miércoles, 25 de noviembre de 2009

"En esta guerra no hay prisionereos, hay desaparecidos o muertos"

EjeCentral

La muerte de "Comandante Ramiro" cabecilla del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente, ocurrida casi al mismo tiempo que la liberación de los dos dirigentes históricos de la organización, encierra una aparente paradoja

Jorge Lofredo*

La única escisión eperrista reconocida oficialmente, el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), ha sido la única en diez años que ha sido descabezada. Ahora por segunda vez.

Este hecho, aparte de la relevancia que guarda para estas cuestiones, encierra en sí mismo una aparente paradoja: la muerte del ‘Ramiro’ sucedió casi al mismo tiempo que la liberación de los dos dirigentes históricos de la organización, Jacobo Silva Nogales y Gloria Arena Agis.

La ausencia de pronunciamiento del grupo armado le otorga un grado mayor de incertidumbre a lo sucedido, donde organizaciones sociales guerrerenses ponen en duda la veracidad de lo publicado. En este aspecto, y ante la abundancia de conjeturas y versiones, conocer su texto será fundamental.

Para que exista un nexo entre una y otra cuestión debe considerarse una maniobra de doble sentido: un mensaje para los recientemente liberados y con un contenido donde se pretende establecer como único móvil el ajusticiamiento intestino.

Por un lado, debido a que ambos (Jacobo y Gloria) pueden conformarse como referentes opositores en torno a la Otra Campaña y con la consecuente articulación de un discurso radical a las puertas del 2010. A la vez, limitar el margen de maniobra para establecer alianzas con organizaciones políticas y sociales.

Y por otro, vaciar de contenido cualquier cuestionamiento que provenga de la guerrilla y sus líderes –reducir accionar e ideario guerrillero a cuestiones de vínculos familiares y/o delincuenciales– omitiéndole cualquier sustento político-social a su existencia. (Reconocerlo implicaría otorgarle razón de ser.)

Pero también pueden encontrarse, al menos, otros dos elementos a considerar: la zona donde registra actividad el ERPI está signada por violencias entrecruzadas de distintos signos e intereses, la presencia del Ejército y paramilitares; por tanto, la caída de Ramiro revela una nueva falla de seguridad interna de la organización.

Y la otra es una razón dirigida directamente a los grupos guerrilleros. En esta “guerra” no hay prisioneros sino desaparecidos y/o muertos.

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