Juraría que no es mi intención ser el espíritu de la antinavidad ni del antipróspero año nuevo, pero no me da la gana hacerlo. Así que brindo por las cosas que no vi, y pido silencio. Sí, silencio:
Un minuto de silencio por todos los muertos de este año.
Una hora de silencio por la apatía ciudadana que desembocó en un Estado de Derecho sobadísimo y completamente ausente; en una composición de poderes tan nefasta como un programa de Televisa o TV Azteca.
Un día de silencio por los niños que mueren de frío y hambre. Por las mujeres maltratadas en sus hogares, trabajos y en las calles. Por los ancianos que mueren sin recuperar la vida que entregaron a las empresas públicas y privadas. Por la sobreexplotación obrero-profesional. Por los alumnos de todos los niveles educativos que reciben una educación parchada, impartida por maestros haraganes, corruptos y nefastos. Por la contaminación ambiental que podría resolverse de contar con industriales y empresarios más comprometidos con el entorno (déjense ya de payasadas, la ciudadanía no contaminará jamás lo que sus fábricas lo hacen a diario).
Una década de silencio por la tergiversación de la frase “nuevo milenio”. La postmodernidad no es una excusa y la tecnocracia jamás ocupará el lugar que les fue arrebatado al humanismo y al arte, a la justicia y a la equidad.
Una década de silencio para recibir con las manos vacías y el honor en otra parte el 2010.
Felicidades.
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