Mauricio Fernández Garza es un empresario exitoso, un millonario de Nuevo León con una carrera política cimentada en la pirotecnia, en el relámpago artificial de un estudio de TV. Hace algunos años, se paseaba sonriente entre los escaños del salón de plenos de Xicoténcatl. Casi nadie lo tomaba en cuenta. No formaba parte de la burbuja azul que mandaba y decidía en el grupo parlamentario. Con el paso del tiempo, el senador panista comenzó a mostrar un curioso brillo… en el pecho. Legisladores, periodistas, edecanes y personal de servicios parlamentarios se deslumbraban con las corbatas de seda, estampadas con figuritas de Mickey Mouse, que llevaba el actual alcalde de San Pedro Garza García. Tenía de todos colores para combinarlas con sus elegantes y finos trajes sastre. Su sonrisa, sus declaraciones estridentes y sus corbatas con personajes de Walt Disney comenzaron a cobrar fama en la Cámara de Senadores.
Con sus fuegos artificiales, Fernández Garza alcanzó hace seis años la candidatura del PAN al gobierno de Nuevo León, para enfrentar en las urnas al aspirante del PRI, Natividad González Parás, que venía de una derrota en la elección anterior. El panista, que ha dicho en público que probó la mariguana, iba arriba en las encuestas de las preferencias electorales. Los panistas se frotaban las manos ante el escenario de continuidad. Pero en 2003 hizo una declaración que pegó en la línea de flotación de su campaña y su barco azul se vino a pique. En la segunda quincena de marzo, dijo al periodista Carlos Benavides de El Universal que él estaba de acuerdo con la legalización de todas las drogas. “Yo prefiero que si ya estás grandecito y con bigotitos, pues te puedas echar tu churro y que te lo vendan en la tienda y hasta pagas impuestos y cuidas a la niñez”, expresó.
Locuaz, armó su argumento para la legalización de estupefacientes: “Si a la gente no le cae el veinte de eso y comprende que te pudiste haber hecho pipí en la cama cuando tenías cuatro años o haber probado mota cuando tenías 16, a mí no me da pena contarlo, ¿o qué creen, que los políticos somos perfectos, que no tuvimos infancia, que no tuvimos niñez o juventud?”. Y como no todos los políticos son perfectos, los electores de Nuevo León se la cobraron al panista. Fernández Garza perdió las elecciones del 6 de julio de 2003. González Parás arrebató la posición al PAN con una contundente ventaja de 58%.
El fin de semana pasado, el nuevo alcalde de San Pedro Garza García confirmó en su toma de posesión que estaba creando grupos de inteligencia y de limpieza, tema que había manejado desde el 6 de octubre, para acabar con los criminales que operan en su demarcación. Los conceptos aderezados con la información anticipada de que los secuestradores Héctor El Negro Saldaña Perales y tres de sus cómplices habían sido encontrados asesinados en una colonia de la ciudad de México. En los días subsecuentes, habló de “partirles la madre”, sin importar si acaso violaba la ley e iba a parar a la cárcel. ¡Faltaba más!
Horas más tarde de las bravatas, sicarios asesinaron al general brigadier Juan Arturo Esparza García, secretario de Seguridad Pública del municipio de García, y a cuatro de sus escoltas. Antes de la emboscada, los criminales habían amenazado al alcalde de García, Jaime Rodríguez Calderón. El escenario del crimen en la zona conurbada de la capital de Nuevo León. Horas antes del ataque, el ex secretario de Seguridad Pública de Tijuana, Alberto Capella, daba un certero análisis de las declaraciones de Fernández Garza: ha soltado a los sicarios del crimen organizado y los primeros en ser atacados van a ser los policías municipales, que son los eslabones más débiles y en la mayoría de las ocasiones terminan su jornada de trabajo y se van a casa desarmados.
¿Qué ha hecho Fernández Garza con el anuncio anticipado de la muerte de El Negro Saldaña y con la declaración de que el alcalde tiene equipos de inteligencia y limpieza? El presidente municipal, el singular panista de las corbatas de Mickey Mouse, ha soltado a la bestia.
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