal es 60% más baja que Endesa (empresa española con participación en empresas eléctricas asentadas en varios países de América Latina).
¿Qué está provocando el cortocircuito? Según el Observatorio Ciudadano de la Energía (OCE), la cuestión monetaria no es factor pues la partida presupuestaria para las empresas públicas del sector eléctrico ha sostenido un nivel al alza. Por ejemplo, cifras oficiales dan cuenta que durante el periodo 2000-2009 el presupuesto destinado por el gobierno federal al sector representó alrededor de 1% del PIB. De esta forma, la inversión impulsada en la industria eléctrica en el primer semestre de 2009, sin incluir los pagos de amortización de Pidiregas por 5,003.1 mdp, alcanzó un monto de 17,703.5 mdp, cifra superior en 5.8% en términos reales con relación al primer semestre de 2008.
Al mismo tiempo, los especialistas en la materia –como Sergio Benito Osorio, del OCE– consideran que la industria eléctrica nacional se encuentra relegada en términos de la calidad del servicio con respecto a algunos países con los que podría competir internacionalmente como Corea, Hungría, Portugal y Turquía.
En ese tono, el reporte de Banxico oscurece más el entorno: en 2007, revela, el precio medio de la electricidad en el país superó en alrededor de 18% el precio medio en EU, mientras que para 2008 la diferencia ascendía a 25%. “Esta problemática de elevados costos es entendible en gran parte por la estructura tecnológica y el uso de combustibles y gas en las plantas generadoras que utiliza la CFE, a diferencia de EU, donde se utiliza principalmente el carbón como combustible primario para la generación de electricidad”, expone el documento.
El mismo informe de Banxico formula como una hipótesis que, además de los elevados costos por el servicio, también hay factores como los grandes sueldos y prestaciones para los trabajadores de la CFE. De acuerdo con cifras recientes, las percepciones medias de los trabajadores activos en CFE (salarios, prestaciones y seguridad social, ver gráfica) ascendieron a 27,465 pesos mensuales, mientras que las de los jubilados (pagos por pensiones y jubilaciones) fue de 28,016, es decir, 1.02 veces las percepciones de los trabajadores activos.
Además, a cinco meses de la desaparición de LyFC, los medios de comunicación han dado cuenta de la creciente inconformidad que manifiestan los ciudadanos de la capital del país que se quejan, entre otras cosas, de las dificultades para interpretar los costos expuestos en el recibo de pago. Por ello, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) informa que se han incrementado las quejas en contra de la CFE a una tasa de 30%, al cierre de enero de 2010, en comparación con el mismo mes de 2009. Y la tendencia va al alza, ya que en febrero de 2010 la Profeco recibió 625 quejas, cuando en enero sumó 481 por cobros indebidos e inconformidades en torno al servicio prestado.
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