Londres.- La semana pasada se anunció la puesta en marcha de un Centro de Inteligencia donde se utiliza tecnología de punta para combatir el Crimen Organizado. Se anunció que esta es una de las inversiones más grandes en seguridad pública y como resultado se podrá dar seguimiento en tiempo real a las operaciones tácticas de la policía federal. Al Presidente, la han hecho creer que con esto tendrá una mayor ventaja para combatir el crimen organizado a largo o inclusive a corto plazo y se equivocan. Es a través de políticas públicas aplicadas de manera sistemática como se combate este fenómeno. Pongo tres ejemplos para demostrar la falta de desarticulación de una política pública y la aplicación ineficiente del presupuesto en esta materia.
Una de las fortalezas del crimen organizado es su capacidad para generar flujo de efectivo, para realizar pagos y para mantener sus organizaciones. Un incentivo para pertenecer a estas organizaciones es la remuneración económica que se obtiene. La fuente de financiamiento más estable es la producción de marihuana, como he mencionado antes. La marihuana tiene un bajo costo de producción, se puede almacenar por más de 18 meses, su demanda es estable y no obedece a modas como la cocaína o metanfetaminas y el retorno de inversión en el caso de exportarla es de 68% en promedio.
Dado lo anterior, no se explica porque México es el único país en el mundo que no mide ni estima los sembradíos de marihuana. Hay países como Bolivia y Marruecos que tienen un sistema satelital que estima y detecta por lo menos dos veces al año las hectáreas producidas de cocaína y marihuana. Esto ha servido para reducir la capacidad de producción. Todos los años en la convención anual de la ONU México es el único país que no presenta este dato. El Presidente Calderón lleva a cabo una lucha contra las drogas sin saber cuánta marihuana se produce en el país. ¿Qué puede esperar? Los mismos resultados de George Bush en Irak.
Otro elemento fundamental para poder combatir el crimen organizado es a través de una mayor transparencia en la actuación de la policía. Porque no se le dio prioridad a la adecuación de las patrullas de la Policía Federal con cámaras para poder ver la actuación de los oficiales. Esta práctica común en todo el mundo (la tiene la policía federal brasileña), no se ha llevado a cabo en México. Este instrumento ha permitido detectar los abusos por parte de la policía y justificar el uso de la fuerza. La falta de este instrumento, sólo beneficia a los criminales, ya que a la hora de enfrentar los procesos judiciales, las arbitrariedades de la Policía Federal son las que hacen que los delincuentes vuelvan a quedar en libertad. Basta recordar varios casos en donde después de una intervención sin precedentes se ve como hay una complicidad entre Policías Federales y criminales, debido a la falta de supervisión.
Un tercer elemento, es la creación de una fuerza dedicada a combatir el crimen organizado. El Presidente Calderón, desmantelo uno de los logros de Vicente Fox, la Agencia Federal de Investigaciones. Al día de hoy, no hay estabilidad institucional, legal o laboral para el personal que se dedica a las labores de investigación. Una día son de la AFI, otro pasan a la PFP, otra a la Policía Federal, y los Agentes Ministeriales a veces no los dejan entrar a las escenas del crimen por la confusión imperante. La AFI, empezó siendo un caso de éxito y debería haber trascendido como institución. Los tres candidatos a la presidencia conocieron el proyecto y lo avalaron.
Hoy, México no tiene una contraparte con el FBI, no hay un cuerpo de investigación que sea el contraparte de la DEA, la falta de estas definiciones, sólo ha hecho que el personal dedicado a combatir el crimen organizado, del lado civil, este desmoralizado, sin expectativa laboral, y armado.
Suena paradójico pero un Presidente que aspiraba terminar el proceso democrático de México al instalar un Civil al frente del mando militar, y asumía que podía enfrentar al narcotráfico, sólo se ha dado cuenta que las instituciones militares son las que tienen la capacidad de presentar un diagnóstico correcto aún cuando les recorte el presupuesto en labores de inteligencia.
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