-¡Son unos rajones! Sí, esos que se van a rajar, son unos rajones que no aguantan la requisitoria de un duopolio…-, soltó Pablo Gómez desde la tribuna del Senado.
Los panistas se indignaron. Pero no porque iban a cambiar su voto y con ello otorgar el privilegio –o la exención—de no pagar derechos durante dos años a aquellos que obtengan la licitación del espectro radioeléctrico para explotar la telefonía celular. No señor…,¡faltaba más!
Lo que indignó a los del blanquiazul –particularmente a Ángel Alonso Díaz Caneja y a Jorge Andrés Ocejo Moreno—fue el calificativo que les endilgó el perredista: “rajones”.
-Que retire los adjetivos…, nos debemos respeto. El adjetivo “rajones” no es propio de esta tribuna… Por el grupo parlamentario, por las damas, pido que lo retire-, pidió Ángel Alonso desde su escaño.
Pablo Gómez respondió:
-¡No retiro nada! Es preciso el adjetivo. El diccionario es muy claro y lo vamos a ver en un rato más: rajones son los que se van a rajar…
Los priistas reían. Padres del entuerto y apoyados por el cabildeo del propio Gobierno, disfrutaban este medio día el cobro de factura que les hacía el perredista a los panistas por haber votado en contra de este artículo transitorio, en la primera ocasión que el tema se votó en el Senado. Ahora los panistas tendrían que alinearse y cambiar su voto. Y Pablo Gómez los fustigaba, argumentaba, insistía:
-Son las concesiones más lucrativas que se puedan dar en cualquier parte del mundo y prácticamente no habrá competencia. Es el mundo perfecto de las oligarquías, con todo el apoyo del Estado. ¡Todo lo va a entregar el gobierno, como si no hubiera necesidades sociales, sólo privadas… Aquí no hubo gracia, hubo exención. Es el poder oligárquico el que impone sus intereses más mezquinos. ¡Rajones! ¡Entreguistas! ¡Pro-oligárquicos!
Gustavo Madero, Fernando Elizondo, José González Morfín Federico Doring, Manlio Fabio Breltrones, Jesús Murillo Karam, simplemente escuchaban y esperaban que el perredista concluyera su diatriba. Porque hoy en día, la lucha contra los poderes fácticos, la Reforma del Estado que votaron hace un año, no era a estas alturas más que un fantasma incómodo al que había que darle la vuelta. Y ante ese ánimo, Pablo Gómez concluía:
-Esto no es sólo algo que vale 5 mil millones de pesos, vale más la pérdida de soberanía. ¡Es incuantificable! No se trata nada más del dinero, sino de la capitulación ante los intereses oligárquicos.
Parecía que ahí concluiría todo, pero desde el fondo del recinto el panista Jorge Andrés Ocejo alzó su voz. ¿Reconsideraba? ¿Argumentaría su voto? ¡Noooo! Reclamaba de nuevo el adjetivo que les había adjudicado el perredista:
-El término “rajones” es injurioso en nuestra realidad-, indicaba e insistía en que Gómez lo retirara.
Ricardo García Cervantes, en funciones de Presidente de la Mesa Directiva, preguntó a Pablo por segunda ocasión: “¿Lo retira?”
Pablo Gómez respondió de nuevo:
-¡No! Y me solidarizo de paso con la senadora Beatriz Zavala… (quien recientemente calificó la actitud de los senadores los priistas de “cobarde”)
Reventaron las carcajadas desde el ala perredista. Al otro lado del salón, Beatriz Zavala sonrió. Y el senador Ricardo García Cervantes otorgó los últimos comentarios sobre el tema:
-En nuestro país están prohibidas las exenciones. Y si es exención, es inconstitucional; y si es inconstitucional –ya sea por la vía de la controversia o por la vía del amparo—habrá de conocer del tema la Suprema Corte. Lo habremos de ver.
PRI, PAN (con algunas excepciones), PVEM y Convergencia hicieron caso omiso de tal advertencia. Otorgaron su voto a favor del artículo 244-E de la Ley Federal de Derechos. PRD y PT fueron por el no. El resultado final fue: 66 votos a favor, 38 en contra y tres abstenciones.
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