La casa es de dos niveles con fachada blanca de la que resalta un portón metálico por donde se entra a un garaje para dos vehículos. Está ubicada en la calle Navidad dentro del fraccionamiento residencial Balnus, en la isla de Musalá, una zona de alto costo inmobiliario en el área de centros comerciales y oficinas en Culiacán, Sinaloa. En este lugar en marzo de 2009 el ejército detectó a un personaje que los llevó a desmantelar una red de oficiales que presuntamente servían de informantes a la organización de Ismael Zambada y Joaquín Guzmán, los líderes del narco que controlan la región noroeste del país. El señuelo fueron una serie de llamadas telefónicas intervenidas que llevó a los agentes de información militar a detectar la residencia meses antes de que la aseguraran. Cuando corroboraron que el hombre que seguían era un antiguo colega suyo, la orden que se recibió desde la ciudad de México fue que actuaran a la brevedad.
Entonces apareció la “sorpresa”. La tarde del 25 de marzo un grupo especial que salió desde la comandancia de la novena zona militar, rodeó el inmueble e ingreso al lugar donde encontraron dos camionetas de lujo y un auto de modelo reciente, dentro había tres mujeres todas jóvenes, quienes hacían compañía a Manuel Orozco Ruiz, un oficial que se separó de la milicia para dedicarse a “negocios particulares” y que era seguido por sus antiguos colegas como sospechoso de servir de enlace entre militares en servicio activo y el grupo de narcotráfico que domina la región. El armamento sofisticado que se decomisó en el interior del inmueble, el dinero en efectivo –la vocería de la operación conjunta Culiacán Navolato informó que la cifra fue de 16 mil 500 dólares—más los tres kilos de explosivos plásticos y otros implementos castrenses aceleró su consignación sin que trascendiera algo más sobre la identidad del detenido.
Este hombre de 31 años resultó ser hijo del finado general de división Manuel Orozco Pimentel, un militar que ocupó importantes cargos en el ejército el último de ellos como jefe del Estado Mayor de la Defensa durante la primera mitad del gobierno de Vicente Fox, y quien falleciera de una enfermedad terminal en enero de 2003. De acuerdo a información corroborada con diferentes fuentes del ejército, Orozco Ruiz siempre fue un oficial inquieto quien en sus primeros años de servicio, luego de graduarse en los años noventa del Colegio Militar, sirvió un tiempo en el Estado Mayor Presidencial y posteriormente recibió diversas comisiones en el interior del país, una de las cuales fue en Sinaloa. En la zona se conectó con los grupos del narcotráfico a quienes empezó a servir de enlace desde la capital del estado.
La captura del hijo de quien fuera un importante miembro de la plana mayor del ejército, llevó a decretar que la información sobre su hoja de actuación, que es el curriculum de servicios que prestó en el ejército durante el tiempo que permaneció en activo, era de carácter “confidencial”. En una solicitud de acceso a la información realizada en junio pasado, la secretaría de la Defensa Nacional respondió que se había localizado a un “homónimo” del personaje aludido sin “tener la certeza de que se trate del mismo individuo”. Aun sin tener esa seguridad, la dependencia decretó la reserva de la información debido a que darla a conocer causaría un “daño probable” debido a que la vida profesional y académica de Orozco Ruiz, “implicaría revelar la preparación especial y su desempeño en tareas contra la delincuencia organizada y grupos de narcotraficantes” ya que se trata de quien “tuvo bajo su responsabilidad acciones que afectaron sus intereses”.
Semanas después a unas cuadras donde el ejército capturó a Orozco Ruíz, en una residencia del fraccionamiento Salduero en Lomas del Boulevard, las tropas detuvieron a Roberto Beltrán Burgos apodado “El doctor”, un personaje que fue identificado como “lavador” de Joaquín “El Chapo” Guzmán y quien quedó preso poco tiempo antes de que el ejército pusiera a disposición de la PGR a nueve tenientes y un capitán, acusados de filtrar información a las bandas del narcotráfico que operan Sinaloa. De acuerdo a fuentes de la institución, ésta captura fue consecuencia de la información que Orozco Ruiz proporcionó a las autoridades ministeriales que exhibió la penetración que entre jóvenes oficiales tenía el narcotráfico en esta entidad de la república.
La historia de Orozco Ruiz y el resto de oficiales detenidos tiempo después, quedó como un reflejo de la crisis que para algunos sectores dentro del ejército se vive en la actualidad entre los jóvenes oficiales quienes están en primera línea de combate al narcotráfico, y que a consecuencia de los bajos salarios y la baja moral que existe en las unidades que operan en zonas serranas, les resulta más fácil involucrarse con las organizaciones del narco quienes no dejan de tentarlos con recursos y todo tipo de bienes para que acepten colaborar con ellos.
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