miércoles, 18 de noviembre de 2009

México Pirata 2.0

Fausto Pretelín

November 18, 2009

Muy pronto, si las tendencias no se sublevan en contra de la bomba demográfica, Suecia será gobernada por los piratas. Hoy, el partido Pirata, es la tercera fuerza política pero la primera entre los integrantes de la demografía juvenil (menores de 30 años).

Entre los objetivos del Partido Pirata sobresalen el final de las patentes, descargas de todo tipo en internet para impulsar la sociedad de la información y apoyar la total transparencia. En éste último tema Noruega ha dado un paso adelante; a través de internet todo ciudadano puede consultar las declaraciones fiscales de su vecino, pariente, familiar o enemigo.

¿Te imaginas que las declaraciones fiscales de Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Germán Larrea, Ricardo Salinas Pliego, Roberto Hernández Ramírez, Alfredo Harp, entre otros, estuvieran al alcance de un clic de tu computadora? ¿Quiénes son evasores? ¿Quiénes cumplen con las obligaciones hacendarias? Me imagino que en los aeropuertos, casetas de cobro en las carreteras, estaciones de metro, estadios de futbol, entre otros lugares públicos, fotografías de empresarios, en enormes vallas publicitarias, acompañarían a la pregunta: ¿Eres evasor como él?

¿Te imaginas que un Partido Pirata desplace a los mediocres actores como el Partido del Trabajo, el Verde, Nueva Alianza o Convergencia? La realidad es otra. Tendría que recurrir a la notación científica para pensar en el número de años que tendremos que recorrer para encontrarnos con las atmósferas de Noruega o Suecia.

México nunca tendrá un Partido Pirata porque en la sociología del mexicano promedio se encuentra empotrada la trampa. En México tenemos la cultura pirata 2.0. Es decir, integrada por los avances de la creatividad inimaginables e inalcanzables. En la metáfora de “los diablitos” duerme una realidad que intranquiliza a quien desea vivir en un mejor país. La desigualdad social incentiva a realizar trampas. Pero el problema no se focaliza en los estratos más desprotegidos. Ocurre entre los académicos, escritores e intelectuales en general.

¿Te imaginas a Denisse Dresser, la sapiente académica con lenguaje cristalino, robándose un texto de Jorge Chabat para firmarlo con su nombre de marca?

¿Te imaginas al culto y reconocido académico del COLMEX, Sergio Aguayo, enseñando la palma de su mano al cielo para pedir su calaverita a una secretaria de Estado durante el sexenio de Vicente Fox con el loable objetivo de pagar el mantenimiento de su departamento en Barcelona?

¿No soltaste una lágrima al leer la explicación de la apreciable señora Guadalupe Loaeza sobre el robo que cometió a una periodista argentina? Di-ver-tí-cu-los. Di-ver-ti-da explicación.

¿Has visto la metamorfosis de los intelectuales que asiduos a visitar la casona de Chivatito?

¿Cómo estudiante universitario qué pensaste cuando recibiste un correo anónimo informándote que tu profe carismático, Rafael Fernández de Castro, robó una líneas a un investigador gringo para pegarlas en su columna de Reforma?

Detrás de la frase del escritor Álvaro Pombo: “Porque el futuro gravita sobre nosotros, por ejemplo, desanimándonos”, se encuentra una sórdida realidad. ¿Cómo caminar hacia el futuro con la generación que tenemos? ¿Cómo cambiar a México si nuestro gremio “pensante” se encuentra intoxicado por la corrupción? Los periódicos dirigen dardos al sector político. Pero qué clase de dardos se dirigen a los opinólogos que alimentan a los que, con saciedad, demandan novedades. ¿Por qué la confianza debe de ser monopolizada por nuestros políticos? Es verdad, escuchar a Porfirio Muñoz Ledo hablar de justicia, resulta tan absurdo como querer enseñar el idioma chino a un tapatío de 102 años de edad.

La economía no se equivoca. En la sumatoria de intereses personales se encuentran los inventivos para maximizar los útiles más bajos del ser humano. Los más corruptos.

Al otro lado de la sumatoria se encuentra un país vejado. La tradición es el riel por el que viajan los paradigmas. Y la asociación entre las palabras crisis y economía distrae. La verdadera crisis mexicana es su piel cultural. Cercenada de ética, se le ha colocado una especie de prótesis con la que se simula el “amor por mi país”.

Cuando las palabras abandonan a su significado algo triste ocurre en nuestro país. Las críticas, los señalamientos, los adjetivos, los acentos…ya no dicen nada. Los intelectuales convertidos en fontaneros cuya misión es provocar la fuga de nuestro futuro hacia el pasado.

Es México Pirata 2.0.

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