Para el gobierno federal parece no haber más ruta en el combate al narcotráfico que la de la guerra. Ya lo ratifica el mismo Felipe Calderón, ya lo secunda el secretario de salud, que el resto del Gabinete, este gobierno no ve otro camino que combatir a los narcos, a pesar de los costos, a pesar de las vidas que una guerra cómo esta y como todas suele arrebatar a los inocentes.
Llama la atención la segunda aparición pública consecutiva del General Secretario de la Defensa, Guillermo Galván al advertir, en el discurso central del acto conmemorativo del Día del Ejército, que la “guerra” contra el narco no debe extenderse en el tiempo de manera indefinida, que a nadie conviene. El alto mando militar defendió sus raíces, aseguro que a pesar de los detractores, la milicia en este país sigue gozando de apoyo social. Remató el divisionario: “militares y civiles debemos hacer todo lo necesario para que la patología del narcotráfico y sus irradiaciones sanguinarias se reduzcan a su mínima expresión lo antes posible”.
El hacer todo lo necesario, implicaría un cambio de táctica y una redefinición de la estrategia. Porque la batalla por recuperar territorios apoyado en la presencia de miles y miles de efectivos militares, (sobre cuya constitucionalidad el propio General Galván ha vuelto a reclamar la atención y trabajo de legisladores) sin el apoyo de un trabajo nítido y contundente de inteligencia y contrainteligencia, ha resultado a juicio de muchos, no del presidente Calderón ni de su equipo por supuesto, una táctica poco efectiva. Y revisar cómo dice el propio titular de la Sedena, la manera de minimizar la patología del narco, un cambio de estrategia donde no necesariamente se implique la erradicación del fenómeno social-criminal como fin último y utópico.
Quizá deberíamos estar atentos a señales que alertan sobre la conveniencia de despenalizar algunas drogas, la marihuana el ejemplo más claro. Hoy en Estados Unidos 18 estados ya contemplan el uso medicinal de la famosa hierba. Aquí en México el ex presidente colombiano César Gavíria ha vuelto a decir que: “México debe cabildear con EU un cambio en la política antidrogas, con miras a la despenalización”. Durante el seminario internacional Vientos de Cambio. La Política de Drogas en el Mundo, Gavíria cuestionó junto con el ex canciller mexicano Jorge Castañeda los escasos resultados de la política prohibicionista apoyada por EU. Ambos coincidieron que la despenalización no implica un incremento en el consumo, pues las adicciones se atenderían como un problema de salud pública. Gavíria dijo que la decisión de Felipe Calderón de utilizar al ejército en la lucha contra el narco fue adecuada, pero debe ser temporal.
A César Gavíria se le recuerda como uno de los tres ex presidentes junto con Fernando Henrique Cardoso de Brasil y Ernesto Zedillo de México que pusieron el tema de la despenalización paulatina de ciertas drogas sobre la mesa como un camino más efectivo para contrarrestar eso que el General Galván llamó “la patología del narcotráfico”.
A los tres ex mandatarios les llovió en sus respectivas milpas ¿Por qué no lo pensaron o lo propusieron cuando estaban en el ejercicio del poder? Tal vez por la misma razón que hoy el Jefe de Estado Norteamericano, Barack Obama no puede plantear una táctica similar, pero si buscar que asociaciones filantrópicas como la del multimillonario George Soros patrocinen coloquios internacionales, aquí y allá con personajes tan sólidos como estos tres ex presidentes para soltar la idea, la misma que Carlos Fuentes ha respaldado sin regateos, este mexicano de talla internacional (perdón por el lugar común) ha sentenciado que: “la lucha frontal contra el narcotráfico no ha dado resultados” y señaló que la despenalización es una ruta más inteligente, más amplia y posibilitaría el éxito en la estrategia: minimizar los costos sociales de una actividad que mientras menor sea su rango prohibido, menor será su utilidad mercantil.
Si estas son voces aisladas, menuda coincidencia, pero como en temas trascendentes no hay coincidencias sino consecuencias, estemos atentos a esta corriente creciente que llama a revisar la táctica y la estrategia.
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